domingo, 30 de abril de 2017

JOSÉ ANDRÉS GONZÁLEZ BARREDA



Nació en La Orotava, el día 30 de noviembre de 1932. Hijo de Eugenio y de Consolación, era el más pequeño de ocho hermanos, por orden: Eugenio, Julia, Juan, Dominica, María Luz, Pedro, Antonio y José Andrés.
Su padre, Don Eugenio González, dedicado a actividades de compraventa y galerías de agua, falleció cuando José Andrés tenía doce años, por lo que su hijo primogénito, del mismo nombre, asumió desde ese momento el papel de padre de familia.
Los primeros estudios de José Andrés transcurrieron en el Colegio de La Concepción de la Orotava, ubicado en la actual sede del Ayuntamiento de La Orotava, siendo profesores en aquella época Don Ángel Vilbazo, Doña Teresa, y el padre Avendaño, entre otros.
Más tarde, cursó el Bachillerato en el Colegio Farrais de la misma Villa, época en la que comenzaría a sentir su vocación de la Medicina. Recientemente acabo de encontrar en mis archivos, fotocopias de las notas del examen de ingreso al bachillerato, en la que refleja un sobresaliente – matrícula de honor.
Por entonces, su hermano Eugenio realizaba el servicio militar en Sanidad, destinado en los Hospitales Militares de Santa Cruz de Tenerife, Málaga y Larache, donde ejercería labores de Enfermería, matriculándose en la Licenciatura de Medicina, si bien la responsabilidad de la familia le impidió continuar. Posteriormente asumiría el cargo de Secretario Judicial de La Laguna y Santa Cruz. Tal vez las primeras andanzas de Eugenio influyeran en José Andrés a la hora de orientar sus estudios, quien en 1950 realizó el ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife, sito en la calle Sabino Berthelot.
Concluidos estos estudios, se matriculó en la Jefatura Provincial de Sanidad en la titulación de Practicante en Medicina y Cirugía. Realizó el primer y segundo año de carrera en el Instituto Provincial de Sanidad. Sus profesores fueron Don Ángel Vinuesa Álvarez (Jefe Provincial de Sanidad), de quien fue discípulo aventajado, Don Antonio Bencomo, y Don Isidoro Hernández.
Posteriormente, fue examinado por el Tribunal de la Facultad de Medicina de Cádiz, integrado por los Catedráticos Muñoz y Rovira.
Simultaneó sus estudios con las prácticas en calidad de meritorio en el Hospital Nuestra Señora de los Desamparados, siendo Director Don Luis Gabarda.
El 1 de octubre de 1953 se graduó, recibiendo el Título de Practicante. Poco más tarde comenzaba su andadura profesional como Practicante en la Seguridad Social de La Orotava por baja de Don Felipe Hernández. Posteriormente ejercería como ayudante de Tocoginecología del Doctor Don Enrique Sáenz Tapias.
El 17 de noviembre de 1956 recibió de la Escuela Nacional de Sanidad el Diploma de Auxiliar Sanitario. El 9 de julio de 1958 contrajo matrimonio con Doña María Candelaria González de Chaves Pérez.
Sin abandonar la Tocología, por estas fechas sustituiría también a Doña Antonia Violán Ferrer, comadrona, y más tarde ejercería esta especialidad en su cargo de Titular de Beneficencia.
Precisamente Antoñita, como era conocida por sus colegas, trajo al mundo el 15 de febrero de 1960 a su primera hija, de nombre María Candelaria, como su madre.
Entre 1960 y 1966 trabajó como locutor y realizador de informativos locales en la emisora La Voz del Valle, en La Orotava, “con notable acierto y perspicacia periodística”, en palabras de Don José Siverio Pérez, Canónigo Doctoral de la Iglesia Catedral y Licenciado en Ciencias de la Información.
El 21 de junio de 1962 nació su segundo hijo, al que él mismo trajo al mundo y que recibió su mismo nombre, José Andrés.
El 16 de abril de 1963, tras haber superado las oposiciones nacionales de Asistencia Pública Domiciliaria (A.P.D.) con la segunda mejor calificación,  tomó posesión de la plaza de Practicante Local de Sanidad (Titular Único) del Ayuntamiento de La Mudarra, en la provincia de Valladolid, adonde se trasladó a prestar dichos servicios. Este viaje dio lugar a una relación muy especial con aquella ciudad, la cual siguió visitando cada vez que sus obligaciones se lo permitían dadas las buenas amistades que trabó en este destino. Precisamente, durante su estancia, coincidió con el también orotavense Ilmo. Sr. D. José Estévez Méndez, por entonces Gobernador Civil de Valladolid, algo que sin duda consolidaría su posterior amistad.
El 24 de noviembre del mismo año asistió de nuevo a su esposa en el nacimiento de su tercer hijo en Tenerife, Jesús Alberto.
El 10 de julio de 1965, José Andrés fue trasladado por concurso y tomó posesión de la plaza de Practicante Local de Sanidad (Titular Único) del Ayuntamiento de Vallehermoso, en la isla de La Gomera.
El 19 de abril del año siguiente, una vez más, trajo al mundo a su cuarto hijo, Eugenio Cristóbal.
Pasado algún tiempo, solicitó la excedencia para ocupar una plaza de Practicante en la Casa de Socorro de la Mancomunidad del Valle de La Orotava* con el objeto de regresar a Tenerife y estar más cerca de su ya numerosa familia. En este centro, José Andrés alcanzaría gran popularidad por su carácter abierto y su profesionalidad, en un tiempo en el que la figura del Practicante aliviaba las tareas de los pocos médicos que había en el Valle de La Orotava.
