Aniversario
de su fallecimiento. El amigo y compañero de docencia en el IES La Orotava
Manuel González Pérez del Barrio de San Antonio; AGAPITO DE CRUZ FRANCO, en su
libro La Orotava, Currículum Vítae (Excmo. Ayuntamiento de La Orotava, 2013),
paginas; 191, 192, 193, nos hablas de este hombre orotavense que tituló;
“DOMINGO EL “TÉCNICO””: “…Hay
instituciones que nacen del pueblo. Sin partidas presupuestarias. Sin
subvenciones. Sin los oropeles y la solemnidad que tal palabra conlleva. Sin
apenas medios. Con la espontaneidad de una labor hecha con vocación, con
pasión, con método. Bien hecho. Puedes observar un ejemplo de ello, cuando,
caminando por las calles de La Orotava, te encuentras en la calle Nueva de la
Villa de Arriba, un acristalado panel cara al público informando sobre
efemérides históricas, sociales y culturales en general. La penúltima, un
homenaje –en el centenario de su nacimiento– a Mario Moreno “Cantinflas”, un
“filósofo muy profundo” –en palabras del autor de la iniciativa–, y al que han
precedido en el mismo panel: José Saramago, Fernando Fernán Gómez, Marlon
Brando, … Sin olvidar directores, actores y efemérides diversas. Es la
consecuencia –entre muchas otras, como la exposición sobre D. Quijote de la
Mancha llevada por diferentes entidades públicas o privadas– de uno de los
archivos más originales y trabajados de la Villa, el que con una dedicación
casi religiosa ha ido construyendo a lo largo de los años Domingo Hernández,
nuestro Domingo el “Técnico”. Allí mismo, en el garaje siempre abierto de su
casa, pasa las horas dedicado a clasificar y ordenar documentos, prensa o
audios, mientras escucha toda una colección de la mejor música clásica. Música,
que interrumpe a veces el motor de un vehículo al pasar por la calle, o el
griterío infantil de unos niños jugando en el campo de fútbol de la calle El
Limonero, “estadio” del que ya diera cuenta en su pregón de las fiestas de la
Villa de 2009, el que fuera director de TVE Santiago González nacido en la
misma calle. Un archivo al que acuden jóvenes a recabar datos, o estudiosos del
cine, la arquitectura o la pintura, y en el que conviven materias relacionadas
con La Orotava, como deportes, sobre todo fútbol, además de perfiles
biográficos o temas culturales y sociales. Entre esos perfiles destaca la
construcción del de Agustín de Betancourt, cuyo árbol genealógico le ha ocupado
16 m2 y se compone de 9.000 nombres. A propósito de este personaje histórico
nacido en el antiguo Puerto Orotava, Domingo ha impartido una conferencia sobre
él en la Escuela de Ingeniería Técnica de la Universidad de La Laguna, al ser
patrón de la misma, “por fin un patrón que no es santo”, añade jocosamente.
Este archivero del pueblo es una persona humilde, inquieta, dinámica, crítica,
muy bien documentada, gran comunicador, y con una memoria prodigiosa respecto a
fechas históricas y eventos sociales o políticos. Destaca así mismo su faceta
dedicada a la Romería de San Isidro Labrador. En ella se ha desvivido en la
construcción de carretas, iniciada en 1966 con otros jóvenes en algarabía
festera y que derivaría en la ejecución de maquetas de edificaciones relevantes
del municipio, primorosamente realizadas hasta 1997. Dichas maquetas serían
conservadas durante un tiempo, vislumbrando la posibilidad de que su final
fuese el comienzo del “Museo Etnográfico de la Romería de La Orotava”. Sin
embargo, ignoradas según él por los organismos competentes, sería retomada por
una empresa privada de turismo, aunque encontrándose actualmente en ignorado paradero
o destruidas. Como todas esas personas que destacan, ha estudiado en la
universidad de la vida, de la experiencia, de sí mismo. Y sobre todo del cine
que es: “...una universidad de cósmicas dimensiones” como le gusta decir.
Domingo empezó a trabajar en Almacenes Los Herreros en 1959, con apenas 12
años. Luego esta empresa compraría el Teatro-Cine Atlante en septiembre del
mismo año, mejorando butacas, escenario y maquinaria, con la adquisición de una
OSSA Super VI-C. Con 13 años entra como aprendiz de operador de cine. Hace por
correspondencia tres cursos en uno durante un año “por 100 Ptas. al mes” en
Escuela Radio Maymó. En 1966 hace el examen de operador cinematográfico.
Aprueban 10 de 70, ostentando el título nacional nº 360. En la mili le eligen para
proyectar cine en la IPS –Instrucción Premilitar Superior–, cuando el hombre
llegó a la Luna entre el 20 y el 21 de julio de 1969. Terminará haciendo un
curso en Madrid ante la llegada del video y la TV en color, época en la que
estas salas de cine empiezan a decaer no sin antes seguir proyectando en otros
cines de La Orotava o Los Realejos. Fue, de este modo, operador cinematográfico
durante 20 años, producto de lo cual conserva hasta 20.000 programas de mano
originales. El desaparecido Teatro Cine “Atlante” es su pasión. Se lamenta de
que tenía que haber sido un Museo del Cine en Canarias, donde cobijar los
materiales que, al respecto, él posee. Un teatro-cine cuya fecha oficial de
apertura data de agosto de 1934, aunque en 1933 ya se proyectaban películas.
Entró a trabajar allí con 13 años. De memoria prodigiosa, recuerda que su
primera película fue: “Las legiones de Cleopatra”, el 23 de julio de 1960.
Conserva un diario manuscrito con las películas que se pasaban y que él realizó
desde 1961 aunque esta labor documental se venía haciendo desde 1947 por su
maestro y antecesor en el cargo. Se sabe de memoria los diálogos de “Los diez
mandamientos”, película que llegó a proyectar 42 veces. Habla, con humor y
cierta magua, de aquellos viejos rollos de 35 milímetros que llegaban en sacos
traídos por la guagua y que: “...si se soltaban y confundían formaban el caos,
pues a veces el protagonista había muerto y luego aparecía vivo en el siguiente
rollo, lo que ocasionaba muchos silbidos”. Y cuenta todo entre la tristeza de
haber comprobado cómo trataron luego como chatarra los inestimables restos de
máquinas de proyección. Guarda cerca de 50.000 piezas promocionales, así como
carteles, entradas, artículos de prensa, fotografías… Le pagaban 100 Ptas. al
mes y, cuando a los 18 años logró el título de operador, ascendió de puesto. Se
fue en 1979 una vez que el cine parecía abocado a su cierre, que se produciría
el 21 de junio de 1992 con la última película: “Corazones de Hierro”. Obra del
arquitecto peninsular José Blasco, fue construido entre 1932 y 1934. Su
promotor fue Antonio García. Se inauguró en agosto de 1934 con “Hay que cazar
al Príncipe” de José Mojica. Era una obra de la arquitectura racionalista de
Canarias –estilo arquitectónico que floreció en el período de entreguerras–.
Tenía remaches similares a los de la Torre Eiffel, un pavimento de madera que
rotaba para darle funcionalidad al espacio y una importante capacidad. Era de
una gran relevancia arquitectónica y un elevado valor etnográfico. Comenzó su derribo
el 3 de junio de 2003. Estaba conceptuado como un auténtico templo del cine,
pero alguien robó el archivo y lo vendió en Barcelona por una muy importante
suma de dinero. Sólo uno de los carteles se vendió a 80.000 Ptas. El inmueble
no fue catalogado nunca para su protección, así que en mayo de 2003 llegó la
licencia municipal de derribo y una pala mecánica ejecutó la orden un mes
después, lo que generó un conflicto empresarial, social y político que aún
perdura. “A cada tiempo su arte y a cada arte su libertad” le gusta decir,
citando la máxima de la asociación vienesa del modernismo, que evolucionó al
racionalismo y donde tenían mayor importancia las líneas puras y determinantes,
un movimiento en el que la función primaba a las formas. Se lamenta de que el
ayuntamiento no recoja este bagaje que acumula. Y narra todo un proceso desde
1982 en el que no ha habido interés por parte de la institución municipal.
Esperemos que con el paso del tiempo cambie esta situación, y el archivo de
Domingo Hernández pase a formar parte del acervo popular, al amparo del
municipio y en beneficio público. Y por supuesto, seguir disfrutando también
del libro abierto que es Domingo Hernández, nuestro Domingo el “Técnico”…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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