Esta fotografía
de la orotavense Juana Hernández y Hernández (tía Juana) dedicada a mi querida
madre María del Carmen Abréu González (Modista de Caballeros), entonces cuñada.
Su verdadero nombre es Clorinda Hernández y Hernández. Nació en la Villa de La
Orotava al principio de los años diez del siglo XX.
Fue pretendiente de mi tío Ricardo Álvarez Díaz, que a su marcha a la isla
Bonita de La Palma dejó el amor de su vida en la Villa.
Juana, vivió toda su vida en la calle El Calvario, fue modista de señora,
trabajó en los talleres de la portuense doña Concepción García Hernández “Doña
Concha” en la calle de Juan Padrón (antigua del Loro), además se dedicaba a
poner inyecciones a amigos y familiares como era costumbre en esa época.
Una familia que conocí desde mi infancia, a donde iba a jugar con
frecuencias e incluso a ser ruindades de niño. Vivía por encima de mi casa, con
sus hermanas Pino y Luisa y con su madre Dolores Hernández (doña Lola).
Recuerdo que en los carnavales del año 1968, estudiando sexto curso de
bachiller y revalidas superior en el colegio de San Isidro de la Villa, el
sábado de Piñata, me tropiezo con mi compañero de pupitre Pedro Padrón Pacheco
en la plaza del Kiosco de la Música, ya disfrazado, me recomienda que le
acompañé por primera vez al baile de disfraz en el Liceo de Taoro. Un servidor
no tenía vestuario y en solo una hora y por mediación de mi querida madre María
del Carmen Abréu González, me recomienda que fuese a casa de Juana a ver si me
conseguía uno. La sorpresa que, en media hora me hizo un autentico disfraz, con
el que disfruté por primera vez en mi vida de un baile en público.
Le llamaban “las Canarias” y de apellido “Bello”, sobre estos orígenes me
cuentan que: Su abuelo materno padre de su madre doña Dolores Hernández, se
llamaba José Hernández Bello, procedía de Moya (Las Palmas de Gran Canarias). Vinieron
con ese apelativo desde la isla redonda dónde se les conocía allí por los “Bello"
por lo del segundo apellido de su abuelo José, supongo que por ser un apellido
poco común en esa época. Su abuelo materno curiosamente se vino a vivir a
Tenerife, en concreto a La Orotava con sus cuatro hijos (desconozco el por qué
y tampoco he averiguado la razón de que su mujer, su abuela, se quedara en Gran
Canaria).
Así pues, Juana (tía Juana, como le llamaba), siempre en la
puerta de su casa llamándome cuando subía o bajaba la calle. Me tenía un cariño
especial, no solo a mí sino a todos los que se le acercaban.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario