El amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR
GARCÍA LLANOS, remitió entonces (2014) estas notas que tituló; “SESENTA AÑOS DE
HISTORIAS”: “…La experiencia
sensorial visual de espectador -es su propia definición- hace que la escritura
de Evaristo Fuentes desvele su personalidad, aquella que le ha permitido ser un
pertinaz y nada indiferente observador de cuanto acaecía a su alrededor. No le
hizo falta, además, estar en primera fila: callado, sin alharacas, crítico
-hasta consigo mismo- e intérprete de la realidad a la que se acercó o siguió
desde más cómodas distancias, desde los ángulos de sus textos se adivina un
dionisíaco afán por plasmar ideas y sensaciones que va entrelazando con soltura
hasta convertirlo en un ejercicio de divertimento.
El autor de esta ‘cronología comentada de noticias’ le
puede a casi todo, a algunas materias con más gusto que a otras. Pero tanto con
la política como con la cultura, con los deportes como con los sucesos, se
desenvuelve con cierta osadía, hurgando en los rincones más insospechados hasta
dar con la tecla que enciende el fundamento original de sus apreciaciones.
Los capítulos de estas páginas son, pues, la narración
de quien procura huir de las elucubraciones. En una confrontación deportiva, en
una exposición pictórica, en una conferencia, en una presentación de proyecto
técnico, ante una pantalla cinematográfica o ante un escenario donde exaltaban
la música o las artes escénicas, allí donde Evaristo Fuentes ha querido estar y
no conformarse con la condición de mero asistente, sus comentarios posteriores
-algunos de ellos, rompedores- eran esperados para comprobar que el escritor
checo Milan Kundera tenía toda la razón cuando decía que “la vida es la memoria
del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de
pensar y de vivir”.
Fuentes agrupa y sistematiza escritos que cruzan seis
décadas de anotaciones personales en sus diarios y de publicaciones en
periódicos. Independientemente de que haya llegado el momento de hacerlo, sus
impresiones reflejan el paso existencial: ha visto crecer y destrozar los
pueblos de su comarca, ha compartido -sin conformarse- las inquietudes y las
circunstancias ‘sociohistóricas’ de cada momento o de cada época y ha
reflejado, procurando en todo momento la coherencia que le distingue, su modus vivendi.
La lectura de estas páginas refrescará avatares y
permitirá traslucir pensamientos que el autor no quiso que durmieran el sueño
de los justos. Evaristo Fuentes ha sido un Espectador dinámico y sensitivo, alguien que ha contemplado y
seguido los hechos o los acontecimientos sin indiferencia. Las que siguen son
sus impresiones, escritas -la inmensa mayoría- sin querer dejar correr la
pluma, porque la contemplación activa debe inspirar siempre una reflexión.
Seguro que cuando ha seleccionado y repasado los
textos, el autor ha vivido su memoria. Será él quien confiese si se ha
asombrado con ello o no, como sugería el novelista estadounidense Jack Kerouac.
Los lectores, desde luego, descubrirán aristas, efectos, convicciones y
análisis de quien, sin necesidad de estar en ubicación privilegiada, aún tuvo
opción de no anclarse en una visualización efímera. Es, en cualquier caso, una
memoria fértil…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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