sábado, 21 de octubre de 2017

ANICETO LEÓN EXPÓSITO, MILITAR Y MÚSICO OROTAVENSE



El amigo DOMINGO J. JORGE, remitió entonces  (14/09/2012), estas notas que tituló; “ANICETO LEÓN EXPÓSITO, MILITAR Y MÚSICO OROTAVENSE”.
Publicadas entonces en La Prensa de Tenerife: “… en la villa norteña de La Orotava los recuerdos hacia su persona constituyen la memoria de un hombre que sentía una atracción muy especial por el estímulo de la música, algo que exportó a La Gomera en un momento dado en el que tuvo que marchar a la tierra colombina para llevar a cabo en ella su profesión militar. Aniceto no sólo ­contó con un gran aprecio entre los vecinos de La Orotava, sino que también lo hizo en sus años de estancia en La Gome­ra, jugando la música un papel muy importa­nte en la formación vital y castrense…”
Aniceto León nace en La Villa de La Orotava en el mes de noviembre de 1910, calle Claudio número 8. Hijo dé Leopoldo León Real y María Expósito Batista, desde niño siente especial atracción por la música. Su padre Leopoldo, funcionario del Ayuntamiento de la Villa de La Orotava, no truncó nunca esa afición que mostraba Aniceto ya desde su más temprana infancia. Este joven orotavense pasa a formar parte de la entonces Banda de Música Municipal de La Orotava, "cuando la dirigía el compositor vallisoletano don Tomás Calamita y Manteca", como clarinete. A cumplir sus años escolares, desempeña el trabajo de Guardia de Asalto en Santa Cruz de Tenerife, para más tarde, cuando llegó la guerra en 1936, lo llamaron a fila­. Embarca  por el puerto de Santa Cruz de Tenerife hasta Vigo. De allí pasa a varios frentes hasta Madrid. De regreso a Tenerife, continúa dentro del ejército e inicia su carrera castrense. Vuelve a su pueblo natal La Orotava, con el grado de sargento y es destinado al Regimiento de Infantería Número 49 en el Cuartel de San Carlos, ubicado en el emblemático barrio santacrucero El Cabo. En torno a 1940 lo des­tinan al Batallón de La Gomera y allí vi­ve, alrededor de la Torre El Con­de, donde estuvo siempre el cuartel.
En San Sebastián se reunía con al­gunos amigos que se dedicaban a escuchar música clásica en los antiguos tocadiscos. La capital de la isla Colombina con­tó antes de la Guerra con una banda de música que más tarde desapareció, pero cuando llegó Aniceto a la ciudad ya no había banda de música. A finales de los años cuarenta, co­mienza la nueva aventura: de la Banda de Música de San Sebastián de La Gomera. Aniceto mantenía una amistad con el entonces alcalde de San Sebastián Manuel Galván y le habló de la posibilidad de rescatar los instrumentos y la banda de música. Así pues Aniceto con sus humildes pero emprendedores conoci­mientos musicales comienza a dar clases de solfeo a los jóvenes gomeros, recuperando para la Villa la Banda de Música, conjuntamente con algunos amigos más, que eran unos incondicionales de la música. Así, vuelve a darse conti­nuidad al deleite musical que siempre ha existido en La Gomera, hay que recordar que la banda municipal de La Orotava en el mes de octubre del año 1921 realizó una gira por la isla Colombina, en ella no participó Aniceto, porque aun no se había incorporado pero si lo hizo Jesús Illada Quintero (antiguo componente bombardino de la banda municipal de La Orotava) que posteriormente iba a tomar la batuta  de la banda Gomera contratado por su amigo Aniceto.
