Foto correspondiente al año 1959, boda
de mi vecina y amiga de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava;
Genoveva Fariña Hernández (fallecida). Vemos al recordado doctor don Máximo
Martín y Martín muy sonriente acompañado por su segunda esposa doña María
Victoria Machado.
La señora sentada por la derecha es mi
tía Esperanza Rodríguez Fernández, al lado y de espalda dos sacerdotes
salesianos, don José Rodríguez y don Antonio Montero Marroquí, entonces
director y prefecto del Colegio de San Isidro de La Villa de La Orotava.
Conocí al doctor don Máximo Martín y
Martín, cuando era un niño en casa de mis padres en la calle El Calvario de la
Villa de La Orotava. Era el médico de mi familia, un hombre del pueblo,
solidario, acogedor y campechano. Operó de la apendicitis a mi hermana Fina en
su clínica Nuestra señora de Las Nieves ubicada entonces en la calle de San
Juan, también operó a mi cuñado Alejandro González de Chaves y Díaz hermano de
mi mujer Antonia María González de Chaves y Díaz cuando solo tenía tres o
cuatro años.
Atendió a mi padre Juan Álvarez Díaz a
lo largo de su enfermedad, una trombosis que le sobrevino cuando solo tenía
cuarenta años de edad, siempre estuvo a su disposición hasta el día de su
muerte acaecida el día 27 de octubre del año 1965, con 57 años.
Sabía que el doctor don Máximo Martín y
Martín procedía de la isla de La Palma, había estudiado en Madrid y
Salamanca, casó en primera nupcias con la polifacética dama orotavense Doña
Nieves Lugo y Viñas y Benítez de Lugo, de cuyo matrimonio tuvo cinco hijos:
Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel Ángel.
Y en segunda nupcias al fallecimiento de su primera esposa con Doña María
Victoria Machado, con la que no tuvo descendencia alguna.
Popularmente tenía su consulta en el
patio de la casa de su suegro el naturalista y amigo del árbol el orotavense –
palmero Don Antonio Lugo Viñas y Massieu, en la calle de La Hoya 37, hoy
Hermano Apolinar.
Su primera mujer, era una especialista
en todos los deberes hogareños, en especial destacaba, en las fotografías,
pintura, música y en el cine, en este séptimo arte llegó a hacer una
encantadora película de cinta y proyector súper 8 (pasada actualmente a video)
con un guión de escenas infantiles titulada “LA SORTIJA ENCANTADA”. Fue madrina
primero de la Banda de Música Municipal de La Orotava y después de la Banda de
música de la Agrupación Musical Orotava, donándole un óleo de la patrona Santa
Cecilia que veló basándose de un cuadro igual que se conserva en la casa del
músico Juan José Villar en el Barranquillo. El óleo habita en el cuarto de
ensayo de la banda de música, en el actual parque cultural de Doña Chana, en la
época de la Banda Municipal lo sacaban en procesión en unas andas de madera en
forma de una lira musical. Posteriormente donó una pequeña imagen de Santa
Cecilia que los músicos procesionan en la actualidad. Su hija María Candelaria
ostenta el cargo de madrina perpetua de la Banda de Música de la Agrupación
Musical Orotava que le legó su madre.
Doña Nieves fue fiel compañera de Don
Máximo su esposo en todos los trabajos referentes a la medicina, falleció muy
joven cuando aún todavía empezaba a disfrutar de su vida.
Du hija María Nieves Martín y Lugo Viñas
en el mes de junio del año 1956 se convirtió en la primera Romera Mayor de la
Romería de San Isidro y Santa María de la Cabeza de la Villa, elegida en el
transcurso del baile de mago celebrado en dicha sociedad en la antigua sede de
la calle de San Agustín. Su hijo mayor Máximo Martín y Lugo Viñas continuó la trayectoria
de su padre, estudiando medicinas en Madrid y especializándose en enfermedades
del abdomen.
