Fotografía referente a SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA. Que se
venera y se conserva en su pequeña capilla en la calle de la Villa de La
Orotava; doctor Domingo González de Chaves y García (antigua del Castaño y de
Los Molinos), concretamente en la zona conocida por “La Piedad” (Camino de la
Sierra).
El amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER
LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, remitió
entonces (27/11/2016) estas notas que tituló; “SANTA CATALINA. UN RINCÓN
TINERFEÑO CON UNA LARGA TRAYECTORIA HISTÓRICA”.
Publicadas
en LA OPINIÓN DE TENERIFE, el 26 de
noviembre de 2016: “…El destacado investigador y profesor de
Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González,
resalta en su obra Tenerife. Patrimonio Histórico y Cultural toda una serie de
características relacionadas con cada municipio de Tenerife. En esa nómina, en
el apartado correspondiente a La Guancha, incluye una interesante relación en
torno al núcleo de Santa Catalina, ante
un espacio situado “en el llamado Malpaís de Icod, en una suave pendiente hacia
el mar”. Apunta Hernández González que el lugar contaba con una ermita desde el
año 1510, bajo la advocación de la santa natural de la ciudad egipcia de
Alejandría. No debemos de olvidar que sus primeros pobladores fueron
originarios de la isla de Gran Canaria.
Progresivamente, con el transcurrir de las
décadas, fue alcanzando una mayor importancia, creándose toda una serie de
disputas en torno a su pertenencia respecto a La Guancha o a San Juan de la
Rambla. El trágico aluvión del 7 al 8 de noviembre de 1826, causaría también
estragos en la localidad, arrasando la ermita. Sobre su espacio, se crearía
“una modesta edificación de planta rectangular con fachada rematada por frontón
curvo con un óculo acristalado y puerta con un arco labrado de medio punto”,
según refleja el citado profesor universitario.
El investigador José Antonio Oramas Luis,
en Cinco siglos en la historia de San Juan de la Rambla, incluye interesantes
referencias en torno a Santa Catalina, reflejando su influencia a lo largo de
la historia con el municipio de San Juan de la Rambla. De esa forma, procede a
realizar una interesante relación de los primeros pobladores a través de un
estudio genealógico. Asimismo, establece un análisis sobre la primitiva ermita
y su posterior desarrollo. En ese sentido, continúa exponiendo el significado e
importancia de diversos inmuebles que se fueron trazando en torno al antiguo Camino
Real. Destaca la importancia de la impresionante arquitectura de la casa
propiedad de la familia Falcón, así como la casa Yanes, la casa de la familia
Pérez y la casa del Lomo, entre otros inmuebles que ofrecen toda una serie de
características propias.
Buena parte de la historia de tal localidad
norteña aparece también reflejada en el monumental trabajo realizado por
Eduardo Espinosa de los Monteros y Estanislao González y González bajo el
título Historia de La Fuente de La Guancha.
En estos días, el lugar se encuentra en
fiestas, conmemorando a través de toda una serie de actos religiosos y
populares el recuerdo a la mártir cristiana que da nombre
al bello rincón del norte de Tenerife. En una conversación con Julia Darías
Pérez, cuya infancia y juventud transcurrió en el lugar, nos recuerda y evoca
con nostalgia la vida en Santa Catalina durante el siglo XX, apuntando que la
agricultura y el calado representaron dos actividades esenciales para sus
habitantes.
Algunas casas deshabitadas; muestran una
imagen evidente del fallecimiento o el traslado de algunos vecinos a otros
puntos de la isla. No cabe duda de que la necesidad de lograr mejorar las
condiciones económicas ha sido un factor determinante para muchos. Sin embargo,
se trata de un pueblo que mantiene un encanto único que, a través de diversas
iniciativas, podría recuperar el esplendor de una época no tan lejana en el
tiempo…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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