La familia
orotavense Casanova organizó en los años treinta del siglo XX, una corrida de
toros tomando como albero el recordado patio de la antigua Lonja de La Villa de
La Orotava, en lo que había sido el claustro del Convento de San Nicolás de las
monjas dominicas y catalinas.
Recuerdo de
pequeño oírle decir a mi padre Juan Álvarez Díaz, que de Francisco Casanova
Machado abogado era un gran aficionado a los toros, casi siempre conversaba con
mi abuelo paterno José Álvarez Luque y con su compañero Paco Polo, ambos
vinieron a La Orotava con el Batallón de Málaga al cuartel de San Agustín en
defensa de Tenerife tras la independencia de Cuba. Como eran malagueños la afición
por el mundo taurino era evidente.
El tristemente
desaparecido claustro del Convento de San Nicolás se convirtió en
la primera mitad del siglo XX, en uso múltiple, verbena de los carnavales,
plaza de toro, campo de fútbol, pelea de gallos, cárcel de presos
políticos y finalmente Lonja, donde se suministraban productos naturales
del campo, carnicería y pescadería.
Me hago una
pregunta, un tanto pintoresca, no había en La Orotava en la década de los años
cincuenta del siglo XX, algunos terrenitos céntricos por el lugar denominado La
Sidrona o el antiguo camino de Los Cuartos, para edificar; El Correo
Telégrafo, centros de salud, edificio del Juzgado, edificio de Telefónica y el
colegio de La Concepción. Sin tener que destruir esta manzana que albergaba
La Capilla, el Claustro y el convento de San Nicolás. En qué cabeza cabe
restregase todo un monumento que aunque sufrió tres incendios, se reconstruyó
como pudo, siendo testigo de la ultima el Naturalista de origen francés Sabino
de Berthelot.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar