domingo, 21 de enero de 2018

PANCHO EL PANADERO EN EL RECUERDO



Jueves 21 de enero del 2016, otro día azulado de tristeza en la Villa de La Orotava, se no fue para siempre “Pancho”, un panadero ejemplar de los de antes, un padre, esposo y persona sin lugar a duda de los más alto de la humanidad.
Platero y yo (elegía andaluza), más conocido de forma abreviada como Platero y yo, es una narración lírica del dramaturgo y eminente poeta español, Premio Nobel de la literatura;  Juan Ramón Jiménez que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicada «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que le mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos.
Este fragmento es el comienzo del libro, que aprendimos de memoria en el estudio de literatura en el bachillerato superior y que tuve la suerte de desarrollar en el texto literario expuesto en las revalidas superiores de sexto curso de bachiller: “…Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro…”
Platero fue un texto retórico, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los impúberes. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón, en un «prologo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
He empezado este homenaje literario al amigo “PANCHO”, pues recuerdo en mi infancia y primera juventud, verle bajar por la calle El Calvario con su BURRO (en muchas ocasiones entró sin querer al zaguán de casa), repartiendo el pan de cada día, por todos los hogares, solo descansaba el Viernes Santo, un solo día al año, los 364 restantes eran de trajinar desde la madrugada, en su propia fábrica en La Piedad - Peralitos, donde tenía su panadería, desde ahí hacía el otro Calvario de la parte baja de la Villa que diseñó el arquitecto Mariano Estanga, donde se custodian los Santos Patronos de la Villa de La Orotava y la Imagen de la Piedad, conocida por el Señor del Calvario del imaginero orotavense don Fernando Estévez de Sala.
En el año 1970, tuvo que sacar el titulo de conducir, pues su pobre animalito tenía su fin, por lo que se compró una pequeña furgoneta para seguir con la venta de sus productos.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario