Aniversario de su fallecimiento.
Domingo Hernández que conocíamos cariñosamente y popularmente por “El Técnico”.
Nació en la Villa Arriba de La Orotava, en la calle Centella en
el año 1947, y falleció en la misma Villa Arriba de La Orotava, en su nuevo
hogar de la Calle Nueva el 17 de Noviembre del 2014, a los 67 años de edad,
después de una larga y penosa enfermedad.
A Domingo Hernández le tenía en la vida y desde mi infancia una
especial estima, en muchas ocasiones me ayudó, en proyectos, datos y puntos
históricos interesantes.
Estudió en el desaparecido colegio Público de la Villa Arriba
“La Alhóndiga”, continuando en las Graduadas de La Concepción, debajo del
Ayuntamiento Villero. Casi en pateras y muchas caminando se trasladó al
Puerto de la Cruz a especializarse en los estudios que en el futuro iban a ser
sus hobby profesionales; La Electrónica y la Electricidad, en el Instituto
Técnico Laboral de la calle Pérez Zamora.
Domingo Hernández en la su vida fue propenso a colecciones que
con el tiempo se convirtieron en verdaderas joyas y tesoro en su propio hogar;
Cromos (deportistas), folletos de películas cinematográficas, paneles en
cartulinas escrito a mano sobre datos y datas cronológicamente por fechas desde
la fundación de La Villa de La Orotava, fotografías, curiosidades de
acontecimientos relevantes en el mundo del deporte (fútbol), política y
sociedad de la Villa y otros lugares, objetos de artesanías y etnológicos
arcaicos.
Domingo fue un enamorado del Cine, en su casa conserva un gran
monumento que hace cátedra sobre el material del séptimo arte. Así como gran
aficionado al fútbol a su UD. Orotava, al Atlético Madrid, a los carnavales, en
el que participó en numerosas parodias locales conjuntamente con el también
amigo Ángel García González, al arte efímero de las alfombras, y sobre todo a
la Romería de San Isidro. En la que participaba todos los años con su propia
carreta, engalanada de; Conventos, Casonas, Templos orotavenses que el mismo
divulgaba en el paseo romero a todos los transeúntes, con un folleto hermenéutico
y erudito.
Todo un personaje, una persona bondadosa y servicial que nos
dejas con un enorme trabajo altruista, por lo nuestro, lo que en el tiempo, le
quedó muchísimas cosas, que él voluntariamente ilustró, siempre con todo su
corazón y amor por su Villa de La Orotava. La cual está totalmente en deuda.
Casó con una amiga, dama y señora orotavense, Teresa, de la que
tuvo dos hijos, la cual contribuyó a su ayuda, siempre que le necesitaba, en
todos sus estamentos.
Trabajó con la firma comercial orotavese de los “Herreros”,
tanto en el comercio y en el desaparecido teatro Cine Atlante como proyectador.
Hasta que se independizó, para trabajar en su taller de su nueva residencia de
la Calle Nueva (casa que heredó de su tía Imelda) como técnico, hasta su retirada
laboral definitiva.
A título anecdótico, en la primavera del año 1971, una
agencia de Viaje del Puerto de la Cruz, organiza un viaje a Rusia (antigua
Unión Soviética), para el cual invita a varios parranderos de la Villa de La
Orotava (Juan Pedro Pérez Rodríguez “Peyo”, Gabriel Cruz “El Pinto”, Juan
Felipe Hernández González), entre ellos a Domingo Hernández “El Técnico”, que
lleva un instrumento hecho artesanalmente con latas de aceites, tapas de
refrescos y alambres. Una especie de contrabajo tipo parodia, que se tocaba con
un falso arco dándole salto sobre el suelo. En el aeropuerto de Moscú,
coincidieron en el vuelo que los trajo a España con la selección Absoluta de
fútbol (La Roja), que se había enfrentado a la Selección de La Unión Soviética
en la fase previa a la Eurocopa, y fueron vencidos por 2 – 1, entre ellos,
estaban; Violeta, Amancio, Garate, Pirri, Zoco, Tonono…
Domingo, nosotros los orotavenses, te deseamos una vida mejor,
en ese lugar infinito demasiado desconocido, pero esperanzador y tranquilo. Que
allí sigas con tus aficiones, que las conserve, allí están tus principales
admiradores, de los que te hincaste en tus proyectos; don Victoriano Sosa y don
Norberto Morales. Aquí se queda con nosotros tu encantadora esposa Teresa, y
tus hijos que te quieren y te seguirán queriendo. Un abrazo y hasta pronto.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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