Estas fotografías del estudio Benítez publicadas en la revista Hespérides
correspondiente al mes de septiembre año 1926.
La primera es una panorámica de la entonces hermosa plaza del Hotel Taoro
del Puerto de la Cruz y la segunda una vista de los deliciosos jardines del
mencionado Gran Hotel.
Es sin duda
alguna el Gran Hotel Taoro, uno de los mejores del mundo, y de
clima, el mejor de todos. Es verdaderamente asombroso que en un pueblo como el
Puerto de la Cruz, exista un Hotel de la máxima importancia, como es el Taoro.
Su situación
envidiable, su magnífica fabricación llevada a cabo con todos los entonces
adelantos y las más extremadas exigencias del confort modernos, ponen el nombre
del Gran Hotel Taoro a una altura insuperable; esto unido a Sufantásticos
jardines que constituyen un verdadero parque de recreo y ensueño,
acicate para que en él se reúna lo más selecto de la sociedad mundial en la temporada
de invierno atraída por la bondad de su clima sin rival.
Tiene este
Gran Hotel más habitaciones que días tiene un año, magníficos cuartos de baño,
motores para calefacción y electricidad; amplios salones de recreo y desease;
pista para toda clase de deportes aristocráticos y un servicio esmeradísimo.
Bajo la
dirección y gerencia de don Adolfo Wildpret, funcionó Este soberbio
establecimiento, hombre patriota hasta la exageración y conocedor
en grado sumo de tan importante como delicada industria.
Conociendo las
dotes que adornan al señor Wildpret, y su acerado temple, es inútil manifestar
aquí que el régimen interno y externo del Gran Hotel Taoro no tiene que
envidiar al que mejor constituido esté.
Su patriotismo
le indujo en su espinosa gestión a no reparar en sacrificios de
ningún género con tal de que el nombre del Hotel Taoro suene en todos los
ámbitos de la tierra como una voz sagrada, ya que en el Hotel que tan
acertadamente dirige, encuentra el más exigente de los viajeros. Bienestar para
la materia y halago para el espíritu.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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