Cuando
en el año 1916 se construyó la célebre carretera del Pinito que enlenzaba La
Villa de La Orotava con Vilaflor, se realizó en forma de curvas cerradas de
poca visibilidad, puesto que a ser la distancia a Las Cañadas del Teide corta,
realizándola en horizontal el presupuesto se multiplicaba por el espacio.
Al
pasar por el histórico lugar conocido por “La Torrita”, que también tuvo un
sobre nombre “El Gurugú”. Se estableció una curva tipo de media rotonda,
dejando a su izquierda una especie de pequeño campillo, en el cual se plantó un
árbol de los denominados “eucalipto”, y se adornó el entorno con mobiliarios
autóctonos.
Fueron muchos orotavenses y forasteros los que visitaban el
lugar, de esparcimiento, relax y a veces con fines curativos. Puesto que se
decía, que el Eucalipto, expulsaba una esencia que curaba los catarros y demás
enfermedades bronquiales. Sin embargo los eucaliptos son, junto a los chopos,
las especies más productivas en cantidad de madera entre las que se utilizan en
los cultivos forestales, su fruto se recolectaba para confesión en arte efímero
del tapiz de la plaza del Ayuntamiento villera.
El eucalipto se convirtió en el tiempo en un árbol muy
investigado y polémico. Diversos estudios comparativos llegaron a la conclusión
de que la biodiversidad de las plantaciones se ven afectadas y que la mesofauna
del suelo es más pobre en plantaciones de eucalipto que en bosques autóctonos.
La ampliación de la carretera del Pinito al final del siglo XX,
terminó con el histórico lugar orotavense, que se convirtió en una rotonda con
fuente y urbanización anexa, e incluso el centenario Eucalipto desapareció definitivamente
del lugar.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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