sábado, 30 de septiembre de 2017

PABELLÓN DE REPOSO, DE C. J. CELA.



Mi amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; FRANCISCO JAVIER PÉREZ BAUTISTA, “Quico”, remitió entonces (2017) unos artículos de su hermano el orotavense FLORENCIO LORENZO PÉREZ BAUTISTA, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca, Profesor Adjunto de Medicina en la Universidad de Salamanca, Toco – ginecólogo y Miembro de Número de la Sociedad Española de Médicos Escritores: “…La tuberculosis, como la lepra, se ignora su inicio en la historia. Sin embargo son tan antiguas, de tantos siglos atrás, que se pierde en la noche de los tiempos.
La denominación de tuberculosis es relativamente "moderna", Manejando los Diccionarios de los Siglos XV, XVI Y XVII Y por supuesto, en las centurias posteriores, fue conocida y reiterada con variedad terminológicas como "fiebre hética”, "hética”, “tisis”, y al que la padecía, tísica o tísico.
Covarubias en 1611, sobre la palabra “tísica”, escribió: "enfermedad mortal Que tiene su asiento en los pulmones, y los enfermos se van consumiendo y secando".
En la actualidad, gracias a los tratamientos con diversos antibióticos y la mejoría de las condiciones higiénica y socio económicas, ha disminuido de forma notable. Así, hacia 1940 ­coincidiendo con la novela -el 80-90% de la población española universitaria mostraba una reacción positiva a la tuberculina (testimonio de infección pasada o presente) mientras que en el presente el porcentaje se ha reducido aproximadamente al 25%.
En 1986 se declararon en nuestro país 13.140 casos de T.P, con una incidencia de 11/100.000 habitantes. En cuanto a las edades, muestra dos picos máximos en el niño menor de 6 años y entre los 15 y los 25 años. La frecuencia ha aumentado bastante en los ancianos y en los pacientes inmunodeprimidos. Hay que añadir que también en los que reciben tratamiento con citostáticos y además glucocorticoides. Y no digamos en los pacientes infectados por el virus V.I.H y SIDA.
Esta novela mía -escribe Cela.- "tiene mucho y aún más de experiencia propia". A los 15 años, en 1931, ingresó en el Real Sanatorio de Guadarrama, {actualmente piedra sobre piedra, derribado}. La segunda vez, teniendo 26 años, entró en el Nuevo sanatorio de Hoyo de Manzanares, al norte de la provincia de Madrid. En los años 40 de 1900, se construyeron muchos de estos centros ya que la tuberculosis pulmonar era muy abundante en España.
Aire puro, sol, reposo y buena y abundante comida era la «terapia" de entonces. Estos sanatorios, con la incorporación de los antibióticos, dejaron de existir como tales. Reconvirtiéndose en Residencias para ancianos, colegios públicos, psiquiátricos y hospitales, como en Salamanca, a unos 5 kilómetros de la capital. En ellos, según el escritor, había "ruindad, Vileza y violencia", de la que mis atónitos ojos de entonces fueron testigos. Buscan la compañía para darse: ánimos mutuamente.
En otro texto, clínico se lee que la T.P "es una-causa infecciosa importante de mortalidad en los adultos de todo el mundo y mata alrededor de 1'5 de millones de personas todos los años. Una tercera parte de la población está infectada. En el año 2006, se estima que hubo a nivel mundial 9,2 millones de casos nuevos. La incidencia varía ampliamente según el país, la edad, la raza, el sexo y el nivel socio-económico. La India y China informaron el mayor número de casos nuevos, pero Sudáfrica tiene la incidencia máxima: 940/100.000.
De otra parte y curiosamente, los esfenos tuberculosos, de ambos sexos ante el nulo V pavoroso futuro, más o menos próximo, practican el acto sexual como el último goce en la Vida, en la poca que les quedaba. Sacan energías de no sé dónde •. .se lee en cuatro ocasiones.
Primeros años de los 40- coincidiendo con la novela-se comentaba que la libido era muy exaltada en los tuberculosos de ambos sexos.
Se daba romo hecho muy cierto. Verdaderamente, patético. Los sueños de hombres y mujeres tísicos eran muy lujuriosos y descarados. No ocultan tales situaciones diciéndose mutuamente y repetidas veces, “anoche he soñado con usted”, incluso a los médicos.
