A igual que acaeció con la natural Playa de Martiánez del Puerto de la Cruz
al comienzo de la década de los años sesenta del siglo XX, sucedió con la playa
de La Arena del término municipal de Santiago del Teide, se cambió lo natural
por la política del hormigón acompañada de bloques y ladrillos, sin orden y sin
escrúpulo.
Esta foto fue tomada en la Playa de La Arena el día uno de Mayo de 1964,
alumnos del Colegio de San Isidro – Salesianos de La Orotava componentes de las
Compañías; de San Luis y el Santísimo, por su buenas actitudes y sobresalientes
notas realizaron una excursión a dicha playa sureña.
Los sacerdotes salesianos entonces (antes del concilio del Vaticano II de
Juan XXIII), se bañaban y se recreaban en las playas con sotanas. Y solían ir a
playas vírgenes y solitarias.
La Verdad que fue la primera vez que vi ese nítido lugar tan íntimo, donde
la piedra de la lava de nuestro padre Teide limpiaba las desiertas olas de la
mar friega como la naturaleza.
De izquierda a derecha, de arriba abajo; El entonces sacerdote Salesiano,
Catequista del Colegio de San Isidro de La Orotava y profesor de Matemáticas
don Diego Llergo (me cuentan que casó con una señora de Pozoblanco – Córdoba,
de profesión telefonista y viven en Madrid), Feliciano, Jesús Dorta, Medardo
Díaz de espalda mirando hacia el mar, Manuel Francisco González Díaz, Paco
Hernández Álvarez, (¿?), Ángel Benítez, Un servidor, Carlos Saro Calamita, Juan
José del Rosario, Manolo Ledesma, Reverón y Francisco Gómez Dávila.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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