jueves, 29 de marzo de 2018

ANÉCDOTAS DE JUEVES SANTO


Fotografía de los últimos momentos del recordado sacerdote Salesiano don Francisco Larena en tierra andaluza, que falleció en Sevilla a los 91 años de edad en el mes de Marzo del 2016.
Protagonizó un excelente sermón el Jueves Santo del año 1960, desde el balcón de la casa Consistorial de la Villa de La Orotava, cuyo punto principal, fue la valentía de adelantarse al Vaticano II, con su famosa frase; “…no hay sangre azul ni sangre blanca, sino sangre roja como la de Cristo, que la derramó para que todos puedan ser iguales…”.
Pido a la Esclavitud del Santísimo Cristo de la Columna del templo parroquial de San Juan Bautista en Farrobo, en la que formo parte, que se le tribute a este sacerdote salesiano fiel a su madre “María Auxiliadora” un merecido homenaje, por su locución de entonces, aunque hoy son frases normales y cotidianas, en aquel tiempo del franquismo era una evidencia.

El amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (2/4/2016) estas notas que tituló;  “ANÉCDOTAS DE JUEVES SANTO”: “…Quiero seguir contando la procesión del Señor a la Columna, el Jueves Santo por la noche. Dejé mi relato del otro día (‘Semana Santa 2016’) en el momento en que el Señor y la Virgen entraron en  la Plaza del Ayuntamiento de La Orotava, al  compás de ‘El adiós a la vida’, interpretado por la Banda de Música. Pues bien: luego viene el sermón tradicional desde el balcón principal. Y voy a contar dos anécdotas:
1.- Jueves Santo 1960: El sermón estuvo a cargo de un sacerdote salesiano, don Francisco Larena, que expuso uno  bastante distinto de lo normal, y dijo, entre otras cosas, que: “…no hay sangre azul ni sangre blanca, sino sangre roja como la de Cristo, que la derramó para que todos puedan ser iguales…”
   Este sermón sentó muy mal a algunos elementos de la aristocracia local… Y el cura salesiano fue destinado a renglón seguido, al día siguiente,  a otro colegio peninsular, y nunca más lo volvimos a ver por estos lares. Este sacerdote, Francisco Larena, murió en la Península, hace poco más de un mes (2016), a los noventa y pico años de edad.
2.-  La otra anécdota es más de broma, más para  reírse; fue algunos años más tarde, final de los años sesenta.  El sacerdote que iba a pronunciar el sermón, por lo visto lo traía preparado de memoria y para empezar dijo: “¡En esta noche estrellada…!”
Pero resulta que la nube tan frecuente en este Valle de lágrimas norteño (que aqui llamamos ‘panza de burro’) se había metido y había cubierto todo el cielo,  y en aquel mismo momento no se veía ni una estrella, ni siquiera la luna, que siempre coincide  la primera luna llena de primavera con esta noche de Jueves Santo.
En ambas ocasiones estaba yo presente…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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