El amigo de
la infancia de La Villa de La Orotava: ANTONIO LUQUE HERNÁNDEZ. Remitió
entonces (24/03/1999) estas notas que tituló; “TRINO PERAZA DE AYALA Y RODRIGO
VALLABRIGA (1900-1998)”
Publicadas
en EL DÍA, miércoles, 24 de marzo de
1999: “…EL día 3 de diciembre de 1998 se extinguió en Madrid la larga y
fascinante vida de este ilustre canario, nacido en Las Palmas de Gran Canaria
el 12 de junio de 1900, de familia hidalga de rancia estirpe lagunera, ya que
desde el siglo XVIII hasta hoy los Peraza de Ayala han tenido su principal residencia
en la ciudad de los Adelantados. Médico y escritor, estudió bachillerato en
el lagunero Instituto General y Técnico de Canarias, en aquellos tiempos única
institución de ese carácter en el Archipiélago, para después cursar medicina
en la Universidad
Central. A partir del año 1927, inició su trabajo como médico de Emigración,
para un año más tarde ingresar en la Marina Civil, y en esa orientación marítima
viajera vivió el más largo periodo de su ejercicio profesional, compartido con
su intensa vocación literaria.
Durante la guerra civil (1936-1939) por evidentes imperativos
permaneció en la Península,
donde ejerció como psiquiatra; posteriormente, en 1944, se doctoró en esa rama
médica, con la tesis titulada. «Deficiencias mentales y psicomotoras». Fue
luego ayudante en la cátedra madrileña del profesor Laín Entralgo, para más tarde,
pensionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, ampliar estudios en prestigiosos
centros europeos y americanos. El doctor Peraza de Ayala, caballero de Malta,
perteneció también a la
Noble Hermandad valenciana del Santo Cáliz. Peraza de Ayala
formó parte de entidades culturales tan relevantes como la Sociedad de Historia de la Medicina, de la que fue
socio fundador, miembro vitalicio de la Real Sociedad
Geográfica, y socio de honor de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Tenerife e individuo correspondiente de varias academias nacionales y
extranjeras. Estaba en posesión de importantes condecoraciones, entre ellas la Gran Cruz de Malta al
mérito Melitense y la Cruz
con banda al mérito Naval. En 1950 contrajo matrimonio con doña Agustina Gómez
Bravo y Fernández Daza, exquisita señora, vástago de esclarecidos linajes
extremeños y dama de Honor y Devoción en la Orden de Malta, amadrinada en su ingreso por SAR
la duquesa de Talavera de la reina, esposa del infante don Fernando de Baviera
y Borbón.
A pocas personas le encaja mejor el nombre de polígrafo qué a
Trino Peraza de Ayala, médico, marino, poeta, novelista, articulista,
conferenciante, hombre de muchos saberes, de talante generoso y cordial. Ahora
sus ojos se han cerrado para siempre, esos ojos que tanto vieron y tanto
supieron ver. Sellada para siempre aquella su enciclopédica memoria plena de
recuerdos de - mares lejanos, de paisajes exóticos, bellos amaneceres, soles
remotos, conmovedores atardeceres, puertos cercanos y puertos distantes,
inquietantes ciudades misteriosas y otras transparentes y familiares de puro
conocida. Conjunto de saberes colmados de interesantes lances, fastos de gentes
seductoras y de gentes aburridas, que de todo hay en la viña del Señor,
vivencias que él trató de conservar con la magia de la escritura.
En Madrid, su tiempo se ha acabado, ese tiempo tan largo que
consumió en pensar y hacer el bien. Ahora hablaremos en pretérito de ese
hidalgo que se nos ha ido, venerable y entrañable anciano, que en sus ausencias
viajeras conservó y acrecentó su tinerfeñismo. Creo que, desde el más allá,
Trino Peraza de Ayala mirará con amor todo aquello que durante casi un siglo
constituyó su vida, lo que fue su trabajo y convirtió en hermosa prosa y bella
poesía para el deleite de las generaciones venideras. Así siento hoy la
necesidad de expresarle a su viuda mi pesar y darle a él las gracias por su
obra…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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