El recordado Doctor Don Máximo Martín y
Martín, por ser un hombre del pueblo, solidario y preocupado por todos los
orotavenses menesterosos y sobre todo por los entonces niños. Siempre he
manifestado que al doctor don Máximo Martín y Martín oriundo de la isla bonita
de La Palma, necesitaba un merecido homenaje popular del Pueblo de la Orotava.
Cuando su hija María Candelaria Martín y
Lugo Viñas me vino a pedir la firma para solicitar del excelentísimo
Ayuntamiento orotavense una calle para su padre, le indiqué que lo ideal sería
convertir en Paseo del doctor don Máximo Martín y Martín, la vía de la parte
izquierda de la Plaza de San Francisco (obra y diseño de su abuelo don
Antonio), del Sur al Norte, allí entonces estuvieron las fabricas de gaseosas
ANDOMI, la fábrica de mosaicos de don Adolfo Herreros, zapatería de maestro
Pedro, una Herrería y el Molino de gofio de San Francisco. Como ese entorno es
lo que más transcurrió profesionalmente el doctor desde su despacho de su casa
de la calle La Hoya (Hermano Apolinar), su clínica de Nuestra Señora de Las
Nieves de la calle San Juan, hasta la casa de Socorro en el entresuelo de San
Francisco y el Hospital de la Santísima Trinidad, pensé que era el mejor regalo
que el pueblo de La Orotava le ofrecía. Al final se aprobó por unanimidad de
los grupos que forman el pleno del Ayuntamiento homenajearlo cerca de ese
hábitat con la colocación de una placa en la esquina de la mansión que habitó,
actualmente propiedad municipal en las calles; La Hoya y San Francisco. En este
sentido, creo que más vale algo que nada, pues a don Máximo Martín y Martín se
le merece tanto la colocación de una plaza como el nombre de una calle.
Solo me he limitado a hablar del
inolvidable y solidario doctor don Máximo Martín y Martín, tal como le conocí
desde que era un niño. A continuación querido lectores pueden leer su vida
curricular y profesional que el amigo Isidoro Sánchez García discursó el pasado
jueves 28 de junio 2012 en el descubrir de una placa conmemorativa en su honor.
Desde hace tiempo, estoy esperando datos biográfico de este recordado e
inolvidable doctor palmero orotavense don Máximo Martín y Martín, por parte de
su hijo menor Miguel Ángel Martín y Lugo Viñas. Siempre que me lo tropezaba por
las calles de la Orotava se lo recordaba, me pedía el teléfono, pero nunca me
llegaban. De cualquier modo su biografía está ahí, y se presentó en el
ayuntamiento orotavense. Me alegro que los trámites y el trabajo realizado por
los familiares y por el amigo Isidoro Sánchez García tengan sus frutos y
esperanzas. Puesto que don Máximo Martín y Martin, a parte de su inmensa labor
sanitaria en la villa, actuó también en el nacimiento de la facultad de
medicina de la universidad de la Laguna, en encomendar a muchos hijos de La
Orotava a los estudios de la ciencias médicas, tanto en lo que a doctores se
refiere como a practicantes sanitarios, enfermeros e incluso apadrinó a muchos
en la administración del Cabildo Insular de Tenerife.
Don Máximo Martín y Martín que llegó a
la Orotava recomendado por el entonces alcalde de la localidad palmera de San
Andrés y Sauce al que iba a ser su futuro suegro don Antonio Lugo y Viña y
Massieu, empezó a trabajar como director de la Casa de Socorro de la Villa.
Inaugurada en el año 1934 que gran servicio socio - sanitario presto al
Valle de La Orotava durante muchísimas décadas del siglo XX. En el evento
participaron los señores: Leoncio Estévez Luís “comisario municipal y
presidente de la Cruz Roja Local”, Gerardo Martín Herreras “médico”, Felipe
Hernández y Hernández “practicante”, Antonio Martínez Casañas “médico”, Tomás
Cerviá “médico”, Pedro Melián “practicante”, Félix Sosa Hernández “Concejal”,
Lucio Illada Quintero “Teniente de Alcalde”, Manuel González Pérez “Alcalde”,
Jerónimo Carrillo “concejal”, Feliciano Jerez Veguero “médico”, y Miguel
Rodríguez Vivas “médico”.
