martes, 28 de noviembre de 2017

LOS BALCONES DE LA OROTAVA



La Villa de La Orotava atesora una miscelánea de calles en las que, venturosamente todavía hoy, puede contemplarse toda una serie de bellas edificaciones que en planta, alzado, distribución de las dependencias, elementos constructivos y de ornamentación, son de las más representativas dentro de las formas arquitectónicas tradicionales de nuestro Archipiélago. La mayor parte de estas construcciones datan de los siglos XVII y XVIII. El alzado de las casas  - una, dos o tres plantas -  indudablemente ha obedecido aquí a razones de tipo sociológico: clase artesanal o de servicios, clase media y clase alta, respectivamente. Las empinadas calles villeras someten los volúmenes a un armónico escalonamiento. La horizontal, a nivel, de los vanos - puertas - ventanas, balcones - avanza al encuentro convergente de las aceras que ascienden, en tanto que su distribución en los paramentos sorprende con una cierta asimetría de su ubicación no exenta de capricho manierista. Las jambas y dinteles se molduran a veces con superficie lisa, otras de forma estriada, y en ocasiones con abocelamientos. En las ventanas predominan las de cristaleras de guillotina, pero en todas suelen ser constante los antepechos de cojinetes y los tapaluces hacían el interior. Los balcones  - que constituyen uno de los elementos más representativos de las fachadas -     avanzan sobre los salientes de las vigas que ensuelan los pisos, cumpliendo sus terminales la función de canes o ménsulas. En sus antepechos se combina una primera zona o banda de cojinetes con una segunda superpuesta de columnillas y arquitos. La cubierta de estos pintorescos balcones se apoya sobre columnas de manera     - más que sobre pies derechos -   rematadas en capiteles de talla minuciosa sobre los que apoyan las correspondientes zapatas. El color tostado de la pinoteca con que estas obras se estructuran, normalmente barnizada, armoniza con las esquineras de piedra molinera y contrasta con la blancura de los parámetros. El estilo de estos balcones es de signo realmente mudejarista, y su origen indudablemente está en el ajimez oriental filtrado a través de Andalucía, de donde la moda renacentista los alejó hacia el 1600, mientras que en Canarias se conservaron y de aquí pasaron a América. Prototipo de esta arquitectura domesticas son las que en La Orotava se conocen como “Casa de los Balcones”,  en el arranque de la calle de San Francisco, señaladas con los números 3 y 5.  La número 3  - hacia el norte -   fue de la familia Fonseca   - hoy de los herederos de Machado y Benítez de Lugo -   y se construyó entre el 1632 y el 1670. La número 5 fue construida hacia la segunda fecha en abierta pugna con su vecina en orden a una mayor riqueza decorativa, por parte de su primera propietaria Doñas María Ximénez del Castillo.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario