Fotografía referente a
la Banda de Música Municipal de la Villa de La Orotava, en Guía Isora, Sur de
Tenerife, año 1905, director don Tomás Calamita y Manteca, se desplazaron al
lugar en un Barco a través del Puerto de la Cruz, desembarcaron por la Playa de
San Juan, entonces no existía la carretera del Sur.
Aunque era fallecido
en el momento de constituirse la banda de música de la Agrupación Musical de La
Orotava, sus inéditas obras han sido centro de atención en sus archivos, así
como en muchas de las actuaciones, realizándole un emotivo homenaje en la orotavense
casa de la cultura de San Agustín.
Francisco Delgado
Herrera, nació el día tres de diciembre de 1875 en Santa Cruz de Tenerife. Era
hijo de Benito y de Dolores. Benito se fue a trabajar a La Laguna, a la finca
de jueza que estaba situada en la Cruz de Piedra, Allí trabajó Benito y de allí iba Pancho a
la iglesia de Santo Domingo, que está muy cerca, donde fue monaguillo. Había
allí un cura que se preocupó por el chiquillo y le enseñó a leer y a escribir.
Aprendió el oficio de ebanista, posiblemente en La Laguna, y a principios de
siglo, se le ve trabajando este oficio en La Orotava. Se dice que los bancos
centrales de la Iglesia de la Concepción de la Villa fueron hechos por él, o
que participó intensamente en su construcción. Aprendió música Francisco
Delgado antes de ir a La Orotava, porque allí es clarinete primero de la Banda
Música Municipal y el director de ésta, el gran músico compositor el
vallisoletano don Tomás Calamita y Manteca, le da clases de Armonía y
Composición.
Años más tarde fija su
residencia en La Laguna, trabajando en los almacenes Riquelme. Sigue
estudiando música. El día primero de noviembre de 1906 obtiene el diploma,
firmado por José Erviti, de San Sebastián, de haber aprobado los cursos de
Armonía por correspondencia. En 1912 Francisco Delgado Herrera ejerce de
maestro de escuela, como interino, en Igueste de San Andrés; al año siguiente
en La Victoria de Acentejo, y en 1914 en Valle de Guerra. En 1915 gana por
oposición, la Escuela Graduada de niños de Tacoronte, donde permanece hasta
1924, en que es trasladado a Santa Cruz donde ejerció hasta su muerte en 1936.
Entre los
documentos observados, se encuentra su
hoja de servicios. Numerosos votos de gracia le concede la Junta Local de
Primera Enseñanza "por su celo y actividad en el cumplimiento de su cargo
de maestro», «por su trabajo sin descanso y el adelanto en la sección segunda
de la escuela graduada de niños que dirige el interesado», «por su celo y
actividad como director interino», «por su brillante actuación en el fomento
de las instituciones que sostiene el patronato de Protección Escolar de Santa
Cruz de Tenerife. De su capacidad de trabajo y de su entrega a la actividad
profesional no queda la menor duda, porque el último párrafo de su Hoja de
Servicios dice: «El maestro a que se viene haciendo referencia no ha disfrutado
de licencia durante su vida profesional; no ha sido sometido a expediente, así
como tampoco le ha sido impuesta ninguna corrección». El compositor tinerfeño
Francisco Delgado obtuvo un gran éxito en Alemania con su composición "El
Calvario de Tacoronte». Con su puño y letra hace relación Francisco Delgado
Herrera del catálogo de sus obras. No sé si está completo el repertorio de las
composiciones musicales suyas, pero la relación llega a setenta y cuatro piezas
de estilos muy diversos. Marchas fúnebres: «Electra», «La Oración», «Termutis»,
«La Fe vence», «Perdónalos Dios mío». Pasodobles: «La fiesta del árbol», «Tarde
de Reyes», «Kupai», «Le France», «Botón de rosa». Valses: «Agüere»,
«Crisantemos», «Flores muertas», «Canción erótica», «Pálidas rosas», «Ma
premiere fille», «Servandito», «Don Jabin», «Aerragú». Zarzuelas infantiles:
«El regreso de
Mambrú», «La muñeca de París», «La honra de Mari Luz», «Un noche toledana»,
«Las muñecas». Hay numerosas composiciones musicales suyas para piano y voces y
coros, y hay, en la relación una ópera titulada «Alma de cuento» con una nota
que indica que está en ejecución. Esta obra fue escrita en colaboración con
otro músico tinerfeño, Juan Álvarez, que fue alumno suyo, como lo fue también
Antonio González Herrera, destacado miembro de la estirpe de músicos laguneros
de Dos campaneros.