Apuntes que leyó mi amigo de la infancia
de la calle El Calvario de La Villa de La Orotava; Isidoro Sánchez García, en
el acto homenaje al recordado doctor don Máximo Martín y Martín, el jueves 28
de junio del 2012: “… Ilustre Sr. Alcalde del Ayuntamiento
de la Villa de La Orotava. Señores miembros de la Corporación, familiares y
amigos de don Máximo, señoras y señores. En febrero de 2011 tuve la
satisfacción de proponerle al Ayuntamiento de esta Villa de La Orotava, en
nombre propio, de los familiares y de algunos ciudadanos que hoy nos acompañan,
la incoación de un expediente para que reconociera oficialmente de acuerdo con
el Reglamento de Honores y Distinciones, la figura de un médico ejemplar: Don
Máximo Martín y Martín. Al año siguiente, en abril de 2012, el Pleno del Excmo.
Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, adoptó por unanimidad de los miembros
presentes, con fecha 24 de abril, el acuerdo de colocar una placa en la fachada
del edificio que fuera residencia de don Máximo, calle Hermano Apolinar, nº 37,
como reconocimiento institucional a la labor profesional y social realzada por
el mencionado doctor. Hoy, jueves 28 de junio de 2012, estamos reunidos en esta
esquina de la Plaza de San Francisco un grupo de ciudadanos, para asistir a un
acto sencillo pero entrañable presidido por el Sr. Alcalde del
Ayuntamiento la Villa, en el que se va a cumplimentar el acuerdo
municipal al inaugurar una `placa en recuerdo de un profesional de la Medicina,
médico ejemplar, que se llamó don Máximo Martín y Martín. En lugar de emigrar a
Cuba se vino para La Orotava y aquí echó sus raíces.
BIOGRAFÍA DE DON MÁXIMO. Don Máximo
Martín y Martín nació en el municipio de San Andrés y Sauces, en la isla de la
Palma, el 29 de Mayo de 1910. El año en que también vinieron al mundo dos
personajes singulares de la literatura hispana: (I) Dulce María Loynaz que
viajó a la Palma para disfrutar “Una semana fuera del Mundo”, y (II) Rafael
Alberti, el poeta andaluz al que tanto le gustaban los dragos canarios como a
don Máximo. Hijo de don Antonio Martín Herrera y Doña Celedonia Martín
Rodríguez, don Máximo es el mayor de tres hermanos y vive en el seno de una
familia de clase media dedicada a la agricultura, principalmente al cultivo de
la caña de azúcar, con un trapiche de su propiedad.
Su primera inquietud fue emigrar a Cuba,
como buen palmero, para trabajar en el negocio de la caña de azúcar que ya
conocía. Su padre le hace desistir y le pide que estudie primero el
Bachillerato y luego se dedique a lo que quiera. Empieza los estudios a los
dieciocho años en Santa Cruz de la Palma y los termina un año después en la
Laguna, con Premio Extraordinario. Es decir que empieza y termina en sólo dos
años.
A su regreso a Los Sauces insiste en
emigrar a Cuba, pero su padre le encarga que viaje a Málaga a visitar al
Marqués de Larios, con quien ya tenía una relación comercial, para cerrar un
negocio. No llegan a un acuerdo y su padre le dice que siga viaje a Madrid y
estudie una carrera universitaria. El joven palmero piensa en ser ingeniero de
Caminos, Canales y Puertos, pero al plantearse el coste y tiempo de la misma
decide estudiar Medicina y se da un plazo de tres años para terminarla,
objetivo que consigue alternando Madrid y Salamanca. Bachillerato y Medicina en
cinco años. Un caso excepcional.
