jueves, 7 de septiembre de 2017

CALLE VIERA



El amigo y compañero de docencia JUAN J. MARTÍNEZ SÁNCHEZ. En su libro “LA OROTAVA, SUS CALLES, SU HISTORIA” en las páginas  58 – 59, con la colaboración de Mª ARÁNZAZU CALZADILLA MEDINA  Y Mª JESÚS RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, nos habla de la calle más del norte del antiguo casco histórico de La Villa de La Orotava, calle VIERA: “La calle Viera antiguamente enlazaba la Real del Agua con el camino que conducía a Los Realejos y continuaba hasta la  I s la Baja. Data del siglo XVI. Recibía este nombre el tramo comprendido desde la mencionada en segundo lugar hasta la vieja calle del Hospital -hoy Cólogan- : en la actualidad se identifica con igual denominación la prolongación de la misma hasta la altura del paraje conocido, también desde antiguo, como Higueras Blancas. Debe igualmente resaltarse que hasta época reciente, marcaba el límite del casco urbano de la Villa.
Esta vía tuvo en el pasado gran relieve tanto por las edificaciones civiles y religiosas que fueron levantándose en ella, como por la notoriedad de las familias residentes en las mismas, entre las que cabe destacar: Familia Mesa: de las primeras de procedencia castellana asentadas en Tenerife, uno de cuyos miembros, Diego de Mesa, "acordela" en 1506 las primeras calles de La Orotava. Fundadora de la antigua ermita de San Benito, en la que los labriegos acostumbraban a reunirse para festejar el día del santo titular, posteriormente posibilitaría la erección del convento de Santo Domingo. Precisamente la casa de los Mesa inicia la vía que historiamos. Su portada presenta columnas laterales acanaladas que se apoyan en plintos. El cuerpo superior de la misma, más estrecho, se enmarca con columnitas decorativas sin apoyatura, pudiendo catalogarse su distribución general como una variante de las fachadas con alfiz del siglo XVI.
Familias Franchi y Alfaro: avanzado ya el siglo XVI se erigían las casas de
Alfaro y Franchi, que ocupaban amplio espacio a lo largo de la calle. Desaparecieron en la centuria del XVIII. El 9 de enero de 1902, la hermosa e histórica mansión entonces existente, construida al final de la vía, tras pasar por diversas vicisitudes y ser habitada por naturalistas de gran prestigio, sufre las consecuencias de un pavoroso incendio, levantándose en su solar la modernista que hoy conocemos. De la vieja casona y su entorno, únicamente quedó el pórtico de cantería con escudo de armas que daba acceso al patio de la misma; pieza arquitectónica lamentablemente desplazada, en tiempos recientes, de su emplazamiento original.
Conviene asimismo destacar, que desde antes de la llegada de los conquistadores existía en lo que luego fueron jardines de esta última mansión, un célebre drago milenario donde los aborígenes celebraban ceremonias telúricas. Imponente vegetal, estudiado por numerosos científicos, víctima el 7 de marzo de 1867 de un huracán que terminó con su soberbia presencia. Según Sabino Berthelot (1794 - 1880), "este árbol secular había servido de majano para la repartición de las tierras conquistadas, después de la rendición de Tenerife...". También se alzaba en sus proximidades la llamada "palmera de la conquista" - sobresaliente por su gran altura y asimismo desaparecida- y aún hoy, en el patio principal de la actual edificación, puede contemplarse un bellísimo aunque mucho más reciente- ejemplar de higuera, considerado como uno de las más hermosos del Archipiélago.
En cuanto a las construcciones religiosas, existieron dos en la acera opuesta a la casa de los Mesa: - Convento de San Nicolás: de monjas dominicas, fue construido en el siglo XVII y estudiadas sus principales características por distintos historiadores: cabe señalar que sufrió varios incendios, pasando, tras la desamortización de Mendizábal, a ser utilizado como ayuntamiento, juzgado, ciudadela, teatro, cárcel... con puerta principal y escalera de acceso precisamente por esta calle. Se conservan restos del antiguo edificio en la esquina con C/. Cólogan. Ermita de Nuestra Señora del Carmen: situada frente al drago milenario anteriormente mencionado, la reforma arquitectónica sufrida en su día no la identifica con el tiempo de su erección, en el siglo XVI”.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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