martes, 16 de enero de 2018

FRANCISCO MESA BRAVO (PACO)



Un amigo entrañable AA AA  salesianos de la Villa de La Orotava acotando en la vida el mes embajador de la  Primavera, mes majestuoso, esplendoroso, y fastuoso.
Mayo es para mí, el mes añorado de vivencias festivas de infancia y  adolescencia. Siempre recuerdo las entrañables fiestas de las cruces, fiestas que olían a  pólvora de los inolvidables cohetes prominente de Los Realejos. Mes de fragancia a esencias de flores que embellecen las capillas portadora de las cruces. Mayo en la Villa de La Orotava tiene como colofón las fiestas de María Auxiliadora, unas fiestas establecida  en la Noble y Leal Villa norteña, por los sucesores de Don Bosco, rememorando a una sublime imagen de  María Auxiliadora, representación pasmosa, hermosa, y castiza. Traída  de Olot por Don Claudio Sánchez Martín, aquel salesiano de remembranza en nuestra Villa. Una noble madre querida por muchas villeras y villeros, que la veneran  como una diosa de la belleza celestial. Evidentemente hablo de un mes mágico, precisamente cuando recibo el anuncio evocador de las fiestas de los salesianos, presagio de una misiva de mis afectos compañeros AA.AA. Salesianos de La Orotava, en la que me invitan a intervenir en esa entrañable festividad de nuestra querida madre evocadora del salesianísmo. Sin embargo en esta organización, tengo a un amigo ENTRAÑABLE acreedor de la insignia de oro de la asociación  de la Orotava. Un amigo que conocí hace muchísimos años en este pueblo noble, leal, y villero. Un  deportista modélico, ex-jugador de baloncesto, fútbol como fidedigno portero y de Tenis de Mesa su deporte predilecto. Aquí fue ídolo, que maravilla verle jugar en las terrazas de la Acción Católica Masculina, en el Liceo de Taoro, y en  el colegio de Los Salesianos. La rapidez y el toque con la pequeña pelota blanca, dúctil, y compacta era terrible. Paco como  cariñosamente le llamamos, era todo un héroe en el  legendario deporte renombrado por el Ping-Pong. De la vida salesiana orotavense, me viene a mi retentiva el panegírico de aquel muchacho catalán, residente con sus padres en el recordado hotel Victoria de La Villa, un chaval  llamado Jesús Baixas Peropadre, el primer alumno interno, que un día cayó rodando por aquella escalera que embellecía el maravilloso patio de estilo romano. Una encomienda del colegio de mi niñez, que me produjo un susto monstruoso, años después el amigo Baixas se convertía en un portero de fútbol de aquel inolvidable infantil "Plus Ultra". Estos emblemas me impulsan a hablar de aquel crédulo colegio de San  Isidro, para ello pongo en convencimiento a Paco Mesa, un hombre merecedor del oro salesiano,  porque lo ha llevado en su propio discernimiento, un hombre creyente, amante del salesianísmo, siempre ha tenido fe en la obra  de Don Bosco, un Italiano de Turín, promotor de la formación  profesional de los jóvenes indefenso por la sedición de la angustiosa industrialización, un prototipo reivindicativo para la sufrida juventud de hoy azotada por el paro, la miseria y la injusticia. La admiración de Paco Mesa por "María Auxiliadora", -su segunda madre-, es rimbombante.
Conozco su trayectoria como padre, esposo, AA.AA. y sobre todo por su  creencia en el verdadero cristianismo. A Paco siempre le veo  corriendo, a  colaborar,  a pedir colaboración, sea para las fiestas, o para ayudar a alguien, sobre todo  a sus apreciados salesianos, colaborando con cualquier grupo. Uno de ellos que me ha llamado la impregnación ha sido "Pro-Bosco", otorgado a hogar de acogida de deficientes.  Mis servicios eran solicitados por este amigo, siempre me pedía cooperación, haciendo gala de su talante caballeroso, erudito y benévolo. Fue  un  gran estudiante, siempre destacaba en todas las  asignaturas, era  matricula de honor. Un accidente mortal de su progenitor  terminó con su disertación, pues tuvo que incorporarse al mundo laboral, aún muy joven  y  así poder sacar adelante a su familia. Sus estudios le sirvieron para  conseguir un trabajo digno, primero en  una agencia de seguros, y después como funcionario  del Banco Exterior de  España, empezando de botones, ascendiendo por méritos propios hasta llegar a ser un gran ejecutivo. Amigo Paco el homenaje  que te ofrecieron, nuestros  colegas salesianos, - perdóname que allí no estuviera presente, no recuerdo las causas que me ausentaron -,  sirva de  aguijonamiento para recordar tu proceder y  gozar los meses de Mayo evidentemente salesianos que te quedan en tu vida, -que sean muchos-, porque tu ayudantía a pesar  de esta veneración ofrecida por los que han reconocido tu proceder, seguirá siendo incuestionable. Soy de los que opino, que los salesianos villeros sin   Paco Mesa, difícil podrán continuar lo acontecido  hasta la fecha, la  verdad que le necesitaran para siempre, por su verídica aseveración cristiana y salesiana.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario