El amigo DOMINGO J.
JORGE, remitió entonces (14/09/2012),
estas notas que tituló; “ANICETO
LEÓN EXPÓSITO, MILITAR Y MÚSICO OROTAVENSE”.
Publicadas entonces en La Prensa de Tenerife: “… en la villa norteña de La Orotava los recuerdos hacia su persona
constituyen la memoria de un hombre que sentía una atracción muy especial por
el estímulo de la música, algo que exportó a La Gomera en un momento
dado en el que tuvo que marchar a la tierra colombina para llevar a cabo en
ella su profesión militar. Aniceto no sólo contó con un gran aprecio entre los
vecinos de La Orotava, sino que también lo hizo en sus años de estancia
en La Gomera, jugando la música un papel muy importante en la formación
vital y castrense…”
Aniceto León nace en La Villa de La Orotava en el mes
de noviembre de 1910, calle Claudio número 8. Hijo dé Leopoldo León Real y
María Expósito Batista, desde niño siente especial atracción por la música. Su
padre Leopoldo, funcionario del Ayuntamiento de la Villa de La
Orotava, no truncó nunca esa afición que mostraba Aniceto ya desde su más
temprana infancia. Este joven orotavense pasa a formar parte de la entonces
Banda de Música Municipal de La Orotava, "cuando la dirigía el
compositor vallisoletano don Tomás Calamita y Manteca", como clarinete. A
cumplir sus años escolares, desempeña el trabajo de Guardia de Asalto en Santa
Cruz de Tenerife, para más tarde, cuando llegó la guerra en 1936, lo llamaron a
fila. Embarca por el puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta Vigo. De
allí pasa a varios frentes hasta Madrid. De regreso a Tenerife, continúa dentro
del ejército e inicia su carrera castrense. Vuelve a su pueblo natal La
Orotava, con el grado de sargento y es destinado al Regimiento de Infantería
Número 49 en el Cuartel de San Carlos, ubicado en el emblemático barrio
santacrucero El Cabo. En torno a 1940 lo destinan al Batallón de La
Gomera y allí vive, alrededor de la Torre El Conde, donde
estuvo siempre el cuartel.
En San Sebastián se reunía con algunos amigos que se dedicaban a escuchar
música clásica en los antiguos tocadiscos. La capital de la isla Colombina contó
antes de la Guerra con una banda de música que más tarde desapareció,
pero cuando llegó Aniceto a la ciudad ya no había banda de música. A finales de
los años cuarenta, comienza la nueva aventura: de la Banda de Música
de San Sebastián de La Gomera. Aniceto mantenía una amistad con el
entonces alcalde de San Sebastián Manuel Galván y le habló de la posibilidad de
rescatar los instrumentos y la banda de música. Así pues Aniceto con sus
humildes pero emprendedores conocimientos musicales comienza a dar clases de
solfeo a los jóvenes gomeros, recuperando para la Villa la Banda de
Música, conjuntamente con algunos amigos más, que eran unos incondicionales de
la música. Así, vuelve a darse continuidad al deleite musical que siempre ha
existido en La Gomera, hay que recordar que la banda municipal de La
Orotava en el mes de octubre del año 1921 realizó una gira por la isla
Colombina, en ella no participó Aniceto, porque aun no se había incorporado
pero si lo hizo Jesús Illada Quintero (antiguo componente bombardino de la
banda municipal de La Orotava) que posteriormente iba a tomar la
batuta de la banda Gomera contratado por su amigo Aniceto.
Al comienzo de los años cincuenta, Aniceto León apuesta por continuar
con la Banda de San Sebastián con varios amigos más que eran músicos
veteranos y con un grupo de jóvenes que reciben unos conocimientos básicos de
música y solfeo. Además dirige de manera simbólica en sus inicios a la
Banda Colombina. Este joven militar entusiasma al alcalde Manuel Galván para
conseguir un director profesional que se haga cargo de la banda. Se marcha a
Tenerife facultado por el Ayuntamiento para buscar un director para la Banda.