Al comienzo de los años cincuenta, Aniceto León apuesta por continuar con la Banda de San Sebastián con varios ami­gos más que eran músicos veteranos y con un grupo de jóvenes que reciben unos co­nocimientos básicos de música y solfeo. Además dirige de manera simbólica en sus inicios a la Banda Colombina. Este joven militar entusiasma al alcalde Manuel Galván para conseguir un director profesional que se haga cargo de la banda. Se mar­cha a Tenerife facultado por el Ayuntamiento para buscar un director para la Ban­da. Como mantenía antigua amistad con el músico y director orotavense, Jesús Illada Quin­tero, que por aquella época vivía en el municipio de Los Silos en Tenerife donde dirigía a la banda de música. Desde ese entonces, al comienzo de los años cincuenta, Jesús Illada se hizo cargo de la Ban­da de Música de San Sebastián de La Gomera durante más de 25 años hasta que se jubiló.
Indudablemente Aniceto León Expó­sito, en los años cuarenta traslada a la isla de La Gomera su atracción por la música. ­Década en los que el periplo entre Tenerife y La Go­mera era toda una aventura, que se supe­ra dentro de un correíllo, único medio de transporte entre islas por aquel entonces. Con esto deberíamos homenajear a los hombres y mujeres que con el mismo talante de Aniceto fueron ca­paces de transportar allí donde iban su gusto por la cultura, disponiendo de escasos medios.  En La Gomera Aniceto no sólo forma la Banda de Música de San Sebastián, sino que se casa en enero de 1942 con Nicolasa Fra­goso Barrera.
La Banda de San Sebastián de La Gomera todos los domingos celebraba conciertos en el quiosco de la plaza de la villa, alrededor de las 12 de la mañana. Igualmente por octubre, fecha de las fiestas de la capital colombina, se celebraban lo que se denomina­ba como Dianas Floreadas.
Los correíllos, en aquellos años, era el único medio de transporte entre las Islas. Aniceto cuando marchó a contratar a Jesús lllada a Tenerife, lo hizo en un correíllo, no se sabe a ciencia cierta en qué correíllo, pero las posibilidades no eran muchas: el León y Cas­tillo, el Viera y Clavijo, o en La Palma, que normalmente salían a las 11 ó 12 de la mañana­  De San  Sebastián y llegaban a las sietes o a las ocho de la tarde a Santa Cruz de Tenerife, dependiendo de la mareja­da que hubiera. Había tres viajes a la semana, tres días pa­ra allá y tres días para acá, uno de ellos era Tenerife - La Palma, La Palma -La Gomera y después a El Hierro. Cuan­do murió la madre de Aniceto en Tenerife,  quería, como era lógico, venir a ver a su madre y asistir al entierro en La Orotava. Coincidió con que el mar estaba malo y no había correíllo para ir a Tenerife. Lo tuvo que hacer en una falúa que alquiló para ir desde San Sebastián a Alcalá, al sur de Tenerife yasí llegar a tiempo. En los sesenta un billetes para viajar en el correíllo costaba cinco duros. La tripulación los camareros portaban uniforme  elegantísimos. Estos barcos recordaban a los vapores que recorrían el Missisipi. Avisaban con una campana a la ho­ra de la comida había un departamento que llamaba el fumadero, porque era la zona en la que los señores se ponían a fu­mar. Con la campana se avisaba a los vi­sitantes de que abandonasen el barco, por­que iba a comenzar la salida. Existían cuatro clases de billetes: primera, segunda, tercera cubierta.
Viajar de La Gomera a Tenerife era toda una aventura en aque­llos tiempos. Aniceto León a pesar de las dificultades viajó en esos tiempos a Te­nerife para buscar un director a la Banda de Música.
Fue árbitro de fútbol, entre todas sus ocupaciones, desde la de su profesión castrense, hasta la de músico, también desempeñó en algún momento la de árbitro de fútbol, tenía fama, poco usual en esa faceta del deporte, de ser un árbitro que además era muy buena persona, porque apenas pitaba nada que dificultase el juego. Dejaba a los futbolistas jugar a su placer, lógicamente dentro de unas reglas. En La Gomeraen aquellos tiempos existía un campo que era el de El Palmar en San Sebastián. Cuando había marejada, se llenaba el campo de agua. Ha­bía que esperar dos o tres meses hasta que se secara. Los ba­lones se caían al mar y siempre había dos o tres chicos que se encargaban de tirarse al agua para recuperarlos. En los años cua­renta existían dos equipos: El Junonia y Los Once Diablos. Después ya se formaron Los Leones y El Junonia.
