Cuando ahondo en lo más profundo de mi memoria en busca de su primera
imagen, esa imagen que iba a perseguirme omnipresente a lo largo de cuarenta
años de mi vida, encuentro en el rincón más lejano una escena precursora. Una
empresa modesta, hospitalaria, reducida. Sentado junto al amplio
salón-industrial donde el olor a petróleo refinado mezclado con agua
para lavado de automóviles, mi padre y otras personas de rostros difuminados
por el aturdimiento. Mi padre Juan Álvarez Díaz, estudiante del colegio de los
hermanos de las Escuelas Cristianas. Estudia Cultura General para defenderse en
el futuro con destreza, se especializa en una asignatura, hoy desconocida,
-Teneduría de Libros-, materia que los institutos técnicos y las escuelas
universitarias la han reemplazado por la moderna informática de gestión.
Soporte que le ayudara a instruir una pequeña explotación de servicios para
toda clase de automóvil que ya es aseveración en La Orotava. Aabandonar el
colegio de San Isidro se incorpora a trabajar en Telégrafo de
misiva, con pantalón corto, eran tiempos difíciles para familias de
clase media, concretamente para hijo de chofer, -D. José su padre, "chofer
de Ascanio", con el número siete de expedición del carné de conducir en la
provincia de Santa Cruz de Tenerife-. Más tarde ingresa en la banca
"Morales". Desaparecida la banca es contratado por Don Fernando
Hernández López industrial de esta plaza, para ocupar el cargo de
oficial-encargado de su industria de repuestos y accesorios de todas clases de
automóviles en la Calle de Calvario. Muchos hombres y mujeres van
cargados de historias y leyendas, que ellos mismos han ido construyendo con el
paso de los años, mi padre dedicó media vida a la explotación de Estación de
Servicios. En 1.931 contrae matrimonio con mi madre, M. del Carmen Abreu González
modista de caballeros, que en su restringido estudio de confección, en una
desaparecida casita bucólica situada en intermedio del añejo
callejón de Los Cuartos actualmente calle del Doctor Emilio Luque, educó a sus
hijos, y enseñó a coser a varias muchachas. En el año 1.935, el mencionado D.
Fernando Hernández López se decide compensar su industria, traspasándosela a
una comunidad mercantil formada por mi progenitor y D. Miguel Linares
Álvarez(taxista), para venta de accesorios de automóviles, gasolina etc... Su
comienzo no fue accesible, la guerra civil hace su presencia, mi padre es
llamado a la retaguardia del regimiento de infantería de Tenerife nº 38,
ejerciendo como auxiliar escribiente de la oficina, y para ocuparse de su
rutilante sociedad industrial en La Orotava, solicita varios
permisos a sus jefes militares. Con la ayudantía de sus hermanos Pepe, Pancho,
María Rosa y Carmen, pudo controlar su pequeña explotación. Finalizada la
guerra civil, decide separase de su asociado D. Miguel Linares Álvarez, por
biunívoca connivencia previa transacción mercantil, por el que a mi progenitor
se le adjudica todas las disponibilidades del establecimiento, créditos etc.,
todo cuanto a la misma sociedad corresponde, proponiéndose seguirlo por su
cuenta como dueño absoluto, iniciando una etapa prometedora con dos
subalternos; Juan Santos Mesa, Jesús Gutiérrez conocido en el mundo del fútbol
por "Borbolla" ex-futbolista del Celta de Vigo, y un auxiliar José
Hernández conocido por Pepe el de las palomas o Pepe el de la calle Verde.
Viviendo con mis padres y mis hermanas en la calle de Calvario, mi memoria
persiste en busca de esa su primera imagen. Debía está ahí, en mi casa de la
mencionada calle, conviviendo con mis padres y hermanas, en una década maravillosa,
presenciando la escalera canaria, por donde se ascendía a
la habitación, para emprender los deberes colegiales. Debería estar
ahí, pero no aparece en mi memoria. Sí aparecen -ya borrados también sus
rostros- los vecinos que convivían con nosotros y mi asombro al ver como se
vivía en esa legendaria calleja. Esto es lo que alcanza el rastrear de mi
memoria. Indudablemente en la calle de Calvario, han habido pintorescos
establecimientos mercantiles y comerciales, los que compartían con mi padre al
principio de la década de los cuarenta, bajando por la derecha: el Café Parada,
la escuela de dª. Lucía Mesa, la venta de D. Saturnino Rodríguez, la pensión y
restaurante de Fariña, la barbería de D. Pepe el portugués, la perfumería de
Doña Armenia Gutiérrez, la carpintería de D. Juan Hernández Bethencourt,
alfarería de D. Aniceto Pérez, barbería de Perico, tapicería de Pepe Quevedo,
ultramarino de Los Molinas, taller de mecánica de Villavicencio, comestibles de
D. Balbino Pérez, Pensión El Malagueño y Taberna dela Vieja de
Santa Úrsula. Por la izquierda carpintería de García y Cruz, barbería y
comestibles de D. Antonio Álvarez "el cañón", recaudación
de Hacienda, la FAST, el bazar del alemán Germán Haller, la oficina de
Correos, tipografía de Don Lorenzo Castro, Hotel el Suizo, herrería de Toribio
Quintero, la mercería del libanés D. Najib Bou-Absi(conocido por D. Felipe),
herrería de D. Francisco Delgado, bodega de D. Manuel García con vinos de
Chiclana importados de la provincia de Cádiz y comestibles de D. Cipriano
Hernández Escobar.