Tuvo numerosos premios
en concursos de composiciones musicales, a los que se presenta bajo los
seudónimos de «Pancho el de la Jueza» o Juan de los palotes». Entre las obras
premiadas figura la serenata española titulada «Manola», «Pálidas rosas»,
«Vals», y el nocturno fantástico «El Calvario de Tacoronte». Creo que fue en
1935 cuando Francisco Delgado obtiene un premio en Hamburgo siendo estrenada la
obra, y ofrecida a los oyentes de la ciudad, a través de una emisora de radio.
Un nuevo éxito para el músico tinerfeño que había dirigido la Banda de la Fe en
La Laguna. Decía Nijota, en uno de sus versos llenos de humor: «En La Laguna
hacen procesiones para mantener la Fe». Se refería a la Banda. También estuvo
algún tiempo en el «Orfeón La Paz» y en los Carnavales de 1926 dirigió la
rondalla de «Los Sarantontones» del Centro de Dependientes, obteniendo el
primer premio en el tradicional concurso de la plaza de Toros. Su obra «El Calvario
de Tacoronte», fue estrenada en Santa Cruz de Tenerife el día 20 de mayo de
1936 por la Orquesta de Cámara de Canarias dirigida por el maestro Santiago
Sabina. El acto se celebró en el salón de actos del Conservatorio de Música de
Tenerife. El brillante historial de Francisco Delgado Herrera acabó pocos
meses después. El día 8 de agosto de 1936 fue detenido y conducido a los salones
de Fyffes, convertidos en prisión. Y allí, en las proximidades de las ramblas
pasó algún tiempo. Allí encontró a muchos amigos de Tacoronte, de La Laguna y
de Santa Cruz. No se supo cuándo murió pero sí se sabe, por testimonios de
otros detenidos políticos, que fue conducido a uno de los siniestros barcos
anclados fuera del Puerto de Santa Cruz, y convertidos en prisiones. Éste era
un paso previo a la muerte. Muchos casos se dieron de desaparecidos en estas
prisiones flotantes. Nada se supo jamás de Francisco Delgado Herrera, «Pancho
el de la jueza». Posiblemente la causa de su detención y posterior desaparición
fue el ser, por aquellas, presidente de los Trabajadores de la Enseñanza. De
su hijo Sartorio Delgado o de su nieta Teresa Corbella, quizá se pueda
encontrar el dato exacto, aunque hay algunas lagunas en su biografía que tal
vez algún día se puedan cubrir. Las partituras
originales de Francisco Delgado Herrera fueron conservadas por sus hijos hasta
el año 1987 en que fueron entregadas al Instituto de Estudios canarios «para
que se conserven dignamente y puedan ser en su día objeto de estudio por los
interesados en temas musicales canarios. Formará parte del fondo documental
en el centro dependiente de este Instituto y estará al alcance de los eruditos
que deseen estudiar la valiosa labor desarrollada por su difunto padre. De
todas maneras no han sido halladas algunas de las composiciones si bien se
sabe, por ejemplo, que «El Calvario de Tacoronte», figura en los archivos de la
Orquesta Sinfónica de Tenerife. Valga este recuerdo en homenaje a esta
importante figura de la música tinerfeña, olvidada por el transcurrir del
tiempo. Su recuerdo, sin embargo, se mantiene vivo en su amplia familia y
entre todos los viejos músicos y cantores que con él compartieron horas de
música, de coros o de rondallas. Fue un hombre bueno que incomprensiblemente,
y en la locura de un tiempo que también se va olvidando, dejó la isla para
abrazar la mar. «Pancho el de la jueza» volvió del pasado, de las páginas vivas
de la historia, por aquel recuerdo infantil. Músico, maestro, ebanista, un
hombre del pueblo que logró superar, con trabajo y tesón, las dificultades para
hacer posible su sueño; ser músico, componer canciones para él y para los
demás y en el trabajo diario de su escuela dio un ejemplo que perdura entre los
ya viejos alumnos que con él compartieron las horas del día.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ
ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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