El Jueves Santo es el día más grande de la Semana Santa orotavense, el día
en que se hermanan ritos contradictorios de penas y alegrías. En la Orotava
destacan durante esta jornada los "Monumentos", una forma solemne de
exaltación eucarística, que responden a la antiquísima tradición que desde la
tarde noche del Jueves Santo y hasta la media tarde del día siguiente, los
cristianos oran durante las horas que duró la agonía de Jesús. La Villa de La
Orotava y la ciudad de San Cristóbal de La Laguna destacan por la
monumentalidad de estos "altares de
reserva", que "parecen palacios indianos enriquecidos por
legendarios tesoros incaicos".
Las parroquias e iglesias de la Villa utilizan sus andas de Corpus, baldaquino
de Vírgenes, decoraciones, orfebrería, etc. para realizarlos. La visita de los
monumentos es algo tradicional en la madrugada, que están repartidos entre las
diferentes iglesias del Casco Histórico.
Tras la Solemne celebración de la Cena del Señor, sale desde la Parroquia
Matriz de Nuestra Señora de la Concepción la suntuosa procesión del Mandato. El
cortejo procesional, organizado por la Cofradía de la Vera Cruz, está formado
por cuatro bellas imágenes: La primera es Santa María Magdalena, incorporada a
esta procesión en el siglo XX, es la misma que procesiona junto al Cristo
Predicador en la procesión del Domingo de Ramos. Ambas pertenecían al
extinguido convento dominico y llegaron al Templo Matriz en 1836, tras la
desamortización. Le sigue la efigie del evangelista, una talla de José Lujan
Pérez realizada en 1799 para la Cofradía de la Vera Cruz con el fin de
sustituir a la anterior imagen. Se trata de una obra única respecto al resto de
imágenes lujanescas.
Representa a un escritor solitario, que porta en su mano derecha una pluma
de plata, y en la otra, un pergamino. Es una talla completa, de vivos colores,
cuya policromía recayó en manos de Manuel Antonio de la Cruz, destacando, sobre
todo, el trabajo de su barba. La imagen central de la procesión es el Santísimo
Cristo de la Misericordia, un crucificado realizado en 1585 por RUI DÍAZ DE
ARGUMEDO. De composición similar al Santísimo Cristo de la Laguna, fue
encargado por la Cofradía para sustituir a la anterior imagen titular, que se
encontraba en el Hospital de la Santísima Trinidad. En la procesión luce una
cruz de tea chapada en caoba, con perillas de plata como remate. Cierra el
cortejo la bella imagen de Nuestra Señora de los Dolores, una talla de
candelero realizada en 1798 por José Luján Pérez y reformada por Nicolás
Perdigón Oramas a principios del siglo XX. La Dolorosa alterna cada año sus dos
mantos de terciopelo negro, uno de ellos salpicado de estrellas de plata. Pero
sobre todo, destaca su pectoral cruciforme, perteneciente al obispo D. Luis
Folgueras y Sion, obispo de Nivaria. El escudo de la Cofradía representa los
tres clavos de Cristo, enmarcados en la corona de espinas. Sus cofrades visten
una túnica blanca con fajín y capa de color violeta.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario