Mi amigo y compañero de docencia en el IES La Orotava Manuel González Pérez
en el Barrio de San Antonio; AGAPITO DE CRUZ FRANCO remitió entonces
(27/11/2013) estas notas que tituló “VELATORIO”: "...El 21 de
noviembre de 1978, al cumplirse tres años de la muerte del Dictador, tenía
lugar en La Orotava la famosa manifestación de las velas reclamando soluciones
sociales para la zona alta. Las procesiones forman parte del imaginario
colectivo villero, y la elección del esperme, tan frecuente en las mismas, se
convertía, como parte de su idiosincrasia, en medio de expresión y
reivindicación energética y social. Avanzaba la transición y faltaban apenas 15
días para que la nueva Constitución fuera aprobada en Las Cortes. En ese
contexto, el atraso centenario en que vivían los altos de La Orotava motivaba a
los jóvenes concienciados de la época, que, en sus ratos libres, se
multiplicaban por aportar su granito de arena para acabar con él. Actuaban por
libre, a través del Colectivo juvenil “Tauro” -que tenía su sede frente a la
Iglesia de San Juan del Farrobo-, o bajo la pasión misionera del salesiano Don
Víctor Rodríguez. En esta ebullición en defensa de los más pobres, este último
escribiría “Los altos de La Orotava”, condensando sus graves deficiencias
educativas y laborales.
El retorno del PSOE, una pujante UPC –Unión del Pueblo
Canario- y los anacrónicos restos del Régimen anterior, eran las referencias
políticas orotavenses. Parte de este filantrópico y heterogéneo mundo que
actuaba en las medianías, entraría en conexión con el hermano salesiano y éste
a su vez con personajes políticamente ambiguos, que sin ser conservadores,
tampoco formaban parte del firmamento de la izquierda tradicional. Esta,
intentaba infructuosamente aterrizar en una sociedad sobre la que había pasado
no sólo la apisonadora franquista sino también la máquina del tiempo. El
resultado sería la absorción por aquellos de este movimiento en defensa de los
altos de la Villa, con la manifestación citada organizada por parte de algunas
asociaciones vecinales, a la que se añadía el surgimiento de las AIO
–Asociación de Independientes de La Orotava-. El primer Ayuntamiento de la democracia
villera tendría tres características muy positivas: daría la puntilla a los
sectores ultraconservadores, provocaría un gobierno de consenso donde los tres
partidos PSOE, UPC y AIO se unirían para trabajar juntos por el pueblo más allá
de intereses partidarios, y se pondría en marcha un proceso que terminaría
sacando del subdesarrollo a los altos de la Villa. Las mayorías absolutas
posteriores se producirían por esta particular sociología vecinal, aunque su
política, cercenaría el pluralismo original perdiendo el consenso en el camino.
Los nuevos movimientos sociales son movimientos
políticos, pero no tienen relación causa-efecto con las organizaciones
electorales –comúnmente llamadas partidos-. Por el amplio espectro que los
conforma, porque un proyecto político es más amplio que los intereses del
movimiento social y porque aquél, actúa en un espacio institucional impropio de
éste. El caso de las AIO, como producto electoral, triunfó por tres razones: el
marco en que desarrollaba era el municipal (en un ámbito más allá de la “polis”
no habría fraguado); el momento histórico había dejado un espacio político,
alternativo a los históricamente establecidos y que sería denominado
“independiente” (algo absurdo y fuera de toda lógica, porque en política de partido
nada es independiente y todo es partidario). La tercera razón tenía que ver con
la potenciación, en la sociología política, de los nuevos partidos de masas
(“cath all party” o “atrapalotodo”), mosaico amalgamado de intereses, que
terminarían desbancando a sus predecesores del siglo XX, los partidos de clase,
hoy, ineficaces y operativamente extintos.
Las AIO y las asociaciones vecinales que les apoyaban,
establecieron, al acceder al poder e institucionalizar sus reivindicaciones,
una clara ruptura con el mapa social que protagonizaba la lucha por los más
débiles. El proyecto político sobrevenido, se uniría así, a otras formaciones
regionales, produciendo primero ATI –Asociación Tinerfeña de Independientes-, y
luego AIC- Asociaciones Independientes de Canarias-, organizaciones sin
ideología propiamente dicha y entroncada en determinados intereses locales
(“insularismo”) como hilo conductor de su proyecto. CC es otra historia, es la
apuesta por parte de generaciones modernas, distintas a las primeras, por
transformar todo este conglomerado en un proyecto político nacionalista, con
ideología propia. El problema, que estallaría con nitidez en su último
Congreso, es la dificultad de inyectar una ideología política nacional, a una
arcaica estructura que no tiene ideología ni es nacionalista. Dos fuerzas
centrífugas cuya evolución o involución, es impredecible.
La celebración del aniversario de la primera
manifestación de la nueva democracia en la Villa por parte de estos sectores
vecinales, que de la frescura de sus reivindicaciones iniciales pasaron a ser
los eslabones de la cadena clientelar de un partido político, hace, que en
lugar de una nueva revolución de las velas, se esté escenificando un velatorio
en toda regla. De sí mismos, porque pretender dinamizar las asociaciones de
vecinos desde la Asociación “Don Víctor”, ahora partidista, es acabar con toda
ética de respeto por la pluralidad política vecinal del barrio. De su propio
partido, porque en lugar de mirar al futuro y estabilizar un partido moderno –ideologías
aparte-, se retrotrae sobre sus contradicciones y parece querer retornar a unas
AIO donde dedicarse a escuchar las batallitas de los abuelos.
Sin embargo, esta vampirización de los movimientos
sociales por parte de las organizaciones políticas, es algo que llevan en la
sangre el resto de los partidos –a los últimos movimientos sociales de
Tenerife, manipulados por nuevas - viejas fórmulas políticas alternativas,
ciudadanas y posibilistas, me remito-. Por eso, si algo cabe señalar
especialmente, en el proceso que de las AIO llega a CC y de CC no se sabe a
dónde, es la felicitación ante el aniversario de unos hechos que por sí mismos
merecen todo el aplauso, y la crítica por haber dejado a dos velas, con su
actitud partidaria posterior, al resto de la sociedad orotavense. Lo que ha
ocasionado a su vez un segundo velatorio, el de las otras formaciones políticas
villeras.
Independientemente de la responsabilidad de más de una
en su propio fracaso electoral…"
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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