De esta época hay que destacar varios
aspectos. Sus profesores alaban su extraordinaria inteligencia y capacidad de
trabajo. Le apodan “Cajalito”, haciendo referencia a don Santiago Ramón y
Cajal. Estudia cuatro horas diarias todo el año de cuatro a ocho de la tarde,
para después dar su habitual paseo, de ocho a nueve, por la Plaza Mayor de
Madrid y también de Salamanca, centros de la vida social de ambas ciudades en
aquella época. En Salamanca practica el boxeo los sábados por la tarde y los
domingos es el portero de la U.D. Salamanca cuando jugaba en casa.
Allí comparte pensión con otros estudiantes canarios, entre otros con nuestro
paisano don Juan del Castillo Díaz.
En Madrid hace las prácticas de Medicina
y Cirugía en el Hospital de San Carlos y tiene como profesores a los Doctores
Carlos Jiménez Díaz y Gregorio Marañón Posadillos, quienes tuvieron una gran
influencia en su formación. Le admiran por su talento y les proponen al Doctor
Martín y Martín que se quede con ellos en Madrid con la intención de prepararle
para hacer cátedra. Don Máximo le da dos razones para rechazar tan honrosa
oferta. La primera es que no tiene medios económicos para seguir en Madrid y la
segunda que habrá una guerra civil y prefiere regresar a su tierra.
Se licencia en Medicina y Cirugía el 13
de octubre de 1933 y regresa a Los Sauces con la intención de ser Director de
la Casa de Socorro del municipio, pero llega tarde porque la plaza se acaba de
adjudicar. Entonces el alcalde palmero le da una carta de recomendación para
don Antonio Lugo y Massieu, un ilustre palmero que residía en La Orotava, y
quien, cosas del destino, sería posteriormente su suegro. Mediante sus
gestiones Don Máximo es nombrado Director de la Casa de Socorro de La Orotava
junto al Hospital de la Santísima Trinidad. Se da de alta en el
colegio de médicos el 9 de Abril de 1934 con el número 199, y a continuación
abre su primera consulta en una casa situada frente a la Plaza del
Ayuntamiento. Comienza aquí su carrera como médico en la Villa de La Orotava.
Contrae matrimonio el 15 de Noviembre de
1934 en la Parroquia de la Concepción de esta Villa con la Señorita Nieves
Lugo – Viña y Benítez de Lugo. Fruto de este matrimonio son sus cinco
hijos: Máximo, María de Las Nieves, María del Carmen, María Candelaria y Miguel
Ángel. Poco después traslada su consulta al patio de la casa de su suegro, en
la calle de La Hoya 37, hoy Hermano Apolinar.
En 1936 abrió en La Orotava la
Clínica Nuestra Señora de las Nieves en la calle de San Juan 10, en la
antigua casa de su suegra Doña María Benítez de Lugo y Velázquez. Fue la
primera clínica privada del norte de Tenerife. Su existencia hizo posible que
muchísimos enfermos y familiares no tuvieran que trasladarse a las de Santa
Cruz lo que supuso comodidad y ahorro para la gente de la zona. Allí se
practicaba tanto la medicina como la cirugía, maternidad, etc., Los grandes conocimientos
médicos de don Máximo. Especialista también en Niños, hicieron posible dos
cosas de extraordinaria repercusión: (I) el descenso de mortalidad infantil y
(II) los nuevos métodos de tratamiento domiciliario de la tuberculosis.
Fue un antes y un después. Todavía viven muchas personas que pueden dar
testimonio de ello.
Durante la guerra civil y hasta 1944
ejerció como alférez medico en el cuartel de San Agustín de esta Villa, situado
frente a la casa de la calle Calvario donde vine al mundo en 1942, por lo
que don Máximo asistió a mi madre en el parto actuando de comadrona doña
Modesta Díaz. Inicialmente don Máximo había solo movilizado, a petición del Dr.
Tomás Zerolo, para destinarlo a Hospitales de campaña, pero al quedarse el
Norte de Tenerife sin médico militar, se optó porque ocupara ese puesto.