Como mantenía antigua amistad con el músico y director orotavense, Jesús Illada
Quintero, que por aquella época vivía en el municipio de Los Silos en Tenerife
donde dirigía a la banda de música. Desde ese entonces, al comienzo de los años
cincuenta, Jesús Illada se hizo cargo de la Banda de Música de San
Sebastián de La Gomera durante más de 25 años hasta que se jubiló.
Indudablemente Aniceto León Expósito, en los años cuarenta traslada a la
isla de La Gomera su atracción por la música. Década en los que el
periplo entre Tenerife y La Gomera
era toda una aventura, que se supera dentro de un correíllo, único medio de
transporte entre islas por aquel entonces. Con esto deberíamos homenajear a los
hombres y mujeres que con el mismo talante de Aniceto fueron capaces de
transportar allí donde iban su gusto por la cultura, disponiendo de escasos
medios. En La Gomera Aniceto no sólo forma la
Banda de Música de San Sebastián, sino que se casa en enero de 1942 con
Nicolasa Fragoso Barrera.
La Banda de San Sebastián de La Gomera todos los domingos
celebraba conciertos en el quiosco de la plaza de la villa, alrededor de las 12
de la mañana. Igualmente por octubre, fecha de las fiestas de la capital
colombina, se celebraban lo que se denominaba como Dianas Floreadas.
Los correíllos, en aquellos
años, era el único medio de transporte entre las Islas. Aniceto cuando marchó a
contratar a Jesús lllada a Tenerife, lo hizo en un correíllo, no se sabe a
ciencia cierta en qué correíllo, pero las posibilidades no eran muchas: el León
y Castillo, el Viera y Clavijo, o en La Palma, que normalmente salían a
las 11 ó 12 de la mañana De San Sebastián y llegaban a las sietes
o a las ocho de la tarde a Santa Cruz de Tenerife, dependiendo de la marejada
que hubiera. Había tres viajes a la semana, tres días para allá y tres días
para acá, uno de ellos era Tenerife - La Palma, La
Palma -La Gomera y
después a El Hierro. Cuando murió la madre de Aniceto en Tenerife,
quería, como era lógico, venir a ver a su madre y asistir al entierro
en La Orotava. Coincidió con que el mar estaba malo y no había
correíllo para ir a Tenerife. Lo tuvo que hacer en una falúa que alquiló para ir
desde San Sebastián a Alcalá, al sur de Tenerife yasí llegar a tiempo. En los sesenta un billetes para viajar en
el correíllo costaba cinco duros. La tripulación y los camareros portaban uniforme elegantísimos.
Estos barcos recordaban a los vapores que recorrían el Missisipi. Avisaban con
una campana a la hora de la comida y había
un departamento que llamaba el fumadero, porque era la zona en la que los
señores se ponían a fumar. Con la campana se avisaba a los visitantes de que
abandonasen el barco, porque iba a comenzar la salida. Existían cuatro clases
de billetes: primera, segunda, tercera y cubierta.
Viajar de La Gomera a Tenerife era toda una aventura en aquellos
tiempos. Aniceto León a pesar de las dificultades viajó en esos tiempos a Tenerife
para buscar un director a la Banda de Música.
Fue árbitro de fútbol, entre todas sus ocupaciones, desde la de su
profesión castrense, hasta la de músico, también desempeñó en algún momento la
de árbitro de fútbol, tenía fama, poco usual en esa faceta del deporte, de ser un
árbitro que además era muy buena persona, porque apenas pitaba nada que
dificultase el juego. Dejaba a los futbolistas jugar a su placer, lógicamente
dentro de unas reglas. En La Gomeraen aquellos tiempos existía un campo
que era el de El Palmar en San Sebastián. Cuando había marejada, se llenaba el
campo de agua. Había que esperar dos o tres meses hasta que se secara. Los balones
se caían al mar y siempre había dos o tres chicos que se encargaban de tirarse
al agua para recuperarlos. En los años cuarenta existían dos equipos: El
Junonia y Los Once Diablos. Después ya se formaron Los Leones y El Junonia.
