miércoles, 8 de noviembre de 2017

DON CÁNDIDO ACOSTA HERNÁNDEZ, ALCALDE DE LA OROTAVA



Fotografía expuesta en la exposición celebrada en la plaza de la Constitución, de La Alameda o del Kiosco de la Música y en los escaparates en las fiestas mayores de La Villa de La Orotava en la primavera del año 2011 por el Grupo Cultural “La Escalera”.
Dedicada a su amigo Antonio Rodríguez (El Sacristán – Sochantre de Nuestra Señora de la Concepción), fechada en la Villa de La Orotava el 26 de abril de 1931.
Datos biográficos cedidos por los amigos de la Villa de La Orotava; JUAN ACOSTA (SU HIJO) Y SU SOBRINO EL SALESIANO; FELIPE ACOSTA RODRÍGUEZ.

Un funcionario y político honesto, un caballero a la antigua usanza, un gran señor de la Villa, orotavense medular, como ha dicho mi amigo y convecino Juan del Castillo, que recoge el sentir de la gran mayoría de sus convecinos y de quienes le conocieron.
Nació el 11 de abril de 1913, en La Orotava, calle Rosales. Cursó estudios primarios o elementales hasta los catorces años, habiéndole enseñado sus primeras letras Doña Antonia Fernández Sosa (Lorencitas). Fue funcionario del juzgado de la Orotava, más de cincuenta años. Realizó estudios primarios en las escuelas graduadas públicos del Ayuntamiento, con el recordado profesor don Rogelio. Fueron sus compañeros de docencia; Juanito Dorta, Francisco Delgado, Pedro Cruz entre otros.
La falta de recursos económicos familiares le impidieron seguir estudios superiores. Su modesta condición económica, como la de muchos de su generación y de las posteriores, le impidieron, pues, conseguir mayores metas profesionales propias de su talento y capacidad; pero su sed de cultura le llevaron desde el primer momento a leer mucho, todo lo que llegaba a sus  manos – libros o revistas-, de esa manera se fue formando como “auto – didacta”. Perteneció a la acción católica, con sede en la calle la Hoya y en la trasera de la iglesia de San Agustín.
El jueves Santo del año 1936, visitó la prisión local, allí se encontraba preso el cura párroco de nuestra señora de la concepción don Manuel Díaz Llanos, y se ofreció a ayudarle en lo que se pudiese. Perteneció a la falange española. En las fiestas del Corpus en junio de 1936, hizo vigilancia al general Franco en los alrededores de la calle Colegio. Puesto que el general había sido invitado a presenciar las alfombras por el general don Lorenzo Machado, y a presenciar la procesión del corpus desde  el balcón principal de la casa de su suegro Sr. Brier, puesto que se le preparaba un atentado al general.
Sus primeros trabajos lo fueron como cobrador de impuesto (abastos) en la Plaza del Mercado de La Orotava como escribiente en el despacho del recordado Abogado Don Jesús González de Chaves García, que había sido también Alcalde de la misma.
Dos son las etapas de su vida a destacar: una la de su largo servicio a la  Administración de Justicia y otra en el Ayuntamiento de La Villa de La Orotava.
La primera la desarrolló íntegramente en el mismo juzgado, el de Primera Instancia e Instrucción de La Orotava, hoy número 1. Se incorporó al mismo en 1932, con 19 años, en calidad de contratado por el Secretario don Rafael Hernández Valencia, siendo Juez don Lino Martín Carnicero (el mismo que años más tarde intervino en el proceso contra José Antonio Primo de Rivera). Tomó posesión como oficial Habilitado el 10 de agosto de 1946 y en 1947 adquiere la condición de funcionario; jubilándose, por imperativo legal, a los 70 años, el 11 de abril de 1983. No obstante ello, al día siguiente de jubilado, por expresa petición de los entonces Juez y Secretario, decide continuar su labor, sin obligaciones, derechos, ni emolumentos de ninguna clase, principalmente encaminada a ayudar a completar la formación de funcionarios recién incorporados o a los que lo fueran en el futuro. Desde el 17 de abril de 2001, cuando contaba con 88 años de edad y después de 68 al servicio de la Administración de Justicia, cesó en su labor. Largo periodo que no se interrumpió ni durante su etapa como Alcalde de esta Villa, desde el 2 de febrero de 1943 hasta el 21 de mayo de 1947, acudiendo al Juzgado dos horas diarias, ni durante aquella en la que estuvo incorporado al Ejercito, como consecuencia de la Guerra Civil, del 19 de julio de 1936 a finales de marzo de 1938, en la que también acudía al juzgado por dos horas, al haberse denegado la militarización pedida por los jueces. Sí se interrumpió su  labor desde finales de marzo de 1938 en que marcha al Frente hasta junio de 1939, en que, finalizada la guerra y desmovilizado, se reincorporó al juzgado definitivamente.
