Tras la celebración de la Muerte del Señor, a las 5 de la tarde, todas las
miradas giran en torno a la Parroquia de San Juan Bautista, pues en este templo
tiene lugar la procesión del Santo Entierro de Cristo. Esta procesión tenía
lugar en el Convento de San Lorenzo, desde donde partía hasta la calle Viera,
haciendo luego estación en el Templo Matriz y finalizando con la Ceremonia del
Entierro en el desaparecido convento clarisa de San José. Fue en 1835, donde
fueron trasladadas desde el monasterio hasta San Juan tras la desamortización
de Mendizábal, junto con otras imágenes como la Virgen del Carmen o San
Lorenzo Mártir El cortejo procesional lo componen seis imágenes: la dos
primeras representan a los Santos Varones Nicodemo y José de Arimatea, anónimas
del siglo XVII y de las que destaca, sobre todo, el tallado de sus barbas.
Les sigue la bella imagen de Santa María Magdalena, obra de Luján Pérez realizada
hacia 1801, y la popular efigie de "El Enamorado", de Fernando
Estévez. Las mismas que procesionan junto al Señor de la Columna en la noche
del Jueves Santo. La atención recae en la imagen principal, la talla barroca
del Señor Muerto, un Cristo crucificado articulado (permitiendo convertirlo en
Cristo Yacente) atribuido al escultor Francisco de Ocampo y que llegó de
Sevilla a la Orotava a principios de siglo XVII. El cortejo lo cierra la
imagen de Nuestra Señora de los Dolores, hermosa obra realizada por Fernando
Estévez en 1816.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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