Fotografía
referente a la casa de la Gurdejuela (Los Realejos – siglo XIX), del fondo de
fotografías antiguas de Canarias FEDAC.
El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de la Laguna. Remitió entonces (22/01/2017) estas notas que
tituló: “UNA VISITA DEL OBISPO A LOS REALEJOS EN 1859”.
Publicadas
el día 21 de enero de 2017 en La Opinión
de Tenerife: “…La historia de nuestros pueblos representa la trayectoria de toda una serie de hechos que constituyen
un aporte significativo para su estudio desde diferentes perspectivas. En ese
sentido, el periódico El Comercio. Periódico comercial, científico y literario,
publicó el 26 de noviembre de 1859 una crónica disponible en el portal Jable de
la ULPGC donde describe la visita del Obispo al núcleo de Los Realejos (por
entonces Realejo Alto y Realejo Bajo) como un acontecimiento preparado con sumo
cuidado y detalle por sus vecinos en aquellos lejanos días del 8 al 10 de
noviembre de 1859. Las autoridades civiles, militares, junto a una comisión del
clero y otras personas distinguidas del pueblo, recibieron al mismo en la
“calzada de la Gorvorana”. El Obispo llegaría junto a otras autoridades del
Puerto y la Villa de La Orotava. En primer lugar se dirigió hasta la Iglesia de
Santiago Apóstol. En la puerta de la histórica parroquia se encontraban con el
palio el arcipreste Domingo González de Chaves junto al resto del clero y la
hermandad del Santísimo. A los presentes se les ofreció un refrigerio tras
finalizar la jornada. El día siguiente marcó el inicio de nuevos actos
importante para el Obispo. Según destaca el artículo, se encargaría de ofrecer
725 confirmaciones. Una multitudinaria ceremonia que finalizó con el desarrollo
de un banquete en el que participaron los acompañantes del Obispo, el clero de
ambos Realejos, así como otras autoridades y personas destacadas del lugar. En
la tarde de ese mismo día, la autoridad religiosa se trasladó hasta el Realejo
Bajo, acompañado del clero, autoridades y otras personas notables. A la entrada
del expresado pueblo les esperaban una multitud de gente ansiosa. Se dirigió
hasta el ex convento de agustinas recoletas y a la Iglesia de Nuestra Señora de
la Concepción, “donde fue recibido por el clero con palio”. También sería
motivo de su visita la ermita de San Sebastián. Desde allí continuó hasta la
casa de los Príncipes de Asculi (conocida como Hacienda de los Príncipes) donde
se hospedaría durante la noche. Al día siguiente, tras desarrollar la misa en
el oratorio, se dirigió hacia la Parroquia para administrar el Sacramento de la
Confirmación a los vecinos allí presentes. La banda musical ofrecería numerosas
piezas escogidas de su repertorio. Tal y como apunta el rotativo, un total de
1.019 personas recibieron el Sacramento. Tras finalizar la ceremonia y al igual
que en Realejo Alto, el Obispo acudió junto a diversas autoridades del lugar
para disfrutar del almuerzo. Se ofrecieron nuevas canciones y se recitaron emotivas
improvisaciones en verso y prosa.
Un acto muy agradable que se alargó durante
horas. Ese hecho motivó que muchos de los allí presentes aconsejaran al Obispo
no partir ese mismo a la ciudad de Icod de los Vinos y esperar al día siguiente
para emprender su salida. Sin embargo, el Obispo no dudaría en rechazar con
amabilidad tal petición, pues “ya había avisado a aquel pueblo de que iba y que
sentía causarle molestia en esperarlo, por cuya causa al principiar los postres
quedaron estos casi sin tocarse”. Desde el Realejo Bajo emprendió su viaje en
compañía de los alcaldes de ambos término, jueces de paz y numerosas personas
que no quisieron abandonar a la autoridad religiosa hasta San Juan de la
Rambla. El autor de aquella crónica no dudaría en anotar la tristeza que se
sintió entre los asistentes al no haber podido disfrutar de más tiempo de una
persona que “por su bello físico y dotes morales, según las ideas que se le
notaron, tanto en las materias que se tocaron en público como en las familiares
privadas con las personas que tuvieron el honor de haberle tratado, revela
hallarse adornado de la ciencia, virtud, prudencia y maneras cortesanas propias
de su elevado Ministerio, con que sin duda sabe atraerse y en cierto modo
fascinar las voluntades de todas las clases de los Pueblos por donde ha pasado.
Dios le conceda los dones y la perseverancia de sus benéficas intenciones para
que rija y administre esta Diócesis”…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario