Había nacido Don
Nicandro González y Borges el día 9 de mayo de 1846 en la Villa de La Orotava.
Fue hijo de Don Bemardino González y Hernández Salgado y Dña. María del Carmen
Borges.
Fue bautizado en la
Parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción el 12 de junio del mismo año, por el
presbítero D. Domingo Brito, con licencia del Párroco D. José Borges Acosta.
Fue su padrino Don Luciano Sánchez, vecino de La Laguna. Se le impusieron los
nombres de Nicandro Consolación Luciano. Sus abuelos paternos fueron Don Julián
González y Rodríguez y Doña. Josefa Hernández Salgada. Realizó sus primeros
estudios en la escuela instalada en el viejo convento dominico. Miembro de la
Venerable Hermandad del Calvario. Fue excelente agricultor, cuyos
conocimientos puso en práctica en su finca Los Orovales, en la que tuvo una
quinta de recreo, que "convirtió en un notable jardín botánico donde
se ven árboles y plantas de diferentes países y que ha sido visitado por
nacionales y extranjeros”. Don Tomás Zerolo lo llama "botánico
perseverante". Socio de la sociedad La Esperanza (anteriormente
denominada Falansterio de Taoro y posteriormente Liceo de Taoro) según relación
a 30 de junio de 1860, formando parte en 1887 de la última Junta Directiva de
la mencionada sociedad, y de la nueva que se creó al cambiar la denominación a
Liceo de Taoro al año siguiente.
Promovida por el Circulo Agrícola del Valle de Orotava y con intervención
directa del Liceo el20 de mayo de 1888 se inauguró la "Exposición
Provincial de Horticultura", en los Jardines de los Marqueses de la Quinta
Roja, hoy propiedad del Ayuntamiento de La Orotava. La elección del lugar para
este evento fue un completo acierto. Al decir de Dulce María Loynaz, que lo
visitó en 1952, "un jardín hermoso, un poco frío acaso, pero bien
cuidado y regado por hilos de agua que aquí equivalen a hilos de oro... donde
la rosa era casi la única flor... Rosas llagadas, rosas centifólias, rosas de
Francia, todas las rosas de la tierra... ". En 1882 y dentro de su
recinto, se levantó un monumento funerario en memoria de Diego de Ponte y
Castillo (VIII Marqués de la Quinta Roja), obra del arquitecto francés Adolph
Coquet, fallecido en 1880 y que entró en la leyenda orotavense, al impulso de
la poetisa cubana. En la Presidencia de Honor de la Exposición figuraron Benito
Pérez Galdós, Ángel Guimerá y Nicolás Estévanez, y de ella fue Director de las
obras Don Nicandro el cual creó una rampa de acceso desde la plaza de "San
Agustín", convirtiéndola en delicioso paseo al crear en el barranco
limítrofe una serie de pequeños lagos, cascadas, etc... El éxito de la
Exposición fue rotundo. Don Nicandro fue un hombre preocupado por el ornato de
su pueblo, y de ello es prueba el "regalo de muchos árboles de los que
hoy embellecen las plazas y paseos públicos, distinguiéndose las numerosas
araucarias que bordean el paseo de Domínguez Alfonso. Hoy estos gigantescos
árboles constituyen un punto de referencia en el paisaje urbano e La Orotava.
Pero en esta tarea también es de destacar que en 1912 costea con su peculio
personal la decoración del tímpano de la fachada del Ayuntamiento de La
Orotava con el escudo heráldico de La Orotava, cuya blasón había concedido
Alfonso XIII, con las figuras alegóricas de la Justicia, la Agricultura, la
Historia y la Enseñanza, decoración que se realiza bajo la dirección del
Arquitecto D. Mariano Estanga. Los nombres de D. Nicandro y D. Mariano se unen
en esta obra, premonitoria de otro trabajo en común, de mayor calado, objeto de
nuestra historia. Pero aún debemos citar otro ejemplo de su generosidad para
con su pueblo. Así contribuyó con su iniciativa, trabajo y peculio a la
adquisición del material de incendios que en 1916 poseía el Ayuntamiento de La
Orotava. Participó en el sostenimiento del primer Colegio de San Isidro, y
posteriormente en la construcción a su exclusiva costa de su gran obra: el
nuevo Colegio del mismo nombre. Falleció en La Orotava, en la casa donde vivió
en la calle León, el día 8 de mayo de 1916, lunes. En el Libro de defunciones
de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Concepción, Don Inocencio García Feo,
escribió este elogio póstumo: "Esta Villa jamás debe olvidar su nombre.
Fue patriota de corazón y en su testamento, además del edificio para niños que
actualmente se construye en la plaza de Frachy Alfaro, donó al Hospital de esta
Villa cinco mil pesetas. Se le hizo funeral extraordinario por los donativos a
ésta de mil pesetas y haber nombrado al Párroco de la misma miembro del Patronato
del referido Colegio”. Tenía 68 años de edad. Al día siguiente de su
fallecimiento, cuatro concejales del Ayuntamiento de La Orotava (D. Agustín
Hernández, Don Tomás Salazar, D. Casiano García Feo y D. Juan Acosta) dirigen
un escrito al Ayuntamiento, en el que después de exponer la obra de Don
Nicandro constituyendo una fundación para la enseñanza y donar importante
bienes materiales para su funcionamiento, afirman: "Tan espléndido
desprendimiento, fruto solamente de! intenso patriotismo que alentaba en el
corazón del Sr. González y Borges, es digno de la mayores alabanzas y de que e!
nombre de su merecido autor se recuerde siempre con inmensa gratitud por los
extraordinarios beneficios que obra tan generosa reporta a La Orotava y a esta
comarca tinerfeña, que en la cultura general de sus hijos y en su instrucción
agrícola, particularmente, debe basar su futuro engrandecimiento". Hacen
las citas de otras obras suyas y añaden: "Pero con ser tan apreciables
y valiosos éstos rasgos del elevado patriotismo y generosos sentimientos…
En 1914 Don Nicandro
González y Borges inició la construcción del actual Colegio San Isidro y
sintiéndose morir, para garantizar la finalización del edificio, creó mediante
escritura otorgada el día 1 de mayo de 1916 la Fundación San Isidro Labrador, a
la cual dotó con una gran parte de los bienes que constituían su patrimonio.
Fallecido el fundador, ocho días más tarde, comenzó su actividad la recién
constituida Fundación, concluyendo las obras del Colegio e iniciando una labor
docente que se ha perpetuado a lo largo de los años, bajo la regencia de los
Hnos. de las Escuelas Cristianas y de los Padres Salesianos. Fue Don Nicandro
un prohombre orotavense de enorme generosidad y una gran visión educativa.
En síntesis don Nicandro González Borges, nació en la Villa de la Orotava,
en 1846, hijo de Don Bernardino González y Hernández Salgado, y de Doña María
del Carmen Borges, fue su padre Regidor de la Orotava, en 1834 y 1836, uno de
los más característicos villeros del siglo XIX, presidente del
"Falansterio de Taoro"; poseedor de una importante fortuna, de quien
la memoria popular conserva rico anecdotario. Estudió nuestro biografiado en la
escuela regentada por el emérito, el maestro Don Cayetano Puentes, instalada en
el ex-convento de Santo Domingo, en la calle del Agua; edificio de ilustre
historia, y en el que el siglo anterior habían estudiado, bajo la dirección
dominica, entre otros: Don José y Don Agustín Bethencourt Castro y Molina, Don
Francisco, Don Estanislao, y Don José de Lugo y Molina, Don Juan Antonio de
Urtusaústegui, Don José de Viera y Clavijo, Don Bernardo, Don Tomás y Don
Domingo de Iriarte, todos entre los más notables hijos de Canarias. Don
Nicandro tuvo siempre dos primordiales inquietudes: el perfeccionamiento y
mejora de la agricultura; y la enseñanza, ideal forma de aumentar la riqueza, y
suprimir, nivelando las desigualdades. La Orotava es centro de una comarca
privilegiada, famosa por su riqueza agrícola, fruto de la dedicación y
laboriosidad de sus gentes, a la par de contar con las condiciones naturales
ideales. Don Nicandro, excelente labrador hacendado, hizo de su finca "Los
Orovales", en el Puerto de la Cruz, propiedad modélica, por la disposición
de sus cultivos, en los que utilizó formas innovadoras, que aumentaron
notablemente su rendimiento, e hicieron de ella un vergel admirable. Figuró, en
1888, entre los activos organizadores de la "Exposición Provincial de
Horticultura" celebrada en los jardines de la Marquesa de la Quinta
Roja, en la plaza de la Alameda de la Orotava, y de la que se habló en todo el
Archipiélago; trabajó mucho diseñando paseos y varias glorietas, que luego
desmontadas, fueron destinadas a los jardines del hotel Taoro. A fines del