En 1.944, el gobierno de la posguerra promulga la triste Tarjeta
de Aprovisionamiento para desapoderar combustible o lubricantes a los
propietarios de vehículos. D. José Ponte y Méndez recordado sacerdote
de La Perdoma, para desplazarse a su parroquia, y acontecer sus tareas
pastorales, cuando se enteran las autoridades a través de un malsín que parecía
ser amigable, le imponen una aquiescencia, que consistió, en cerrar el surtidor
por tres meses. Sin embargo el 14 de Mayo de 1.945, visitaba España el director
de la Texas Company, William Brenstes, quien contribuyera a gran medida al
envío de gasolina a la España Nacional, en 1.936. En la empresa se
organizó un grupito tertuliado que lo bautizó con el apelativo el "Tin".
Los domingos celebraban variadas gastronomía típica en las fincas de: Maestre
Juan de La Florida, El Pozo del Rincón, y en la casa de D. Casiano en las
cañadas del Teide. El "Tin" lo formaban; Los taxistas de la parada
del Llano -parada de los ricos, renombre que se le impuso por deambular con las
gentes ricas del pueblo-; Agrícola González el de los chistes, Miguel Toste,
Cristóbal González, Ángel Salamos, Miguel Linares, y Justo Hernández. El
técnico Villavicencio, - proyectador de cintas en el cinematógrafo Atlante,
-para los jóvenes de hoy, papá de Julito el mecánico-. El tapizador Pepe
Quevedo, -incansable, un gran maestro y una excelente persona-. El camionero
Chanillo "El Cubano", -entrañable y recóndito de mi padre-. Los
señores; D. Fernando Méndez de Ponte, D. Sebastián Fernández, D. Casiano García
Bartlet. Y el General D. Lorenzo Machado y Méndez-Fernández de Lugo. Para
acalorar la tertulia, hacían usanza del admirado guitarrista villero Eustaquio
Regalado Cairós conocido por "El Cojo Regalado", que con su clásica
imagen, con guitarra al ristre, protagonizaba divertidas anécdotas. Otro
personaje acompañante del contertulio, Don Eduardo Gutiérrez chofer del
volquete, en el que se transportaban los garrafones de caldo tinto del país, y
alforja para gastronomía. Asimismo contaban con los servicios de un reputado
cocinero, Rafael Hernández, -conocido por "El Moneda", la ayuda de
este maestro era fundamental para los componentes de la peña, todos disfrutaban
de su cocina. En agosto de 1949, mi padre, solicita del Excmo.
Ayuntamiento de La Villa de La Orotava, autorización para
trasladar él depósito y surtidor de gasolina de la calle de Calvario, a la
esquina con la plaza de FRANCHI Alfaro, en su parte del naciente. En el año1947
sufre una paralice por trombosis, cuando solo contaba con 42 años de edad,
tardó bastante en recuperarse para acedar sus negocios, pone a frente del mismo
a José Hernández y a su hija María Lola con solo 12 años de edad. Tres años más
tarde contrata nuevos operarios; Gilberto Rodríguez y Carlos
Sacramento. Posteriormente solicita de la Alcaldía autorización para
llevar a cabo el proyecto de construcción de una casa de dos plantas en la
calle Calvario, para instalar un nuevo modelo de industria de lavado, engrase,
y limpieza de toda clase de coches de acuerdo con nuevas reglamentaciones y
avances tecnológicos. Al comienzo de los años cincuenta constituye una sociedad
civil particular "Álvarez y Delgado", para venta de materiales de
carpinterías con D. Francisco Delgado González, la compañía tuvo
pocos años de vida, liquidándola en septiembre 1954 de mutuo acuerdo. En
Diciembre del mismo año, lleva a cabo un nuevo proyecto, solicitando
autorización de la Alcaldía, para edificar un stand en la esquina de
FRANCHI Alfaro, e instalar en el sótano una bomba de aire para
cámaras y cubiertas, colocando en la planta principal una pequeña oficina y
exposición de productos lubricantes. Su afición por la lectura era patente, con
frecuencia visitaba la biblioteca de la centenaria sociedad
del Liceo Taoro del que fue socio protector. En Agosto de 1965, aquejado de su
padecimiento, completamente ciego, cesa en los negocios representativos de
productos, consistentes, en gasolina, aceite, petróleo, etc., decidiendo
traspasárselo -por acuerdo con su familia- a su hija Josefina, que regenta la
explotación con los tres empleados existentes; Sixto Díaz Afonso, Francisco
Díaz Afonso y Honorio Rodríguez. Falleciendo dos meses después el 27 de octubre
de 1965.
Desisto de todas esas imágenes que llenan los cuarenta años de mi vida.
Ahora, al comprobar mis vanos esfuerzo por recobrarla, cuando compruebo que la
memoria de un hombre es tan frágil como la memoria de un pueblo.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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