Aniversario
de su fallecimiento. Su querido hijo; Pepito Salazar Hernández, que yo le vi
nacer remite esta extraordinaria
fotografía de mi vecina de toda la vida en la calle El Calvario; “Lola”,
que fue, madre, hermana y demás.
Dolores
Hernández García (Castro), era hija de don Lorenzo Hernández Castro y Doña Lola
García, nació en la Villa de La Orotava en el año 1932. Se casó en la misma
Villa en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Concepción, con el
orotavense - fallecido; Pepe Salazar. De su matrimonio tuvo dos hijos; Pepito y
Maro Salazar Hernández.
En mi
calle El Calvario y en mi vida hubieron dos; Lola Hernández García (Castro) y
Lola Álvarez Abréu (mi hermana), vivimos muchos años juntos, solo nos separaba
el asfalto de la calle y ambas aceras, jugábamos como de familia, simplemente
atravesando la vía, y en tiempos necesarios por cualquier incidencia intercambiábamos
el hogar.
Las
“Lola”, se hicieron cargo durante un tiempo de un bazar en la casa de los
“Castro”, se lo montaron nuestros padres; Lorenzo Hernández Castro y Juan
Álvarez Díaz (mi padre). Este bazar no lo recuerdo, lo más probable que funcionó
antes del año 1950, aún sin nacer.
Las dos
se vestían de mascaras en los carnavales prohibidos, en la pos - guerra incivil, a caras tapadas teñidas de
betún en negro, con gafas y algodones, que casi no se le conocían.
Conocí
a Lola trabajando en el Bazar que
regentó su hermano mayor Lorenzo Hernández García (fallecido), con su hermano
Máximo Hernández Castro en el salón que le dejó su padre, donde estaba
instalada la imprenta. Por navidades y Reyes era novedoso, siempre me acercaba
al establecimiento en busca de la carta de Reyes, para mi petición imaginaria y
mágica de la fiesta.
A
partir de ahí, Lola se casó con Pepe, nacieron sus hijos y compraron la casa de
sus padres y montaron una concurrencia de ventas de pollos y huevos en la calle
Verde (Nicandro González Borges).
Lola, te
fuiste el sábado anterior al domingo de Pasión; 12 de Marzo del 2016, previo a
la Semana Mayor de nuestra querida Villa de La Orotava, me enteré cuando todo
había pasado.
La
verdad que no me esperaba tu marcha así, siempre te veía en el balcón de tu
casa, hablábamos, nos saludábamos y me hacía recordar a tu madre Lola de mi
infancia.
Lola,
tu sabes que tu familia y la mía estaban emparentadas; en la amistad, en la vecindad,
y en la esperanza.
En mi
infancia y juventud tu casa era un castillo mágico, lleno de gloria. Ver a
cotidiano a tu madre Lola, otra madre mía, en el balcón asechándome, y cruzar
de aceras a tu recordado padre Lorenzo Hernández Castro con problemas en su
vista por las diabetes, a cambio de una peseta de las rubias.
Lola
ahora está Feliz, en el paraíso eterno de la misericordia, tienes a muchos; tu
marido Pepe. Tus padres; Lorenzo y Lola y tus hermanos; Lorenzo, Rafael, Chile,
Aureliano. Media familia y mucho más. Espero que tu reencuentro con todos ellos
sea tan feliz, como lo fue aquí entre nosotros, además mis padres; Juan Álvarez
Díaz y María del Carmen Abréu González, están ahí también en ese paraíso, muy ignoto,
lleno de brumas blanca, pero colmado de esperanza y de sosiego.
Adiós
Lola, hasta siempre.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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