El 21 de agosto de 1970 realizó el Curso Nacional de Medicina de la Educación Física y el Deporte, impartido por la Delegación Nacional de Educación Física y Deporte. Ese mismo año, en su afán por estudiar la carrera de Medicina, se matriculaba en la Facultad de Medicina, en la que permanece varios años, pero que lamentablemente abandonó por las responsabilidades familiares.
El 23 de marzo del año siguiente nació su quinto hijo, Fernando José.
El 6 de diciembre de 1972 recibió el Título de A. T. S. de Empresa expedido por la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, que le procuró su primer trabajo como A. T. S. de Empresa en la firma Manuel Martín Méndez*, en La Orotava.
El 10 de abril de 1974, transcurrido el período de excedencia, José Andrés pasó a cubrir la vacante de Don Pedro Melián,* como Practicante en Propiedad de la Plaza de la Casa de Socorro de la Mancomunidad del Valle de La Orotava.
Más adelante, ingresaba en el Servicio de Urgencias de la Seguridad Social de La Orotava como Practicante, y aún le quedaría tiempo para abrir una consulta particular en la Avenida José Antonio de La Orotava, en la que su esposa le acompañaría como valiosa ayudante. Entre sus vecinos en este edificio, casi enteramente ocupado por profesionales de la medicina, se encontraban los médicos Don Miguel Ángel Pérez Delgado, Don Buenaventura Machado Melián, Don Juan Hogdson Lecuona, Don Francisco Salamanca de la Peña y el odontólogo Don Antonio Lorenzo, hoy también fallecido.
En esta década también realizó en el Colegio de Médicos de Santa Cruz de Tenerife un Curso de Alergología con personalidades como el Dr. Doménech y el Dr. Souto Martínez, entre otros, que le brindaría la posibilidad de colaborar con el también prestigioso alergólogo Don Fernando de la Torre Morín en el norte de la isla, lo que le abrió una importante y recordada vía profesional.
El 16 de diciembre de 1976 fue nombrado Oficial Tercero de Brigada de Tropas de Socorro de la Cruz Roja Española por la Asamblea Suprema de la Inspección General de Tropas y Parques.
El 22 de junio de 1977 nació su última hija, Patricia Paola.
Al jubilarse Don José González Casanova, y considerando que José Andrés contaba con los méritos suficientes para ocupar su plaza, fue nombrado Practicante Local de Sanidad de La Orotava el 1 de mayo de 1988, tomando posesión de su cargo el día posterior. En su labor de Practicante Local de Sanidad, sería responsable de muchas campañas de vacunación, bajo la dirección del Médico de Sanidad, Don Manuel Linares.
En esta época, todavía guardaba tiempo para prestar sus servicios en el Hospital de la Santísima Trinidad de esta Villa.
En 1995 se prejubiló y la plaza de Practicante Local de Sanidad se amortizaría tras su marcha.
En 1996 cerró su consulta particular, aunque hasta hace muy poco y desde sus comienzos nunca dejó de atender a sus pacientes particulares a domicilio, algo que hacía con fervorosa dedicación. De hecho, lejos de abandonar la profesión y desde antes de su prejubilación, por su condición de Practicante de Empresa colaboró con el Servicio de Enfermería del Complejo Turístico Municipal Costa Martiánez del Puerto de la Cruz.
Su afición por el Periodismo, que le había llevado a ser locutor y redactor, le animó a matricularse en 1997 en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna con excelentes resultados. Aunque nunca ejerció la profesión, siempre sintió inquietudes por la redacción periodística, literaria, y por cualquier tipo de expresión de la lengua, devorando todo libro, manual o diccionario que estuviese a su alcance.
Su también insaciable interés por la Historia le hizo ser merecedor del Título de Ilustrísimo Caballero del Real Monasterio de Yuste, siendo investido el 18 de octubre de 2003 en dicho Monasterio, en Yuste, provincia de Cáceres, donde el Emperador Carlos V pasó sus últimos años y fundó la prestigiosa Orden.
A José Andrés, Pepe, o Barreda, como muchos lo conocían, todos lo refieren por su elegante vestimenta de traje y corbata. En su faceta profesional, destacó su devoción por la Cirugía, sin dejar de lado la Alergología o la Tocoginecología. Pero es evidente que numerosos pacientes lo recuerdan por sus “obras de arte quirúrgicas”, que siguió practicando cada vez que surgía la ocasión.
En la faceta personal de José Andrés era patente su mente inquieta, y su vida estuvo siempre impregnada por su continuo afán de aprender y conocer. Se mostraba siempre serio en su trabajo, aunque alegre y jovial en la calle, muy humano, generoso y desinteresado.
Deportista en su juventud, era además muy familiar y hogareño. José Andrés entregó su vida al trabajo y contó con la suerte de que su profesión era un auténtico deleite para él, y su experiencia una garantía para sus pacientes.
Entre sus aficiones fue popular su pasión por la guitarra y el timple, que manejaba virtuosamente a pesar de ser autodidacta, del mismo modo que la colombofilia, siendo socio federado de la asociación tinerfeña durante muchos años.
Carpintero, tapicero, locutor de radio, practicante, esposo, padre, abuelo y amigo, Pepe Barreda nos ha dejado, pero su huella queda marcada en este humilde pueblo y su obra grabada en el corazón de todos los villeros y de los que tuvieron la gran suerte de conocerlo.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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