jueves, 30 de noviembre de 2017

DOÑA BERTA LA PROFESORA DE LA HUMILDAD Y HONRADEZ EN EL RECUERDO



Aniversario de su fallecimiento. Doña Berta Hernández Gutiérrez, simplemente “Doña Berta”, era de las profesoras que trabajaba con todas clases de alumnos, desde el de más talento hasta el que menos se le daba el estudio. Tenía una técnica, y un sistema de trabajo, que profundizaba, con el más inteligente al igual que con aquel que le costaba entrar en la didáctica o en las matrices terminales.
La verdad que sus alumnos le lloran, le quieren y le adoran, pues se entendía igual con el que aprobaba o suspendía, puesto que usted sabía que todos trabajaban, pero en las evaluaciones, no solo le importaba el trabajo en sí, si no el trabajo en el provecho, lo negativo siempre venía por fallos humanos o falta de la simple llegada en el entendimiento.
En este sentido recuerdo que un día a titulo anecdótico, apareció en casa de mi hermana, con el examen de mis sobrinas en sus propias manos, para decirle cual había sido el fallo, y la equivocación. Esto solo se le vio a usted, querida madre profesora, por qué usted siempre transcurría la humildad y la honradez.
Doña Berta Hernández Gutiérrez nació en la Laguna, murió en su domicilio, tranquilamente leyendo su literatura, sus autores, en su querida villa de La Orotava, un lunes de calima 30 de noviembre. Vino a la Villa tras contraer matrimonio con el recordado profesor orotavense don Domingo Pérez Betancourt (Licenciado en Ciencias Químicas). Tuvieron tres maravillosas hijas; Rita, Berta y Margarita.
El matrimonio se instaló en una mansión en la calle de La Iglesia (Inocencio García Feo), allí vivieron y trabajaron en la docencia particular con todos aquellos alumnos que le necesitaban. Muchos de ellos realizaron el bachillerato completo por libre, desde su propio domicilio. Años más tarde se cambiaron a otra mansión que adquirieron en propiedad en la Calle Verde (Nicandro González Borges) de la Villa, allí continuaron con su labor de docencia particular.
Doña Berta Hernández Gutiérrez era licenciada en Filosofía y Letras (Románica) por la Universidad de La Laguna, empezó a dar clases oficiales, en el Colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava, de latín,  concretamente a mi promoción de bachiller superior, en el curso 1966 – 1967, con solo cuatro alumnos; Juan Ramos Amaro,  Juan Jesús de Francisco (Ringo - fallecido), Fernando Oliva y Arturo. Después pasó al Instituto de la Torrita y finalmente al de Villalba y Hervás, en Carmenati, donde se jubiló a cumplir su edad.
No se esperaba su pronta ida al paraíso eterno, por las calles de la Villa siempre la veíamos paseando, bien con alguna compañera o bien con unas señoras.
Siendo director del IES Villalba Hervás de La Villa de La Orotava; Sebastián Estévez, se le otorgó el merito de Alfonso X El Sabio, evento que se desarrolló en un restaurante de la Cuesta de la Villa, repleto de sus alumnos y compañeros.
Doña Berta, usted sabes que todos nosotros, le estamos agradecidos, por su bondad, su personalidad, su honradez, su preocupación, y por su enseñanza. En este nuevo mundo de la Esperanza y de la misericordia, está su esposo don Domingo Pérez Betancort, al que muchos de nosotros también le estamos agradecidos por su enseñanza en las ciencias.
Aquí nos queda como recuerdo sus tres hijas, sus tres hadas, que le querían al igual que todos nosotros. Descanse, y que el paraíso del color blanco, de lo eterno, se convierta en una nueva mansión, donde todos podamos acudir a recibir su sencilla y honrada enseñanza.
Un abrazo de mi parte y de mi señora Antonia María González de Chaves y Díaz, que le está muy agradecida, por su interés en lograr los conocimientos necesarios de la vida.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

1 comentario:

  1. Fui alumno de doña Berta, y por alguna extraña razón me acordé de ella y la busqué en internet. Creo que estaba a punto de jubilarse cuando me dio clases, en el nuevo instituto.
    No se lo tome a mal, pero Doña Berta habría corregido el leísmo que arrastra en todo el artículo: "Sus alumnos la lloran, la quieren y la adoran...", y no "le lloran, le quieren..." todos ellos verbos intransitivos y por lo tanto el pronombre referido a una mujer, doña Berta, es "la" y no "le". Es curioso porque en Canarias no se suele cometer ese error, que es más propio de castellanos, que intentando huir del laísmo, acaban cayendo en el leísmo.
    En cualquier caso, bonito de recuerdo de nuestra querida profesora Doña Berta.

    ResponderEliminar