siglo XIX, la situación de la enseñanza en la Orotava era crítica, posee sólo
cinco escuelas diurnas y tres nocturnas, que dan escolaridad, apenas, al
treinta por ciento de la población teórica en edad escolar, panorama triste,
pero comparativamente mejor que el del resto de la Provincia. En el terreno de
la educación privada, funcionaba desde 1884, en el antiguo convento
franciscano, un colegio regentado por las Hijas de la Caridad, que funcionaba
de forma modélica; pero para varones, tras el cierre del Colegio de Taoro, de
corta vida, duró de 1895 a 1902; no existía ninguna institución, y era este
importantísimo problema para las clases rectoras de la Villa. Don Juan
Stirling, distinguido irlandés, residente en la Orotava, sabedor de que los
Hermanos de la Doctrina Cristiana, muchos establecidos en Irlanda, tras su
expulsión de Francia, podían fundar en la Orotava, dirigió, el 26 de Diciembre
de 1906, carta a su Alcalde Don Nicolás de Ponte, ofreciéndose corno mediador
en el asunto. La voluntad de traerlos fue unánime, y allanadas las
dificultades, se instalaron provisionalmente en una casa de la calle de la
Hoya, que fue de Don Pedro Pascasio Perdigón, donde el 7 de Enero de 1909,
abrieron su colegio los Hermanos de la Doctrina Cristiana, muy ayudados por el
nuevo alcalde Don Tomás Salazar y Cólogan. Todo el Valle de la Orotava apreció
la enseñanza de los Hermanos de la Salle; y el Dr. Don Tomás Zerolo, haciéndose
eco de la voluntad popular, inició gestiones para crear una gran casa escuela,
nuevo edificio capaz de albergar a internos y externos, con aulas y
dependencias aptas, aireadas y modernas, en las que se imparta la primera y
segunda enseñanza, donde se prepara adecuadamente a los jóvenes para entrar en
la Universidad, en las Escuelas Técnicas Superiores, Academias Militares, etc.
Y, Don Nicandro, Último amigo y deudo del Dr. Zerolo, será su primero y más
importante colaborador, y luego de fallecido aquel, quien haga suyo y realice,
tan importante y filantrópico proyecto. Legó el solar para su construcción,
además de una importantísima suma en efectivo, que se agregó a otras
conseguidas por suscripción popular; y por su testamento de 1 de mayo de 1916,
ante Don José Romero de Castro, Notario de Orotava, dejó la Finca de la Viña de
los Frailes, contigua al colegio, mas una importante riqueza en aguas,
propiedades y dinero en metálico, para la terminación de las obras, dejando
depósitos y rentas que garantizaran su funcionamiento. Para la representación y
administración del legado instituyó una Junta Patronal, compuesta de cinco
miembros, a la cual concede el fundador completa libertad para determinar la
clase y grado de enseñanza en el nuevo colegio. La finalidad es la educación de
los jóvenes inspirada en los principios de la Religión Cristiana, y la
enseñanza de la agricultura, en el orden práctico. Bajo el patrocinio y
advocación de San Isidro Labrador, patrón de los agricultores y de la Villa de
la Orotava. En 1912, y también por su generosidad, se construyó el tímpano que
adorna la fachada principal del Ayuntamiento, diseñado por el arquitecto Don Mariano
Estanga, representando el escudo heráldico de la Orotava, entre la agricultura
y la enseñanza. Falleció este prócer a las doce horas del 8 de mayo de
1916. Y en palabras del doctor Don Inocencio García Feo, Arcipreste y
párroco de la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción: "esta
Villa jamás debe olvidar su nombre. Fue patriota de corazón y en su testamento,
además del edificio del colegio, para niños que actualmente se construye, en la
Plaza de Franchi Alfaro, donó al Hospital de esta Villa, una importante suma.
Se le hizo un extraordinario funeral, merecido además por el magnífico donativo
a la parroquia y por haber nombrado al, párroco de la misma miembro del
patronato del referido colegio".
En consideración a sus muchos trabajos en pro de la cultura y de los
pobres. El Ayuntamiento, eco de la voluntad popular, dio su nombre a la
calle donde se encuentra el instituto por él fundado.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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