sábado, 28 de octubre de 2017

FRANCISCO DELGADO HERRERA. PANCHO EL DE LA JUEZA



Fotografía referente a la Banda de Música Municipal de la Villa de La Orotava, en Guía Isora, Sur de Tenerife, año 1905, director don Tomás Calamita y Manteca, se desplazaron al lugar en un Barco a través del Puerto de la Cruz, desembarcaron por la Playa de San Juan, entonces no existía la carretera del Sur.

Aunque era fallecido en el momento de constituirse la banda de música de la Agrupación Musical de La Orotava, sus inéditas obras han sido centro de atención en sus archivos, así como en muchas de las actuaciones, realizándole un emotivo homenaje en la orotavense casa de la cultura de San Agustín.
Francisco Delgado Herrera, nació el día tres de diciembre de 1875 en Santa Cruz de Tenerife. Era hijo de Benito y de Dolores. Benito se fue a trabajar a La Laguna, a la finca de jueza que estaba situada en la Cruz de Piedra,  Allí trabajó Be­nito y de allí iba Pancho a la iglesia de Santo Domingo, que está muy cerca, don­de fue monaguillo. Había allí un cura que se preocupó por el chiquillo y le enseñó a leer y a escribir. Aprendió el oficio de ebanista, posiblemen­te en La Laguna, y a principios de siglo, se le ve trabajando este oficio en La Orota­va. Se dice que los bancos centrales de la Iglesia de la Concepción de la Villa fueron hechos por él, o que participó intensamen­te en su construcción. Aprendió música Francisco Delgado antes de ir a La Orotava, porque allí es clarinete primero de la Banda Música Municipal y el direc­tor de ésta, el gran músico compositor el vallisoletano don Tomás Calami­ta y Manteca, le da clases de Armonía y Composición.
Años más tarde fija su residencia en La Laguna, trabajando en los almacenes Ri­quelme.  Sigue estudiando mú­sica. El día primero de noviembre de 1906 obtiene el diploma, firmado por José Erviti, de San Sebastián, de haber aprobado los cursos de Armonía por correspondencia. En 1912 Francisco Delgado Herrera ejer­ce de maestro de escuela, como interino, en Igueste de San Andrés; al año siguiente en La Victoria de Acentejo, y en 1914 en Valle de Guerra. En 1915 gana por oposición, la Escuela Graduada de niños de Tacoronte, donde permanece hasta 1924, en que es trasla­dado a Santa Cruz donde ejerció hasta su muerte en 1936.
Entre los documentos  observados, se encuentra su hoja de servicios. Numerosos votos de gracia le concede la Junta Local de Primera Enseñanza "por su celo y actividad en el cumplimiento de su cargo de maestro», «por su trabajo sin descanso y el adelanto en la sección segunda de la escuela graduada de niños que dirige el interesado», «por su celo y activi­dad como director interino», «por su bri­llante actuación en el fomento de las instituciones que sostiene el patronato de Pro­tección Escolar de Santa Cruz de Tenerife. De su capacidad de trabajo y de su entre­ga a la actividad profesional no queda la menor duda, porque el último párrafo de su Hoja de Servicios dice: «El maestro a que se viene haciendo referencia no ha dis­frutado de licencia durante su vida profesional; no ha sido sometido a expediente, así como tampoco le ha sido impuesta nin­guna corrección». El compositor tinerfeño Francisco Delgado obtuvo un gran éxito en Alemania con su composición "El Calvario de Tacoronte». Con su puño y letra hace relación Francis­co Delgado Herrera del catálogo de sus obras. No sé si está completo el reperto­rio de las composiciones musicales suyas, pero la relación llega a setenta y cuatro piezas de estilos muy diversos. Marchas fúnebres: «Electra», «La Oración», «Termutis», «La Fe vence», «Perdónalos Dios mío». Pasodobles: «La fiesta del árbol», «Tarde de Reyes», «Kupai», «Le France», «Botón de rosa». Valses: «Agüere», «Crisantemos», «Flores muer­tas», «Canción erótica», «Pálidas rosas», «Ma premiere fille», «Servandito», «Don Jabin», «Aerragú». Zarzuelas infantiles:
«El regreso de Mambrú», «La muñeca de París», «La honra de Mari Luz», «Un no­che toledana», «Las muñecas». Hay numerosas composiciones musicales suyas para piano y voces y coros, y hay, en la relación una ópera titulada «Alma de cuento» con una nota que indica que está en ejecución. Esta obra fue escrita en cola­boración con otro músico tinerfeño, Juan Álvarez, que fue alumno suyo, como lo fue también Antonio González Herrera, des­tacado miembro de la estirpe de músicos laguneros de Dos campaneros.