Por orden ministerial de 22 de enero de 1975, como oficial de dicho juzgado, le fue concedida la Medalla de Plata del Mérito a la Justicia de San Raimundo de Peñafort; la que le fue impuesta el día 5 de abril del mismo año por el que en tales momentos era Inspector Delegado Jefe de la Inspección Central de Tribunales y ex Subsecretario de Justicia, don José del Campo Llarena, y a cuyo acto asistieron los Presidentes de la Audiencia Territorial de Canarias y Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Fiscal Jefe de ésta, tres magistrados que habían sido jueces de La Orotava (don José Luís Sánchez Parodi, don Armando Barreda García y don Manuel Alcalde Alonso), el en tal fecha Juez titular (don Ángel Acevedo Campos), Decano del Colegio de Abogados ( don Jesús González de Chaves García), los tres Alcaldes del Valle, Jueces comárcales y municipales, secretarios, abogados, procuradores, funcionarios, familiares y amigos. Durante tan largo periodo de tiempo – en palabras de uno de dichos jueces, el Sr. Sánchez Parodi -  era “pieza esencial del Juzgado...   con el Juzgado metido dentro de su cabeza, memoriosa cabeza de todo lo ocurrido años atrás.....”.
Luchó para que los Salesianos vinieran a La Orotava. El 20 de abril de 1942 le escribe una carta al Salesianos Don Luis Hernández Ledesma que estaba en Las Palmas y era hermano del alguacil del Juzgado de la Orotava….en la que entre otras cosas le dice: “…Y como somos conocedores de la magnífica labor desarrollada por los Salesianos en el mundo, existe no solo por nuestra parte, sino por el pueblo en general, un señalado interés porque esa comunidad viniera a regentar el colegio”. Y en la misma carta expresaba el tipo de educación que añoraba para la juventud de La Orotava: “Y por eso me permito rogarle que, con la rapidez que el caso requiere, me informe sobre el resultado de las gestiones que por la educación cristiana de la juventud  de esta Villa le encomiendo” Además hay que admirar también, cómo desde los orígenes tenía muy claro a quiénes se quería educar, “a los hijos del pueblo” y por eso pedía a los Salesianos una escuela profesional. Esta voluntad queda refrendada en la carta que el 20 de septiembre de 1945, siendo ya alcalde de la Villa, le escribe al Presidente del Patronato de la Fundación San Isidro, D. Melchor Zárate, en la que le comunica que: “El Ayuntamiento actual, siempre que la legislación que esté en vigor al formarse el presupuesto, lo permita, consignará la subvención de 16.000 ptas. al colegio, abonable en el año 1946, pero traduciéndose esa cantidad en tantas becas como ella alcance para estudiantes necesitados que el ayuntamiento designe”. Y los Salesianos comenzaron en el Colegio San Isidro en el curso 1948-49…”
Su paso por el Ayuntamiento de la Villa de La Orotava destacó por la defensa a ultranza de los intereses del Municipio. Con fecha 24 de marzo de 1941, siendo Alcalde don Pedro Machado y González de Chaves, fue nombrado miembro de la Comisión Gestora del  Excmo. Ayuntamiento, tomando posesión en Sesión de la misma del 28 siguiente y siendo nombrado primer Teniente de Alcalde y Vocal de la Junta Municipal de Educación Primaria en Sesión del día 31 del mismo mes. Desde el 2 de febrero de 1943 asumió la Alcaldía accidentalmente, al haber sido nombrado Secretario Provincial del Movimiento el hasta entonces Alcalde Presidente. El 17 de noviembre de 1944 tomó posesión como Alcalde – Presidente titular, cargo para el que había sido nombrado el día 14; cesando el 22 de mayo de 1947 y siendo sustituido por don Domingo Salazar y Ascanio. En prueba de reconocimiento a su labor fue nombrado Villero de Honor en sesión del Ayuntamiento del 15 de marzo de 1991. De su etapa en el Ayuntamiento es de señalar:
Sesión de 4 de junio de 1941, a su propuesta, por unanimidad, se acordó, por ser deseo del vecindario, la reintegración a la Capilla del Cementerio del Cristo (ya desaparecido, al haber sido pasto de las llamas en un incendio fortuito ocurrido hace unos años) y dosel que, a raíz de las disposiciones sobre secularización de los cementerios, le fueron entregados en calidad de depósito al Sr. Cura Párroco de La Perdoma en febrero de 1933; acordándose también, para atender los gastos de culto de dicha Parroquia y de adquisición de un nuevo Cristo, concederle un donativo de 506,37 pesetas.
