Acontecer
y gran apoteosis del conjunto artístico villero en el país líder universal de
la música por eminencia.
Una
gira que empezó en Praga, la ciudad más romántica de Europa, todo un conjunto
arquitectónico que abarca desde el castillo de Praga con su catedral, la calle
del oro, catedral de San Vito, - lugar
de coronación de los reyes de Bohemia -,
y la plaza de la ciudad vieja que posee un conjunto arquitectónico
inigualable con el famoso reloj astronómico adosado a la torre del ayuntamiento
del siglo XV, la iglesia de nuestra señora del Tyn de estilo Gótico. Una
belleza de casas originalmente construida, que enclava con el pasear por el
puente de Carlos, autentica símbolo de Praga que une la ciudad pequeña con la
ciudad vieja, el barrio Judío y sobre todo la grandiosidad del cementerio.
Perseguir la gira con la eminente visita a la eterna ciudad de Salzburgo, haciendo
escala en Ceske Budejovice, la mayor ciudad de Bohemia del sur, contemplando
allí la romántica plaza de Jan Zizka, una de las mayores plazas de Bohemia.
En
Salzburgo la sensación fue eminente para los villeros que se asombraron de sus
divinos jardines, de su conjunto arquitectónico, de sus palacios y castillos y
sobre todo de sus alegres y bien ordenadas calles comerciales, que a pesar de
su estrechez los rótulos de neón y las grandes iluminaciones que sobresalen en
las grandes ciudades están totalmente reemplazado por señalizaciones típicas
del lugar. En Salzburgo se visita la casa donde nació el gran músico mundial
Mozart, los jardines del palacio d Hellbrun, Jardines de Mirabell, castillo de
Hohensalzburg y sobre todo sus típicas calles. En la ciudad austriaca de Graz,
la capital regional más grande de Austria, la capital de Estiria, una eterna
ciudad que se extiende describiendo anillos las casa con sus tejados rojos,
alrededor de la colina del castillo el Schlochberg, y a ambas márgenes del río Mur.
La cultura de esta ciudad se basa, en las actuaciones de sus músicos en las
esquinas románticas y encantadora a la vez. Las angostas calles del casco
antiguo, sus numerosos parques invitan diariamente a dar paseos y a la
tranquilidad. Fuera de la ciudad se encuentran motivos para detener su camino:
los famosos caballos Lipizzaner, que en Piber dejan ver el verdadero calor de
su pelaje: negro; o la localidad de Stübing, donde antiquísimas casas de
campesinos abren sus puertas a los visitantes.
La ruta de los castillos, al este, y la de los
viñedos del sur de Estiria se encuentran en una zona poblada de tabernas donde
se sirven vino nuevo y mosto de manzana. Claro está que en esta ciudad los
músicos de la centenaria banda de la agrupación musical Orotava hicieron y
dejaron el sello musical que la mismísima villa desconoce lo que tiene en su
propia casa, un recibimiento en pasacalle unido a dos grandes conciertos en el
Grazer Landhaushof el día veinticinco de julio, y en el Pfarrzentrum Liebenau -
St. Paúl, St. Paulus - Platz 1, Graz - Liebenau el día veintiséis de julio. La
banda de la Orotava mantuvo en vilo a la ciudad, sus gentes lloraban por ver a
los villeros en la interpretación de sus partituras, esto se unía a la
compresión de sus habitantes por el trabajo de los muchachos de la Orotava que
en varios momentos vieron en el aire banderas de Tenerife, de Canaria y de la
misma villa.
En
Budapest se visitó la panorámica de la ciudad dividida en dos por el Danubio: a
un lado “Buda”. La antigua ciudad monumental, con el palacio Real, el Bastión
de los pescadores. En la orilla izquierda “Pest”, centro comercial de la
ciudad, que con sus grandes avenidas y plazas hicieron recordar a los villeros
la época del imperio austro - húngaro, llevándolos hasta la plaza de los héroes
donde recogieron la historia de este pequeño país. Finalizar la grandiosa gira
producto de un esfuerzo musical, en la grandiosa ciudad de Viena, recorriendo
su famoso “Ring” para presenciar la opera, el Hofburg o el palacio Imperial, La
Iglesia Votiva, los jardines del palacio de Belvedere, el exterior del palacio
de Schonbrum, el Teatro Nacional, El Parlamento etc.
De
vuelta a la Orotava próximo a cumplir 350 años de villa, recordando el palacio
de Saurau en Graz, donde se ha tejido innumerable historias acerca del solado
de ocupación turco que se asoma a la calle desde una de las claraboyas del
palacio.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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