El
amigo de la infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; ISIDORO
SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (16/11/2016) estas notas que tituló; “NIEVES LUGO,
MEMORIA DE LA OROTAVA”: “…La
noche del miércoles 16 de noviembre del 2016 nos hizo rebobinar la memoria de
la Villa. La Filmoteca Canaria que dirige María Calimano proyectó, en la sala
Teobaldo Power de La Orotava, unos cortos cinematográficos, en blanco y negro,
realizados por la señora Doña Nieves Lugo y Benítez de Lugo, hija del recordado
palmero don Antonio Lugo y Massieu, y esposa de otro ínclito palmero, doctor en
medicina por la universidad de Salamanca, don Máximo Martín. Los documentales
eran de décadas diferentes, de los años 30, 40 y 50. Realizados en las islas de
Tenerife y en La Palma. En La Orotava, en Santa Cruz y en el Puerto de la Cruz.
En Santa Cruz de la Palma y en la finca de
Oropesa, en Barlovento. Algunos de ellos me emocionaron, quizás por la edad, pero fueron los personajes que aparecían en
los fotogramas los que me llevaron a disfrutar de la magia de los sentidos. De
manera especial cuando se exhibió el reportaje filmado en la casa portuense de
la familia Cruz. Allí aparecieron don Julio y doña Paquita, campechanos como
siempre, y sus hijos Julito y su hermana Tere. Me llevaron a
recordar la mitad del siglo pasado cuando el compañero y amigo del colegio,
Julito, fue atropellado por fuera de su casa por un camión en la carretera que
bajaba de Las Arenas hacia el Puerto. Era la época en que los coches, y sobre
todo los camiones y las guaguas, se contaban con los dedos de la mano. Las
matrículas TF no superaban los ocho mil, como la cima de las montañas.
También evoqué la finca de Oropesa, en el
barlovento palmero, cuando la visita que hicimos el grupo de chicos del colegio
salesiano de San Isidro por invitación de don Antonio Lugo, a que la
conociéramos en nuestra excursión a La Palma, con don Pacífico Medina de
director. Los plátanos sí que eran plátanos, y las sorribas dignificaban los
bancales al igual que los trabajadores del Durazno que don Antonio se había
llevado del valle de la Orotava. Por su parte las imágenes del hospital orotavense
de La Trinidad, con don Máximo y don Felipe Hernández, fueron inolvidables.
Sandra Hodgson, nieta de doña Nieves, en el
escenario de la sala Teobaldo Power, nos
hizo vibrar con los recuerdos de su polifacética abuela Lugo, que luego se elevaron con la
música y el cine. No faltaron amigos de la juventud, ni de las familias
asociadas a los Martin Lugo. Saludé a los Zárate, a los Arroyo Hodgson, a los Pérez Ascanio.
El acto fue un
acierto cultural de alto nivel histórico. Tengo claro que La Orotava no pierde
su memoria, todo lo contrario. Personas como doña Nieves Lugo se encargan de ello…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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