lunes, 10 de abril de 2017

DON MIGUEL HERREROS Y GONZÁLEZ DE CHAVES EN EL RECUERDO



Aniversario de su fallecimiento. Un orotavense de pro, un empresario luchador, y un emprendedor de los  que hacen crecer espléndidamente la vida mercantil y comercial. Don Miguel Herrero tenía un noble corazón, luchó por sus empresas, por su Orotava, y por las gentes de su pueblo, puesto que siempre prefirió dar los puestos de trabajo a los hijos de la villa.
Nació en la Orotava en el año 1925 y falleció a los 89 años de edad en la capital tinerfeña el 10 de Abril del 2014. Hijo de don Miguel Herreros y de doña Antonia González de Chaves y González de Chaves. Estudió en los colegios de La Orotava; La Milagrosa de las Hermanas de La Caridad donde hizo la primera comunión, en el Colegio de San Isidro con los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la Salle. Pasando luego a continuar el bachillerato en el colegio de segunda enseñanza de Gran Poder de Dios del Puerto de la Cruz.  Estudió contabilidad y cálculo mercantil en la academia de don Inocencio Sosa Hernández en la calle de La Hoya (Hermano Apolinar) de La Orotava.
Al morir su padre, se hizo cargo de sus negocios (tejidos y confecciones) conjuntamente con su hermano Antonio, empresa que fundó su progenitor en el año 1889, y que ellos convirtieron en el tiempo en una sociedad mercantil “MIGUEL HERREROS”.
Casó con la malagueña Doña María Luz Altamirano Navarro, del matrimonio tuvieron cuatros hijos; Miguel, Alicia, Ignacio y Jorge Herreros y Altamirano.
La capacidad de gestión de Miguel Herreros y González de Chaves fue tan inmensa, que avanzó a pasos agigantados, consiguiendo en varias décadas una gran empresa a nivel local, insular e incluso regional.
Amplió su actividad de tejidos y confecciones a otros campos, como el de mayorista, banquero, construcción, hostelería y agricultura.
Al principio de la década de los años sesenta del siglo XX, formó la recordada sociedad mercantil “ANDOMI”, dedicada a fábrica de refrescos y hielos, en la que se asoció con su hermano Antonio y su amigo Domingo Pérez Betancourt (licenciado en Ciencias Químicas).
Fue tesorero de la Cooperativa Agrícola Bananera de Tenerife, donde desarrolló una labor de modernizar y actualizar el sistema del empaquetamiento de frutas, dotándola de modernas maquinarias. Hasta el final de la década de los años setenta del siglo XX, que optó por independizarse y explotar la banana por su propia cuenta.
A don Miguel Herreros y a su Hermano Antonio, le conozco desde mi infancia, de verlos en su industria en la calle de La Carrera. Cuando me gradué en el Profesorado Mercantil, me dediqué a dar clases particulares en la azotea de mi casa, apareció su sobrino José Miguel Estrada Herreros, para que le diese clases de contabilidad y calculo mercantil, previa preparación para opositar a la banca. Un día me comunicó que su tío estaba buscando un contable para la Cooperativa Agrícola Bananera de Tenerife. Sin pensármelo le dije que le dijera que estaba interesado por el puesto de trabajo. Al día siguiente me llamó para que me presentara en dicha Cooperativa y me entrevistara con su Jefe Rector don Pedro Ojeda. A partir de Enero de 1975, formé parte de la citada empresa como Jefe de la Administración, siempre trabajando a su disposición, hasta que en Agosto de 1980, una vez que aprobé las oposiciones en Madrid para profesor de Tecnología Administrativa de Formación Profesional, y me destinaron a la ciudad onubense de Minas de Riotinto (Huelva), dejé de formar parte de la Cooperativa Agrícola Bananera de Tenerife. Coincidiendo mi marcha con la independencia de don Miguel en la exportación del plátano.
Mi colaboración mercantil con su persona y con la de su hermano Antonio era evidente, en mucho avanzamos en la Cooperativa y siempre coincidíamos en la modernización de la misma.
Mucho aprecio le tenía a él y a su hermano, me gustaba su personalidad, siempre abierta, dialogante comunicativa.  Don Miguel Herreros y González de Chaves, siempre fue un amante de sus negocios, siempre quiso trabajar y dar trabajo a sus gentes, a su Orotava. Espero que en su nueva vida siga con ese corazón tan esplendido que tuvo aquí con nosotros, allí se reencontrará con su padre Miguel y con su madre Antonia que en la vida fue camarera perpetua de Nuestra Señora de Los Dolores del templo de San Agustín del orotavense ex convento agustino de Nuestra Señora de Gracia. Un saludo don Miguel hasta pronto.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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