El
amigo y compañero de docencia JUAN J. MARTÍNEZ SÁNCHEZ. En su libro “LA
OROTAVA, SUS CALLES, SU HISTORIA” en las páginas 58 – 59, con la colaboración de Mª ARÁNZAZU
CALZADILLA MEDINA Y Mª JESÚS RODRÍGUEZ
HERNÁNDEZ, nos habla de la calle más del norte del antiguo casco histórico de
La Villa de La Orotava, calle VIERA: “La calle Viera antiguamente
enlazaba la Real del Agua con el camino que conducía a Los Realejos y
continuaba hasta la I s la Baja. Data
del siglo XVI. Recibía este nombre el tramo comprendido desde la mencionada en
segundo lugar hasta la vieja calle del Hospital -hoy Cólogan- : en la
actualidad se identifica con igual denominación la prolongación de la misma
hasta la altura del paraje conocido, también desde antiguo, como Higueras
Blancas. Debe igualmente resaltarse que hasta época reciente, marcaba el límite
del casco urbano de la Villa.
Esta vía tuvo en el pasado gran relieve
tanto por las edificaciones civiles y religiosas que fueron levantándose en
ella, como por la notoriedad de las familias residentes en las mismas, entre
las que cabe destacar: Familia Mesa: de las primeras de procedencia castellana
asentadas en Tenerife, uno de cuyos miembros, Diego de Mesa,
"acordela" en 1506 las primeras calles de La Orotava. Fundadora de la
antigua ermita de San Benito, en la que los labriegos acostumbraban a reunirse
para festejar el día del santo titular, posteriormente posibilitaría la
erección del convento de Santo Domingo. Precisamente la casa de los Mesa inicia
la vía que historiamos. Su portada presenta columnas laterales acanaladas que
se apoyan en plintos. El cuerpo superior de la misma, más estrecho, se enmarca
con columnitas decorativas sin apoyatura, pudiendo catalogarse su distribución
general como una variante de las fachadas con alfiz del siglo XVI.
Familias Franchi y Alfaro: avanzado ya el
siglo XVI se erigían las casas de
Alfaro y Franchi, que ocupaban amplio
espacio a lo largo de la calle. Desaparecieron en la centuria del XVIII. El 9
de enero de 1902, la hermosa e histórica mansión entonces existente, construida
al final de la vía, tras pasar por diversas vicisitudes y ser habitada por
naturalistas de gran prestigio, sufre las consecuencias de un pavoroso
incendio, levantándose en su solar la modernista que hoy conocemos. De la vieja
casona y su entorno, únicamente quedó el pórtico de cantería con escudo de
armas que daba acceso al patio de la misma; pieza arquitectónica
lamentablemente desplazada, en tiempos recientes, de su emplazamiento original.
Conviene asimismo destacar, que desde antes
de la llegada de los conquistadores existía en lo que luego fueron jardines de
esta última mansión, un célebre drago milenario donde los aborígenes celebraban
ceremonias telúricas. Imponente vegetal, estudiado por numerosos científicos,
víctima el 7 de marzo de 1867 de un huracán que terminó con su soberbia
presencia. Según Sabino Berthelot (1794 - 1880), "este árbol secular había
servido de majano para la repartición de las tierras conquistadas, después de
la rendición de Tenerife...". También se alzaba en sus proximidades la
llamada "palmera de la conquista" - sobresaliente por su gran altura
y asimismo desaparecida- y aún hoy, en el patio principal de la actual
edificación, puede contemplarse un bellísimo aunque mucho más reciente-
ejemplar de higuera, considerado como uno de las más hermosos del Archipiélago.
En cuanto a las construcciones religiosas,
existieron dos en la acera opuesta a la casa de los Mesa: - Convento de San
Nicolás: de monjas dominicas, fue construido en el siglo XVII y estudiadas sus
principales características por distintos historiadores: cabe señalar que
sufrió varios incendios, pasando, tras la desamortización de Mendizábal, a ser
utilizado como ayuntamiento, juzgado, ciudadela, teatro, cárcel... con puerta
principal y escalera de acceso precisamente por esta calle. Se conservan restos
del antiguo edificio en la esquina con C/. Cólogan. Ermita de Nuestra Señora
del Carmen: situada frente al drago milenario anteriormente mencionado, la
reforma arquitectónica sufrida en su día no la identifica con el tiempo de su
erección, en el siglo XVI”.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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