Aniversario de su fallecimiento. En la
última reunión de convivencia, de nuestra promoción de bachiller superior y
revalidas (1967 – 1968) del Colegio de San Isidro de La Villa de La Orotava,
tras 47 años de nuestra graduación, acompañados de algunas de nuestra esposas,
el día 16 de julio del 2015, un día grande para los hombres de la mar,
festividad de la Virgen del Carmen. Estaba sentado precisamente frente a él,
hablábamos del anecdotario colegial con los salesianos en La Orotava. Del tener
precaución con las comidas y que se iba para su tierra La Palma de vacaciones en
su propia Caravana.
Dos meses después, por finales de
septiembre, nos comunican lo inesperado, lo triste. Su mujer Encarna, nos dices
que estando en la Palma; entró en la típica enfermedad inhumana.
Todos confiamos en María Auxiliadora y
sobre todo en las Ciencias Modernas, llegamos a un punto que coincidimos en lo
mejor de la vida.
Pero ya en el mes de Octubre previsto de
tormentas como siempre típica en nuestro Archipiélago. La ilusión se convierte
en la decepción. Esperamos lo peor. En fin la mañana del domingo 18 de octubre,
con la tempestad en calma, su desconsolada esposa Encarna, nos comunicaba que
su marido Juan Jesús de Francisco
“Ringo”, nos había dicho adiós definitivamente.
Me quedo frio, desconsolado y sin palabras, sintiendo está perdida tan
rápida de un compañero de pupitre, un hermano de promoción colegial, a manos de
una enfermedad tan cruel. Me queda el consuelo y la esperanza de saber que por
lo menos ya está con nuestra madre colegial; María Auxiliadora.
Ringo, no te preocupe, allí están nuestro otros compañeros de pupitre;
Tino, Claudio, José, Pepillo, Hipólito y Domingo. Allí en ese paraíso sigue con
tu animalitos y plantas de la huerta, con tus aficiones automovilísticas, y con
las reuniones de convivencias colegiales.
Aquí seguimos nosotros en tu recuerdo. Sobre todo tu querida y desconsolada
esposa Encarna. Tus hijos, tu familia. Todos te queremos, nunca te olvidaremos.
Un abrazo hasta siempre compañero.
Juan Jesús de
Francisco un gran palmero que todos conocíamos por “Ringo”, en alusión y
parecido entonces al famoso Ringo Starr, nacido como Richard
Starkey, en Liverpool el 7 de julio de 1940, músico, cantante, compositor y
actor británico que ganó fama mundial como baterista de la banda anglosajón The
Beatles. En la foto queda evidente, con cara de ligón como todos los que fuimos
sus compañeros de pupitre entre ellos un servidor. Aprovechábamos algunas
escapaditas para ir a ver las niñas del colegio de la Milagrosa.
Apareció en la Villa de La Orotava para estudiar bachiller superior en el
curso 1966 – 1967, interno en el colegio de San Isidro de la Villa de La
Orotava se apuntó por la rama de letras de los que solo tuvo tres compañeros;
Fernando Oliva, Juan Ramos y Arturo (Arturito, que hasta el momento se
desconoce su paradero). Pero éramos todos amigos y compañeros como una
piña. Estudió magisterio en La Laguna al igual que su querida madre. Entonces gozaba
de su jubilación, atendiendo a todo un huerto en las medianías del Sauzal,
lleno de árboles frutales, plantas tropicales y animales domésticos.
Desconocía un sentir suyo por el deporte del motor, lo desconocía, donde
también participaban sus hijos, formando parte de una de las escuderías de
Tenerife.
La toma fotográfica, está realizada en la plaza de Franchi Alfaro de La Villa
de La Orotava delante de nuestro colegio y por un fotógrafo, que entonces era
salesiano, que hizo mucho por él, don Luis de Torres y Fernández.
El compañero Ángel Benítez Pérez le
rinde este homenaje poético: “…Hoy recordaba a Ringo, / Parece que no
está entre nosotros, / Y el cariño, la amistad prevalecen, / Están en un lugar
de honor.
Recordar es una cualidad del alma, / Cuando es un
gesto solidario, / Cuando la ausencia se hace presente, / Es lo que nos queda
en el afecto.
El recuerdo es imperecedero, / Las anécdotas y las
ilusiones, / Los ratitos de compañía, / Ante una soledad incierta.
No deseable por insolidaria, / En especial nuestro
amigo, / Para quien la visión de la vida / No la concebía sin la gente.
Sin la familia, ni los amigos, / Sin los vecinos y
conocidos, / Su Isla que lo vio nacer, / El amor de los suyos.
Abierto y sensible
siempre, / Leal en la amistad, / Un gozo que lo deleitaba, / Y lo hacía
entregar aún más.
Ringo nos dejó, como otros, / Pero su recuerdo es el
más fresco, / El más traumático por la cercanía, / Los achaques y los temores
propios.
Corrió su última carrera, / Y ganó como siempre, su
devoción, / Su respeto y admiración por la vida, / Por sus seres queridos, por
todos… Ángel…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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