El amigo del Puerto de
la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ. Remitió entonces (16/03/2018), estas
notas y fotos, que tituló; “LOS GUANCHES Y EL PUERTO DE LA CRUZ. HISTORIA Y
NOSTALGIA DE UN PASADO QUE NO CONOCÍ “: “…HALLABAME en mi habitual puesto de trabajo cuando de repente me
sentí transportado. Mi mente se perdía en el pasado: me preguntaba cómo sería
de bonito el lugar y entorno donde hoy se encuentra ubicada la «ciudad
turística», antes, con los guanches y en los años inmediatos a la conquista de
la isla de Tenerife por los castellanos hace 524 años. Tuvo que ser muy lindo,
me repetía, a juzgar por la belleza paisajística del Valle de La Orotava, que
aún persiste pero que va degradándose paulatinamente por motivos que todos
conocemos.
¿De dónde
vinieron los guanches? Nadie lo sabe ni sabrá. (Solo oímos conjetura,
suposiciones) Los poquitos que quedaron —después de la conquista— se
mezclaron por igual con los españoles. Nuestros historiadores nos aleccionan
diciendo que los súbditos de los Reyes Católicos no fueron los primeros en
intentar la conquista de las Islas Canarias, en otros tiempos llamadas
Afortunadas. Probaron antes sin éxito entre otros, portugueses y
franceses. Los navegantes que se acercaban por el Atlántico al continente
africano tuvieran que tropezar por fuerza con las Islas Canarias. Es de suponer
que, al llegar a la costa del Valle Taoro (hoy Puerto de la Cruz) como a
cualquier otra de las islas, los indígenas los, recibieran con amabilidad. Los
marinos ofrecían a los guanches algunas chucherías europeas, y a
cambio estos recibían de los guanches productos frescos de la tierra y agua
abundante para seguir hacia África o de regreso a Europa.
Como dije
anteriormente no fueron los españoles los primeros en el intento de tomar las
islas, pero sí fueron éstos quienes las conquistaron para la Corona de España.
En 1494 caía Tenerife invadida desde el sur. Dos años más tarde, en 1496, los
castellanos sometían a los principales reyes guanches en el valle Taoro,
completándose así la conquista de Tenerife. Habían pasado ya 303 años de la
conquista por la católica España, cuando he aquí que un marino inglés, el
contralmirante Horacio Nelson en 1797 que venía al mando de unos navíos de
guerra, codiciando la isla reclamábala para la corona inglesa. Desconocía que
la Virgen de Candelaria en 1392 o sea, 105 años antes de terminar la conquista
de Tenerife, se apareció a los guanches como preludio de que serían llamados al
Evangelio por la católica y evangelizadora España. ¡Por favor, usted! ¿me puede
atender? —Solicitaba un cliente— ¡Oh, sí, perdone! Creí que dormía. No señora,
pensaba solamente.
Atendida
la señora mi mente volvió al pasado portuense.
Llegó
la hora de cerrar la tienda, cogí la cámara fotográfica, y me dirigí a indagar
en calles y plazas de la ciudad turística.
He aquí lo
que mi bolígrafo y después las teclas de mi ordenador pudieron transcribir. En
la base de un busto, alzado en la plaza de la iglesia, se puede leer: «al
ingeniero Agustín de Betancourt. El Ayuntamiento de su ciudad natal»: Fundador
y primer director de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, inspector
general de Caminos y Canales de España.
Constructor
del telégrafo óptico de Madrid y Cádiz. Fundador del real gabinete de máquinas
de Madrid. Inventor de la máquina de vapor de doble efecto, de la draga y la
esclusa de émbolo buzo. Caballero de la Orden de Santiago, miembro de honor de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Director general de Puentes y
Calzadas del imperio ruso bajo el Zar Alejandro I. Fundador de la Escuela de
Puentes y Calzadas de Rusia. Teniente general de los Ejércitos del Zar.
Constructor del picadero de Moscú y de la feria de Nijni Novgorod. Caballero de
la Orden imperial Rusa de San Alejandro Newski. Nació en 1758 en el Puerto de
la Cruz, murió en San Petersburgo en 1824. Como para que alguien se comprometa
a decir que del Puerto no ha salido nada bueno! ¡Casi nada! como diría un buen
andaluz ¿Qué les parece a ustedes? Otros grandes personajes, sabios e
intelectuales, ha dado al Puerto de la Cruz tales como los hermanos Iriarte. En
la entrada de la casa donde vivieron —actual calle San Juan Núm. 17—hay una
placa con la siguiente inscripción: «En esta casa nacieron los ilustres
hermanos: don Tomás (18-9-1750), don Bernardo (18-2-1735), don Juan
(21-12-1735), don Domingo (18-3-1739) de Iriarte y de las Nieves.
Doy nuevos
pasos y en la actual calle Blanco Núm. 17. Ves una casona de tiempo fundacio-
nal, y en
la fachada una lápida con la siguiente inscripción: «Aquí nació José Agustín
Álvarez Rixo, alcalde e historiador de esta ciudad 1796-1883». Espero
recordarlos en futuros artículos. Transcribo a continuación algo sobre otro
ilustre personaje que aunque no nacido en el Puerto, sí formó parte de su vida
y qué hacer. Se trata del fundador de esta ciudad, entonces llamado Puerto de
Orotava. En el último tramo de la calle Quintana (estratégica vía que une la
zona de Martiánez con la plaza del Charco) y en la base de otro busto allí
erigido leemos: «.J. Antonio Franchi Luzardo y Ponte del Castillo; Regidor
perpetuo de la isla de Tenerife. En 1603 fue comisionado por el Cabildo para
señalar sitio para construir la parroquia y la plaza de este puerto. Levantó
las primeras fortificaciones ya desaparecidas y participó activamente en su
defensa. Señaló el trazado de sus calles. El Puerto de la Cruz reconoce su
valiosa contribución al desarrollo de esta ciudad». A estos personajes
del pasado y a los amantes de la poesía, dedico estos versos:
Recuerdos
que trae el viento
Por
senderos muy extraños
Mirad, por
favor no me hagáis daño
¿Porqué,
me afligís con vuestro encanto?
Mira que
mi corazón palpita
Se mueve
rápido, en su letargo:
Pensamientos,
recuerdos, nostalgias
Iros,
iros de prisa... iros de largo...
¡Qué sois
vosotros, ángeles, o duendes!
¿Por
qué traéis a mi mente el pasado?
Yo
que deseo olvidarlo, sacrificarlo
Tiempos
idos que por feliz odiado
No lo
veis, es tarde, no quiero recordarlo
Devaneos
y sutilezas ya pasaron
No
me tentéis, cruzad de prisa pasad de largo
Comprendedme,
me hacéis mucho daño…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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