Fotografía
de la Calle de San Francisco de la Villa de La Orotava, correspondiente a los
años treinta del siglo XX, sin el empedrado actual, y automóviles de la época.
Con la Plaza sin construir, tal como la vemos, conservándose los Plátanos de
Líbano, que rodeaban a una pila de abastecimiento para el ganado y celebraban
el sábado de las Fiestas Mayores Villera la exposición y misa campestre en
Honor a los Santos Patrones de la Villa; San Isidro Labrador y Santa María de
la Cabeza.
El amigo y compañero de docencia de la
Villa de La Orotava; JUAN JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZ, en su libro “La Orotava, sus
calles y su historia”, en las paginas; 38, 39 y 40. Nos habla de esta histórica
calle orotavense, Con la colaboración de JORGE ÁNGEL GONZÁLEZ DELGADO: “…La zona
que ocupan la Calle y Plaza de San Francisco es uno de los núcleos urbanos más
antiguos de la Villa. Importante área en lo económico y social. Por este espacio
corrían las aguas que desde los altos daban vida a las zonas bajas del Valle, abastecían
las necesidades de la población y movían los molinos (alguno de los cuales aún
se conserva). La importancia social le viene dada por la fundación del convento
de San Lorenzo, a principios del siglo XVI (1519). Este atrajo sobre sí la
atención propia de un Centro religioso-cultural.
Los
terrenos sobre los que están hoy la Plaza de San Francisco, parte de la calle del
mismo nombre, la Iglesia y el Hospital fueron, a principios del siglo XVI, propiedad
de D. Bartolomé Benítez de Lugo, sobrino del Adelantado Alonso Fernández de
Lugo. La señorial residencia de Bartolomé estaba situada en el Sur de la actual
Plaza. Como patrono del nuevo convento a construir. Benítez de Lugo cedió el
terreno preciso a la Orden de San Francisco para tal fin. Una vez construido el
convento se hacía necesario acondicionar los enlaces viarios con el mismo:
unión con
las
actuales calles Carrera y Colegio a través de la calle San Francisco; enlaces
con la Villa de Arriba a través de las calles Castaño y Salazar.
Al Este
del convento y norte de la mansión de los Lugo quedó una amplia plaza que, en
siglos posteriores, iría cerrando su lado E. con unas construcciones más modestas
que aún se conservan.
A
principios del siglo XIX (20 de Abril de 1801) el convento de San Lorenzo quedó
parcialmente destruido por un incendio. Sobre las ruinas se reconstruyó parte
del mismo y se levantó la actual Iglesia, cuyas obras se terminaron alrededor
de 1835.
La
Orden Franciscana siguió ocupando el recinto hasta la Desamortización de Mendizábal
en 1836, por la que los bienes religiosos pasaban a propiedad estatal.
Años
después que los frailes abandonaron el convento se instaló en él el Hospital de
la Santísima Trinidad, como asilo de ancianos y casa cuna.
En la
zona de enlace entre las calles Colegio-Carrera y Plaza de San Francisco se
levantaron destacados edificios; las casas Méndez-Fonseca (la de los Balcones) y
Jiménez Franchi en su acera E. y la casa Molina en la acera O. Tramo-calle que recibió
también el nombre de "San Francisco".
Los
intentos de acondicionar el amplio espacio, arbolado en parte, que formaba la
antigua Plaza, para convertirlo en un recinto como el actual, datan de los
primeros años de nuestro siglo. Fue D. Antonio Lugo Massieu uno de los
promotores de dicha idea. El proyecto de hermosear la Plaza se presentó en
1939, aunque la escasez de recursos de la Corporación municipal lo hicieron
inviable.
Sería
en la década de los cincuenta cuando se llevarían a cabo, lentamente, las obras
que, bajo la dirección del arquitecto D. Tomás Machado Méndez, permitieron dejar
el recinto de la Plaza tal como hoy lo podemos contemplar: gracioso escalonado,
fuentes, jardines, ...
Al
cuidado de la Plaza dedicó, el que fue su promotor, D. Antonio Lugo, parte de su
vida.
La
Plaza de San Francisco parece querer fundir la ostentación señorial de La Villa
con la modestia de las clases populares. Y lo consigue en su noble sobriedad.
El nombre del convento que nos ocupa es "San
Lorenzo". Pero se popularizó el nombre de "San Francisco" (para
convento, calle y plaza) por ser esta Orden religiosa la que lo regentó desde
su fundación.
La devoción popular a San Lorenzo se perpetuó en ese
lugar hasta época reciente con actos ante la imagen enramada del santo.
La biblioteca del convento de San Lorenzo contenía
textos de San Agustín, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, Santo Tomás, libros
de medicina, diccionarios de Inglés y francés y autores perseguidos por la
Inquisición como Voltaire y Pascal.
La casa de los Benítez de Lugo, desaparecida, tenía
portada plateresca adintelada y columnas laterales con capiteles compuestos.
Era de mediados del siglo XVI.
En esta zona, límite sur de la Plaza, hubo una fábrica
de refrescos entre los años 1955-1970: "Andomi".
En la calle San Francisco se encuentra la casa Méndez Fonseca
o de "Los Balcones". Se construyó a finales del siglo XVII, por el
capitán Juan de Castro. En la fachada destaca su balcón corrido y la puerta.
Tiene patio interior de gran riqueza artística.
Colindante con la anterior, la casa Jiménez Franchi de
la misma época y similares características. El patio tiene soportes en tres de
sus lados; estuvo adornado con fuente y estatuas. Este edificio albergó el
colegio "Farraís" entre los años 1941-53.
En el año 1864 la calle-plaza de San Francisco tenía
diez edificios y en 1887 había seis edificios en cada una de sus aceras.
Por la acera oeste de la calle San Francisco tiene su
entrada el cementerio de La Villa. Franqueado el umbral del ex Hospital de la
Santísima Trinidad se
contempla una bella
panorámica del Valle…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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