Panorámica
tomada en el estadio de Heliodoro Rodríguez López, en un partido de futbol del
CD. Tenerife. Le acompaña a Luis Cola Benítez el amigo orotavense; Ángel García
González.
El amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; ÁNGEL
GARCÍA GONZÁLEZ, remitió entonces (agosto del 2016) estas notas que tituló;
“LUIS COLA EN EL RECUERDO”: “…Gran
amigo mío Luis Cola, del que mucho aprendí en los casi 30 años que fuimos compañeros
de asiento en el Heliodoro, desde la vieja grada de madera en la Herradura,
pasando por la 1º fila de Tribuna, después herradura alta, cerca de Doña María,
tras la remodelación del Estadio, hasta pasar a herradura baja, después de
jubilados y según sus propias palabras, de aquí para Santa Lastenia. Jamás tuvo
un reproche para el equipo, tanto en segunda, como en primera, como en 2ªB. No
en vano era socio desde que nació, pues su padre, Joaquín Cola, había sido
directivo del equipo fundador en 1922. Por su antigüedad como socio tenía
anécdotas de todos los colores y fechas, que recordaba cuando el partido se
volvía soso. De las más antiguas la del árbitro peninsular en 1953 que fue
recibido y agasajado por un directivo la víspera del partido y al sentirse
acosado por el mismo durante el descanso, se defendió diciéndole: "yo les
pensaba ayudar algo pero si sus jugadores no se meten en el área, no puedo
hacer nada”. Andando el tiempo, Luis fue socio nº 2 del Tenerife y se encontró
con su amigo Pablo Matos que era el nº 1 y con una sonrisa le dio una palmadita
en las espaldas soltándole: " Sin empujar, Luis, sin empujar.”
En otra
ocasión le acompañé a un palco de la Calle San Sebastián, invitado por el
periódico La Opinión y me comentó que la única vez que estuvo en un palco fue
cuando el Tenerife lo invitó por llegar a ser el socio nº 1, pero de ahí no
pasó la cosa. Otra de sus desilusiones, ya al margen del fútbol, la tuvo con el
Ayuntamiento de La Orotava, al que le pidió varias veces una calle para los seis
orotavenses que murieron defendiendo Santa Cruz de Tenerife el 25 de julio de
1797, formando parte de las Milicias que había venido desde Garachico, La
Orotava, Güimar y otros pueblos de la isla. Pero Luis era un buen encajador y
no guardaba rencor a nadie y seguía trabajando siempre en lo suyo, que era
defender a su Santa Cruz hasta su último aliento. Descansa en paz amigo y
gracias por honrarme con tu amistad…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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