El mencionado Domingo Jorge, escribía en el matutino EL DÍA, del pasado 20
de octubre de 2008 en la sección Pueblo a pueblo, conociendo a "nuestra
gente" en la isla de La Gomera, lugar donde encontró la historia de
Aniceto León, un tinerfeño ligado profesional y musicalmente a la Isla
Colombina. Sus hijos, José Luís y Manuel León Fragoso, echan la vista
atrás y nos acercan a "el día de ayer" de su padre, un militar
apasionado por la música.
Aniceto León Expósito nace en noviembre de 1910 en la localidad tinerfeña
de La Orotava, municipio donde los recuerdos hacia su persona constituyen
la memoria de un hombre con especial atracción por la música. Una pasión por la
musa de la música que exportó a La Gomera, tierra a la que tuvo que
marchar para llevar a cabo su labor castrense. "La música jugó un papel
muy importante en la formación vital de mi padre", aseguran sus hijos.
Aniceto, desde su más temprana infancia, combinó su formación escolar con
sus inicios en el mundo de la música. Cumplidos sus años de escolarización,
nuestro protagonista entra a formar parte de la Guardia de Asalto y
desempeña las labores de agente en dicha institución. "Trabajó de guardia
de asalto en Santa Cruz de Tenerife hasta que comenzó la guerra y fue llamado a
filas", nos recuerda su hijo José Luís.
Y como todos aquellos jóvenes de la década de los treinta, la guerra marcó
a Aniceto. Llegado 1936 el joven Aniceto fue movilizado a tierras peninsulares
para combatir en la Guerra Civil. Nuestras fuentes orales de hoy recuerdan
que su padre salió del puerto de Santa Cruz destino a la ciudad gallega de
Vigo, recorriendo varios frentes durante el desarrollo de este conflicto bélico
que ocupó tres años de la historia de España. "Siempre contaba que
recorrió muchas zonas de la Península hasta llegar a la capital y
participar en la toma de Madrid en la Casa de Campo", apuntan
sus hijos.
Declarado el fin de la guerra, Aniceto regresa a su pueblo natal con el
grado de sargento y es destinado al Regimiento de Infantería Número 49 en el
Cuartel de San Carlos, en Santa Cruz. Poco tiempo después, en 1940, Aniceto es
enviado al Batallón de La Gomera y comienza una estrecha relación con la
Isla Colombina, reencontrándose allí con su gusto por la música.
Volver a los años vividos por Aniceto, con sus hijos como fuentes orales,
nos lleva a los tiempos en los que el periplo entre Tenerife y La
Gomeraera una aventura superada dentro de un correíllo, único medio de
transporte entre islas por aquel entonces. "Las posibilidades no eran
muchas: elLeón y Castillo, el Viera y Clavijo o el
correíllo La Palma eran
los tres medios de transporte existentes para ir o venir a La
Gomera", nos comenta el amigo Manuel León con la gratificación del
recuerdo en su rostro.
Nuestras fuentes orales de hoy rememoran aquellos correíllos en los que el
billete costaba cinco duros, existiendo cuatro clases diferentes: primera,
segunda, tercera y cubierta. "Había tres viajes semanales y sólo uno de
ellos conectaba Tenerife y La Gomera, previo paso por La Palma",
aseguran.
Así y todo, José Luís no olvidó las dificultades que tuvo su padre para
asistir al entierro de su madre: "La mar estaba muy mala y no había
correíllo para Tenerife. Finalmente alquiló una falúa que lo trasladó desde San
Sebastián al sur tinerfeño y llegó a tiempo", rememora José Luís las
dificultades que existían en los desplazamientos de antaño.
Con el recuerdo de estos viejos barcos de vapor, nosotros nos despedimos
hasta el próximo lunes. Aquí les esperamos con José Luís y Manuel León, fuentes
que nos rememorarán los años de músico de nuestro protagonista, Aniceto León…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU.
PROFESOR MERCANTIL
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