Tengo dos anécdotas referente de este gran cantante de Las Palmas de Gran
Canaria, la primera sucedió en la Sala de Teobaldo Power de la
Orotava, había participado en un concierto del festival de música de Canarias,
mi hijo el menor Enrique con siete años, ya estaba aprendiendo a tocar el oboe,
con su profesor Paul Opie, este se lo llevó a la pela al camerino del tenor,
para que cogiera un autógrafo, mi hijo de repente le dijo Alfredo, yo toco el
oboe y mi abuelo tocaba el trombón.
La segunda anécdota me la contó mi profesor y compañero años más tarde en
la docencia del IES La Orotava Manuel González Pérez, Félix
Calzadilla, que estando en la milicia universitaria IPS en el campamento de los
Rodeos en la Laguna, al amanecer cantaba con todo su corazón Roque Nublo,
su voz prodigiosa se oía por toda la Vega de la Laguna.
Hijo de padre austriaco, destacó desde muy joven por su voz excepcional,
pero se dedicó tardíamente al canto –estudiando en Valencia, Barcelona y
Milán-, luego de obtener su título como graduado en Ingeniería Industrial. Ganó
el primer premio del Concurso de Canto de Ginebra de 1956 y ello le permitió
obtener el papel del duque de Mantua en el Rigoletto de Verdi, con el que
debutó ese año en la Opera Real de El Cairo. Fue invitado a
participar en la reinauguración del Teatro de la Zarzuela, cantando el
papel protagonista masculino de Doña Francisquita y en 1958 alcanzó su
consagración internacional cantando el Alfredo de La Traviata junto a
María Callas en el teatro San Carlos de Lisboa. A partir de allí se convirtió
en el más internacional de los cantantes españoles, recorriendo prácticamente
la totalidad de los escenarios líricos de Europa y América y siendo invitado a
los más importantes festivales. Ha obtenido gran cantidad de premios (el Enrico
Caruso de Florencia, el Tito Schipa, el Kammersänger de la opera de Viena, el
Fiorino d’Oro, etc.). Estaba considerado un auténtico aristócrata del canto,
por la perfección de su técnica y su dominio de los más variados estilos,
siendo en el repertorio de la ópera francesa e italiana donde más destacó. Es
inolvidable su interpretación del "Werther" de Massenet. Desde hacía
varios años compaginaba sus actuaciones operísticas y conciertos de lieder, con
las clases magistrales que impartía asiduamente. Una grave y triste enfermedad
acabó con la vida de uno de los más grandes cantantes líricos de todos los
tiempos.
Alfredo Kraus Trujillo nació en Las Palmas en 1927. Aunque comenzó
estudios de peritaje industrial por deseo paterno, pronto se dedicó al estudio
de canto con Mercedes Llopart. Debutó en el Teatro Real de El Cairo en 1956 con
el papel del Duque de Mantua en el Rigoletto de Verdi. Posteriormente hizo lo
propio en Turín con el rol de Alfredo Germont de La Traviata, repitiendo
al año siguiente en Londres. En la temporada 1957/58 cantó en el Teatro Sao
Carlo de Lisboa La Traviata con Maria Callas. Su debut en el Covent
Garden de Londres se produjo en 1959, con el papel de Edgardo en Lucia di
Lammermoor, uno de sus más logrados papeles. En 1960 actuó por primera vez en
el Teatro Scala de Milán, encarnado el personaje de Elvino en La Sonnambula,
para seis años después debutar en el Metropolitan House de Nueva York otra vez
con Rigoletto. Kraus ha sido considerado como el mejor tenor ligero de su
generación, destacándose su perfección técnica, la claridad de dicción y su
dominio del agudo, alcanzando el Mi bemol Los críticos han justificado la
longevidad de su carrera en su cuidado repertorio que se limitó a la música que
mejor se adaptaba a su voz. En 1991 se le concedió el Premio príncipe de
Asturias. Ha tenido la gran virtud de que todo lo que ha cantado lo ha cantado
a la perfección y con el estilo y la técnica más depurada, pero si hubiese que
destacar algún personaje, nos quedamos con sus magistrales Duque de Mantua, Des
Grieuxm, Werther, Nadir, Edgardo, Don Ottavio, Conde Almaviva, Alfredo, etc.
Tras la muerte de su mujer en 1997, Kraus ha estado sumido en una profunda
tristeza que le hizo pensar incluso en la retirada definitiva de los escenarios
líricos. Pero demostrando su gran entereza y personalidad, ha seguido
ofreciendo conciertos hasta que una grave enfermedad lo llevó de nuevo junto a
su amada esposa.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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