El mencionado Domingo Jorge, escribía en el matutino EL DÍA, del pasado 20 de octubre de 2008 en la sección Pueblo a pueblo, conociendo a "nuestra gente" en la isla de La Gomera, lugar donde encontró la historia de Aniceto León, un tinerfeño ligado profesional y musicalmente a la Isla Colombina. Sus hijos, José Luís y Manuel León Fragoso, echan la vista atrás y nos acercan a "el día de ayer" de su padre, un militar apasionado por la música.
Aniceto León Expósito nace en noviembre de 1910 en la localidad tinerfeña de La Orotava, municipio donde los recuerdos hacia su persona constituyen la memoria de un hombre con especial atracción por la música. Una pasión por la musa de la música que exportó a La Gomera, tierra a la que tuvo que marchar para llevar a cabo su labor castrense. "La música jugó un papel muy importante en la formación vital de mi padre", aseguran sus hijos.
Aniceto, desde su más temprana infancia, combinó su formación escolar con sus inicios en el mundo de la música. Cumplidos sus años de escolarización, nuestro protagonista entra a formar parte de la Guardia de Asalto y desempeña las labores de agente en dicha institución. "Trabajó de guardia de asalto en Santa Cruz de Tenerife hasta que comenzó la guerra y fue llamado a filas", nos recuerda su hijo José Luís.
Y como todos aquellos jóvenes de la década de los treinta, la guerra marcó a Aniceto. Llegado 1936 el joven Aniceto fue movilizado a tierras peninsulares para combatir en la Guerra Civil. Nuestras fuentes orales de hoy recuerdan que su padre salió del puerto de Santa Cruz destino a la ciudad gallega de Vigo, recorriendo varios frentes durante el desarrollo de este conflicto bélico que ocupó tres años de la historia de España. "Siempre contaba que recorrió muchas zonas de la Península hasta llegar a la capital y participar en la toma de Madrid en la Casa de Campo", apuntan sus hijos.
Declarado el fin de la guerra, Aniceto regresa a su pueblo natal con el grado de sargento y es destinado al Regimiento de Infantería Número 49 en el Cuartel de San Carlos, en Santa Cruz. Poco tiempo después, en 1940, Aniceto es enviado al Batallón de La Gomera y comienza una estrecha relación con la Isla Colombina, reencontrándose allí con su gusto por la música.
Volver a los años vividos por Aniceto, con sus hijos como fuentes orales, nos lleva a los tiempos en los que el periplo entre Tenerife y La Gomeraera una aventura superada dentro de un correíllo, único medio de transporte entre islas por aquel entonces. "Las posibilidades no eran muchas: elLeón y Castillo, el Viera y Clavijo o el correíllo La Palma eran los tres medios de transporte existentes para ir o venir a La Gomera", nos comenta el amigo Manuel León con la gratificación del recuerdo en su rostro.
Nuestras fuentes orales de hoy rememoran aquellos correíllos en los que el billete costaba cinco duros, existiendo cuatro clases diferentes: primera, segunda, tercera y cubierta. "Había tres viajes semanales y sólo uno de ellos conectaba Tenerife y La Gomera, previo paso por La Palma", aseguran.
Así y todo, José Luís no olvidó las dificultades que tuvo su padre para asistir al entierro de su madre: "La mar estaba muy mala y no había correíllo para Tenerife. Finalmente alquiló una falúa que lo trasladó desde San Sebastián al sur tinerfeño y llegó a tiempo", rememora José Luís las dificultades que existían en los desplazamientos de antaño.
Con el recuerdo de estos viejos barcos de vapor, nosotros nos despedimos hasta el próximo lunes. Aquí les esperamos con José Luís y Manuel León, fuentes que nos rememorarán los años de músico de nuestro protagonista, Aniceto León…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU.
PROFESOR MERCANTIL

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