Sintomatología. Se reitera los esputos rojos, suben las décimas y las respiraciones (disnea}, y la velocidad de sedimentación, preocupación por las bajadas de peso. Les contenta, por el contrario, las subidas del mismo. Reina la tristeza, la apatía, la falta de fuerzas. Rezan y piden a Dios, salud. Les aterra la muerte en plena juventud. La sangre expulsada por la boca, salía de "romperse las venitas de los pulmones". Se repiten las copiosas hemoptisis.
Cuentan que son raras las muertes por hemoptisis Y mata la primavera para el tuberculoso. Inciten en la tristeza y el pensamiento en una muerte próxima. No tiene fuerzas para levantarse de la cama. No cesan de toser y escupir sangre. Se consideran “muy desgraciados".
"El insomnio atroz" de los enfermos, se combatía ron un hipnótico llamado Farodormo. La disnea era una constante y no me deja descansar ni un solo instante, alega una paciente. Los enfermos, en su fase terminal. Siguen con las hemoptisis. Se encuentran decaídos y muy desesperados, “dando las boqueadas", entregados a la Muerte "con paz Interior y un dulce bienestar".
Tratamiento quirúrgico.  El neumotórax extra pleural. Llamada “monaldi”, (de Monaldl, célebre cirujano torácico, en 1933), es citado así, en minúscula. Términos médicos, quirúrgicos como "plastia” “neuma”, son muy reiteradas, populares, diría yo. Así romo "neuma bilateral”.
Sociología. Los enfermos no tenían nombres, solamente eran señalados por el número de su habitación.- “la señorita del 37 tuvo dos esputos rojos". Lo que más temen es la soledad. Piensan en las jóvenes mujeres y muchachas que murieron solteras. Entre los tuberculosos estaba rigurosamente besarse en la boca, para no contagiarse más.
De estadística de enfermos. Dicen lo siguiente: “enfermos ingresados en el último ejercicio, 66. Los que continúan y los procedentes de ejercicios anteriores, 54. Total, 120. Bajan durante el último ejercicio, 66. Especificadas en la forma siguiente: defunción 52, curación total, 5. Por curación parcial, 9. Crece el número de desequilibrios nerviosos entre los enfermos". Entre los deberes de las enfermeras era el de tomar las pulsaciones a determinadas horas". Al tuberculoso lo llaman “enfermos del pecho”.
En los Sanatorios estaba rigurosamente prohibido fumar. A la persona que pillaban, la amenazaban con la expulsión. Había quien, por el vicio, fumaba, argumentando:" no creo que nadie se enterara y si se enteran ¿cómo me iban a expulsar ahora que tan breves momentos me faltan ya para rendir mi tributo a la diosa tuberculosis? Y aun así, me expulsen.
Combatía la tos con la codeína. Diversas formas. Los enfermos que recibían visitas de familias, no podían besarles. Un enfermo llega a decir: daría la mitad de lo que tengo por poder besar a mi hija. Pero mis labios manchan y mi hija vale mucho más que la mitad de mí fortuna.
Esto era cuando se desconocía la vía de entrada del bacilo tuberculoso. Sabido es que el contagio llega casi exclusivamente a través de la inhalación de  de partículas transmitidas por el aire, por la tos, el canto y otras maniobras respiratorias realizadas con esfuerzo. Dichas partículas pueden permanecer en el aire durante horas, lo que aumenta el riesgo de diseminación. Su hija pequeña le quiere visitar, pero se le prohíbe. “Tengo que ser fuerte, está en una edad peligrosa y este ambiente…”.
Finaliza con la manera de trasladar al cementerio próximo. Hecho que reitera. Extraemos estas patéticas palabras de un largo parlamento: “La carretilla marcha por el sendero. La empuja él jardinero en una noche de luna, que canta en voz baja; el jardinero, como embriagado por aquella paz, entorna con su media voz de siempre su amoroso y pensativo cantar. La carretilla es de hierro, de una sola rueda, ya vieja ¡para lo que la usan¡. Cruzado sobre la carretilla, saliendo por los lados, el ataúd parece, entre las sombras de la noche, un viejo tronco de encina derribado por un rayo…  Dentro, un hombre solo, sin ningún acompañante que le llore…”.
Ediciones Destino. Sexta Edición. Barcelona 1943…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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