Aparcado en la Carrera, este pobre y
natural Borriquito. No le está molestando a nadie, al menos a los comercios de
la zona, que tienen su venta asegurada. Esta panorámica tomada en la primera
mitad del siglo XX en la calle de La Carrera de La Villa de La Orotava, calle
comercial desde antaño, donde se asentaron los primeros comerciantes en la
ciudad.
Al final de la calle vemos dos
importantes mansiones desgraciadamente desaparecidas, para alargar dicha vía
hacía la Calle El Calvario, construyéndose en ese lugar en la década de los
años sesenta del siglo XX el famoso Puente del Escultor Estévez. La Mansión de
la derecha es la casa familiar y comercial del Platero – relojero Señor Puerta,
la de la izquierda Mansión de los herederos del Marqués de Celada, donde estuvo
ubicada la acción Católica Masculina y la barbería de maestro Jesús Padrón
Cejas, actualmente se conserva la tercera parte, propiedad de los herederos del
ebanista orotavenses don Isaac Valencia Pérez.
Quiero dejar patente aquí que esas
calles de la Villa de La Orotava que forman el principal casco histórico de la
ciudad, que rodean el monumental templo parroquial barroco canario de Nuestra
Señora de la Concepción, y los conventos existente en el siglo de las luces y
de la ilustración.
Están preparadas para el tránsito de
esta clase de carruaje. Instigo a todos los orotavenses de corazón a darse unos
paseítos nocturnos por esa calle y sus aledañas a partir de los crepúsculos del
día, observaran que el tránsito de moderna y antiestética maquinas por el
empedrado clásico que cubre su histórico pavimento, se parece más a una
autopista moderna nocturna que a un casco Histórico de una ciudad de cinco siglos
de subsistencia.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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