domingo, 26 de noviembre de 2017

“EL COJO REGALADO” (II)



Fotografía referente del amigo y compañero de pupitre del colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava; ANTONIO DOMINGO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ (TOÑO EL DEL BAR TAPIA).
EL COJO REGALADO retratado en la plaza del Kiosco de la Música o de la Constitución o de la Alameda de la Villa de La Orotava por el lado norte, donde estaba el banco de piedra molinera alargado que iba desde la calle de San Agustín a la calle el Calvario (desde el estanco de Anita a la calle El Calvario). Lo vemos con  su típico bastón sin guitarra a ristre, pensativo como era su característica. Detrás se ve la casa del Marque de Celada con su famosa araucaria, que aún se conserva en la actualidad, la casa de Celada en ese entonces era la sede de la Acción Católica Masculina, en la actualidad propiedad de los herederos de Isaac Valencia Pérez está afectada por su mitad por la construcción del puente del Escultor Estévez. Al fondo vemos las torres gemelas y la cúpula del templo parroquial de Nuestra Señora de la Concepción declarado monumento artístico nacional en el año 1947.
La fotografía corresponde al fotógrafo “ORTEGA”, que fue reportero de guerra de la segunda republica española.

Don Eustaquio Regalado Cairós (1894 - 1956), personaje popular de la Orotava conocido por “EL COJO REGALADO”.  Aún falta colocar un busto o cualquier monolito de piedra o bronce. Las autoridades municipales deben obsequiar al ilustre personaje popular que dio vida a la caricatura lírica COSAS DEL PUEBLO.  Escena costumbrista, cuyo libreto es original del letrado villero don Felipe Casanova y Machado, y la música del vallisoletano – orotavense don Tomás Calamita y Manteca.
En todos los pueblos habitan individuos que por su peculiar manera de ser llegan a alcanzar el rango de la popularidad. Son personas que parece han venido  al mundo  con la exclusiva finalidad de desvanecer indulgentes nuestras preocupaciones a la manera que el sol borra la negrura de las tinieblas.
Son  generalmente gentes de humilde origen, deformes en su constitución física y con alguna anormalidad de tipo psicológico, cosas ambas que les conquistan una especie de original aristocracia.
Muchos de ellos han pasado a la novela, al teatro y a la pintura, cobrando tal importancia, que no sabemos si ellos dan lustre al artista o el artista es quien lo eleva sobre la vulgaridad de las cosas. De estos hombres populares, La Villa tenía uno que era el prototipo de la gracia y una caricatura de la figura humana.
Contrahecho y rechoncho, con su característico andar renqueante, deambulador y noctámbulo empedernido, rompe la monotonía de los días en calma con su voz de tenor, desgarranando un trozo de zarzuela o entonando maravillosamente una canción canaria. Empapado de lluvia o de sol a la luz de las estrellas o bajo el manto de la noche, su porte y sus ademanes son como un símbolo de la simpatía.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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