Finalizado su compromiso militar es
nombrado Director del Hospital de la Santísima Trinidad y Asilo de
Ancianos de la Orotava. Después de muchos años de trabajo incansable
en esta institución propone al Cabildo de Tenerife, por motivos de salud, que
le sustituya su médico personal, amigo y colaborador, el DR. Buenaventura
Machado Melián.
Los mejores testigos de su labor son las
Hermanas de la Caridad de la época y los descendientes de las personas atendidas
allí. Quiero recordad a la irrepetible Sor Severina, ayudante personal en
el quirófano, y a los practicantes Pedro Melián, Sandalio Reyes, don Felipe
Hernández y su hijo Luis. Todos ellos constituían un grupo de trabajo
como no se había conocido antes en La Orotava. En el entorno de la
Plaza de San Francisco se vivió un ambiente médico – sanitario que formó parte
de la historia de esta Villa: las consultas de los doctores don Domingo
González, Don Máximo Martín y Don Buenaventura Machado, y en medio, la farmacia
de Don Carlos Domínguez.
Entonces los doctores Don Tomás Zerolo y
Don Tomás Cerviá, le propusieron a don Máximo que se fuese a trabajar con ellos
a Santa Cruz de Tenerife para conformar el equipo médico del que luego fue el
Centro Médico, pero él declinó la honrosa oferta alegando que su vida, familia
y obligaciones ya estaban enraizadas en la Orotava. Para el bien de
todos no se marchó.
Pero llegó el momento en que la salud de
este trabajador infatigable empezó a fallar. Primero fue una apendicitis aguda
de la que tuvo que ser operado de urgencia en su propia clínica, con la
participación de don Tomás Zerolo como anestesista, de sus colaboradores
habituales y de su médico personal y amigo el Doctor Buenaventura Machado. Me
contaron que don Máximo, consciente, tomó parte en su operación.
Luego, en junio de 1956, sufre su primer
infarto, tan grave que le pone de nuevo a la puerta de la muerte.
No quiso ser ingresado en el Hospital de Santa Cruz, prefiriendo quedarse
en su casa bajo la vigilancia continua de Don Buenaventura. Una vez más su
médico amigo está a su lado. Inexplicablemente a los dos meses vuelve a
trabajar.
En aquella época lo más duro para don
Máximo fue la enfermedad y muerte de su esposa, el 14 de octubre de 1958, Doña
Nieves Lugo era el amor de su vida, su mano derecha en la consulta, centro y
vida de toda la familia. Recientemente se le rindió un homenaje
con motivo del centenario de su nacimiento por otras facetas de su vida. Desde
ese momento renunció a la dirección del Hospital y dejó de hacer visitas a
domicilio, porque le faltaron las fuerzas de tantos años dedicados a los demás.
Don Máximo contrajo matrimonio en
segunda nupcias con doña Victoria Machado y falleció a consecuencia de un
aneurisma de aorta, el sábado 27 de junio de 1981. El mismo año en que se
fueron también dos ilustres personajes de la vanguardia artística canaria (I)
el poeta gomero Pedro García Cabrera, y (II) el majorero Juan Ismael González
Mora. El doctor palmero contaba con 71 años de edad y fue enterrado en La
Orotava el domingo 28 de junio, día grande de la Romería de San Isidro y
de Santa María de la Cabeza, patronos de esta Villa,
De su vida y obra ya está casi todo
escrito en este resumen biográfico. Detrás de su fuerte personalidad había un
espíritu humanitario, sumido de la justicia y compromiso con los más
necesitados, a quienes atendía gratuitamente con total dedicación. No solamente
su médico sino también amigo y consejero en asuntos no relacionados con la
medicina. Tenía una manera de dar ánimo, trasmitir ilusión por la vida,
paz y serenidad. Siempre tenía la palabra adecuada para cada persona y
situación. De todo ello pueden dar fe todos aquellos que le conocieron y aun
viven.
Creo que la Villa de La Orotava con este
acto de hoy, puede sentirse satisfecha y orgullosa de haber tenido en su
historia a un médico ejemplar como don Máximo Martin y Martin. Felicidades al
Ayuntamiento y a la familia. Muchas gracias…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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