Tuvo numerosos premios en concursos de composiciones musicales, a los que se pre­senta bajo los seudónimos de «Pancho el de la Jueza» o Juan de los palotes». Entre las obras premiadas figura la serenata es­pañola titulada «Manola», «Pálidas rosas», «Vals», y el nocturno fantástico «El Calva­rio de Tacoronte». Creo que fue en 1935 cuando Francisco Delgado obtiene un premio en Hamburgo siendo estrenada la obra, y ofrecida a los oyentes de la ciudad, a través de una emi­sora de radio. Un nuevo éxito para el músico tinerfeño que había dirigido la Banda de la Fe en La Laguna. Decía Nijota, en uno de sus ver­sos llenos de humor: «En La Laguna hacen procesiones para mantener la Fe». Se refería a la Banda. También estuvo algún tiem­po en el «Orfeón La Paz» y en los Carna­vales de 1926 dirigió la rondalla de «Los Sarantontones» del Centro de Dependien­tes, obteniendo el primer premio en el tra­dicional concurso de la plaza de Toros. Su obra «El Calvario de Tacoronte», fue estrenada en Santa Cruz de Tenerife el día 20 de mayo de 1936 por la Orquesta de Cámara de Canarias dirigida por el maes­tro Santiago Sabina. El acto se celebró en el salón de actos del Conservatorio de Música de Tenerife. El brillante historial de Francisco Delgado Herrera acabó po­cos meses después. El día 8 de agosto de 1936 fue detenido y conducido a los salo­nes de Fyffes, convertidos en prisión. Y allí, en las proximidades de las ramblas pasó algún tiempo. Allí encontró a muchos amigos de Tacoronte, de La Laguna y de Santa Cruz. No se supo cuándo murió pero sí se sabe, por testimonios de otros detenidos políti­cos, que fue conducido a uno de los sinies­tros barcos anclados fuera del Puerto de Santa Cruz, y convertidos en prisiones. Éste era un paso previo a la muerte. Muchos casos se dieron de desaparecidos en estas prisiones flotantes. Nada se supo ja­más de Francisco Delgado Herrera, «Pan­cho el de la jueza». Posiblemente la causa de su detención y posterior desaparición fue el ser, por aque­llas, presidente de los Trabajadores de la Enseñanza. De su hijo Sartorio Delgado o de su nieta Teresa Corbella, quizá se pueda encontrar el dato exacto, aunque hay algunas lagunas en su biografía que tal vez algún día se pue­dan cubrir.  Las par­tituras originales de Francisco Delgado Herrera fueron con­servadas por sus hijos hasta el año 1987 en que fueron entregadas al Instituto de Estudios canarios «para que se conserven dig­namente y puedan ser en su día objeto de estudio por los intere­sados en temas musi­cales canarios. Formará parte del fondo documen­tal en el centro dependiente de este Insti­tuto y estará al alcance de los eruditos que deseen estudiar la valiosa labor desarro­llada por su difunto padre. De todas maneras no han sido halladas algunas de las composiciones si bien se sabe, por ejemplo, que «El Calvario de Tacoronte», figura en los archivos de la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Valga este recuerdo en homenaje a esta importante figura de la música tinerfeña, olvi­dada por el transcurrir del tiempo. Su recuer­do, sin embargo, se mantiene vivo en su amplia familia y entre todos los viejos músi­cos y cantores que con él compartieron horas de música, de coros o de rondallas. Fue un hombre bueno que incomprensible­mente, y en la locura de un tiempo que tam­bién se va olvidando, dejó la isla para abrazar la mar. «Pancho el de la jueza» volvió del pasado, de las páginas vivas de la his­toria, por aquel recuerdo infantil. Músico, maestro, ebanista, un hombre del pueblo que logró superar, con trabajo y tesón, las dificultades para hacer posible su sue­ño; ser músico, componer canciones para él y para los demás y en el trabajo diario de su escuela dio un ejemplo que perdura entre los ya viejos alumnos que con él com­partieron las horas del día.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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