Sesión de 5 de mayo de 1943, a su propuesta, por unanimidad, se acordó abonar los gastos de ataúd, funeral y enterramiento del ex director de la Banda Municipal de Música don Tomás Calamita y Manteca, que lo había sido durante más de 40 años.
A su iniciativa en las fiestas locales de igual año 1943, presidió la procesión de La Octava del Corpus Christi única vez que ello ha ocurrido, la representación de la Jefatura del Estado, que la ostentó el Capitán General de Canarias Don Francisco García Escámez Iniesta.
Sesión de 7 de febrero de 1945, a su propuesta, por unanimidad, se acordó establecer como fiesta local el jueves de la Octava del Corpus Christi,  en que se celebra la principal fiesta de esta Villa, en sustitución del sábado siguiente, el de la exposición de ganado y otros festejos, que lo venía siendo desde el año 1932.
Se concertó un convenio con el Patrimonio Forestal del Estado para la repoblación forestal de los montes de La Orotava.
El 24 de junio de 1945, al coincidir las celebraciones del Corpus Christi y San Juan Bautista, presidió la procesión magna que se celebró en tal fecha y que consistió en que las imágenes de San Isidro Labrador, La Inmaculada Concepción, San Agustín, Santo Domingo y San Francisco se desplazaron hasta la iglesia de San Juan y, desde allí, junto con la de San Juan Bautista, se incorporaron en la Iglesia Matriz a la procesión de su Divina Majestad.
En sesión de 8 de agosto de 1945 se acuerda iniciar los trámites para adquirir los terrenos necesarios para un campo de deportes con las dimensiones y servicios reglamentarios, porque el del Quiquirá, único existente, no las reunía; adoptándose el acuerdo de compra el 31 de diciembre de 1945 por precio de 30.000 pesetas, previo informe del Arquitecto don Tomás Machado Méndez de ser los apropiados los sitos en Los Cuartos, cerca del Cuartel de la Guardia Civil, y escrito de don Enrique Ascanio Méndez ofreciendo la venta de los mismos por tal precio. No obstante la aprobación de un proyecto de construcción por presupuesto total de 349.998, 65 pesetas con fecha 10 de julio de 1946, sin embargo no se llevó a cabo la construcción sino en el mandato de don Juan Guardia Doñate. 
Gestionó, con la intermediación del Obispo de Tenerife Fraile Albino y la radical oposición del referido Capitán General de Canarias, que el Ministro de Obras Públicas don José María Fernández Ladreda, amigo y paisano del primero, de visita en la isla de Tenerife, incluyera en su programa un desplazamiento a La Orotava. Vista efectuada el 23 de febrero de 1946 y que sirvió para que el Estado aceptara, para su arreglo posterior como carretera, lo que era el camino que unía la plaza de la Paz (El Calvario) con el Ramal y para dar un impulso definitivo al expediente que se estaba tramitando para la declaración de la iglesia de la Concepción como Monumento Histórico – Artístico Nacional, hecho que se produjo en 1948. –
Con la finalidad de resolver los problemas surgidos respecto al suministro de energía eléctrica por La Orotava a Puerto de la Cruz, con incluso imposiciones que suponían merma en el suministro a la Villa y cese a La Perdoma por parte del Gobernador Civil (que le amenazó con la cárcel, junto al Alcalde de la ciudad turística, don Santiago Baeza), recursos contenciosos de ambos ayuntamientos, se concierta convenio con el de la vecina Ciudad mediante escritura de 28 de agosto de 1946.
Para la procesión del Cristo Predicador de la iglesia de la Concepción se dispuso espaciar por el recorrido, además de ramas de olivo, matas de poleo.
Principales obras municipales: escalera de unión de la calle Calvario con la calle Rosales, proyecto de apertura y urbanización de la que luego se denominó Avenida de José Antonio (1943), proyecto de reforma de pavimento y rasantes de la entonces llamada calle Castaño, hoy Doctor Domingo González, en el trozo comprendido entre la carretera de La Orotava a Buenavista y la Piedad (1943), proyecto de pavimentación y nuevas rasantes de la calle de la Hoya (1944), proyecto de ensanche y pavimentación de la calle Colegio, frente a la Casa Monteverde (1944) y Proyecto de Pavimentación de la calle Tomas Pérez, desde la calle Carrera hasta las calles La Hoya y León (1946).
Aceptación con fecha 4 de octubre de 1944 de la sesión al Municipio del edificio del Cuartel de la Guardia Civil.
Sin embargo, dos fueron los acontecimientos que más le satisfacían: La construcción y entrega de las primeras 18 vivienda, llamadas “económicas”, en La Orotava, las del Grupo General Mola (Los Cuartos), el 18 de julio de 1945, a personas necesitadas por motivos económicos, mutilados de guerra, viudas de fallecidos en la guerra, etc. Edificaciones que se llevaron a cabo en solares con superficie de 1465 metros cuadrados adquiridos a la sociedad “Constructora de Casa Barata de La Orotava” por importe de 8.236,08 pesetas, según proyecto de don Tomás Machado Méndez y con la confinación de la Capitanía General de Canarias y Jefatura del Mando Económico del Archipiélago, ostentada por don Francisco García Escámez Iniesta, con quien a cuenta del destino de dicho dinero en principio previsto para un albergue en las Cañadas- tuvo un duro enfrentamiento, aunque posteriormente se reconciliaron cuando éste fue nombrado Hijo Adoptivo de La Orotava en sesión de 21 de febrero de 1945.
Y por último, el inicio de la tradición de hablar, desde el balcón central del Ayuntamiento, en la noche del Jueves Santo, cuando se encuentra en la Plaza el Santísimo Cristo de la Columna. Hecho que ocurrió en la Semana Santa de 1946, y por parte del único seglar que lo ha sido  - pues el resto han sido sacerdotes -  el por aquella época  afamado charlista don Federico García Sanchís; quien, extasiado al contemplar el magnifico espectáculo, solicitó permiso  al Alcalde Acosta y luego al sacerdote que presidía la procesión para dirigirse a los allí congregados con palabras llenas de poesía y retratando el momento como si de otra Jerusalén se tratara.
Don Cándido jamás retornó a la política activa, quedando entre sus convecinos el convencimiento de que había  regido con acierto y honestidad su pueblo, sin participar, por su carácter tolerante y deferente con el adversario, en ningún tipo de represiones, lo que le mereció  desde tal momento el respeto de los villeros, cualquiera fuera su condición política, profesional o social. Perteneció a los exploradores de España y a la Asociación de Jóvenes de Acción Católica, como socio fundador del Centro Parroquial de la Concepción, que por su condición de miembro de la misma y en relación a los acontecimientos de la Semana Santa de 1936, estuvo detenido, junto a otros, con el Párroco de la Concepción, don Manuel Díaz Llanos y Bautista, siendo instructor y jefe de la organización juvenil local (flechas), con la que organizó el primer campamento de verano en 1937 en La Caldera de Aguamansa. 
En el año 1947, fue elegido Presidente de la Sociedad Cultural Liceo de Taoro, de la que fue socio desde el 5 de agosto de 1939 hasta su fallecimiento. El 26 de octubre de 1971 le fue concedida la Medalla de Constancia de la Cruz Roja Española por su pertenencia a dicho benéfico Instituto ininterrumpidamente durante 25 años. También fue hermano de la Hermandad de Santísimo Cristo del Calvario y de la Cofradía de la Virgen del Carmen de San Juan Bautista. Cultivó la poesía y el ensayo literario; siendo recordado en varias partes de la isla por sus dotes de magnifico orador en discursos tanto políticos, como religiosos, en fiestas, homenajes, etc... Falleció en su Villa el día uno de mayo de 2002, a los 89 años de edad.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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