lunes, 9 de octubre de 2017

AGUSTÍN LLARENA UN COMPAÑERO EN EL RECUERDO



Aniversario de su fallecimiento. Nada más que levantarme como siempre temprano, enciendo el móvil y aparece un triste mensaje del amigo y compañero de docencia en el IES La Orotava Manuel González Pérez, Domingo González Hernández, el texto dice simplemente “El compañero Agustín Llarena ha fallecido”. Los pelos se me ponen de punta, y no sé como comenzar este día tempranero de 9 de octubre del 2014, negro y gris con benedictus a lluvias suaves y ligeras de nuestra pancha de burro. Enseguida me pongo a pensar, a recordar toda una vida de docencia con el amigo desde la Infancia y compañero durante años en el IES La Orotava Manuel González Pérez (antiguo centro de Formación Profesional) del Barrio de San Antonio, Agustín Llarena Ponte.
Nació en la Villa de La Orotava en el año 1943, entre dos viejos e históricos callejones; El Balcón y La Quinta, estudió bachillerato en el Colegio de San Isidro, con aquellos inolvidables compañeros que ya cumplieron su bodas de Oro; Peter, Pedro Pérez, Panchito Fariña, Francisco Sánchez, Ángel García, Antonio Ordoñez, Paco Negrín, Luis Azagra, Fernando Cúllen, Emilio Luque, Francisco Codecido, Cólogan, Ascanio y demás. Realizó los estudio del  Preu en una academia militar en Madrid (su padre era militar; don Carmelo Llarena) y se Licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Valladolid.
Perteneció desde niño al grupo folclórico y cuadro infantil de don Gustavo Dorta, aprendió música de pulso y púa en la rondalla de Los Salesianos con don Paco Dorta y don Gregorio Santana (sacerdote salesiano), participó en el año 1961 con los Coros y Danzas de la Sección Femenina de la Villa en Madrid. También perteneció a la rondalla de pulso y púa del Liceo Taoro. Su afición a la música y su magistral toque con su bandurria, hacía las delicias con sus íntimos amigos; Manolo Sánchez Perera, y Falo Pinillos Serrano.
Obtenida la Licenciatura en Ciencias Químicas, se vuelve a su Orotava, da clases particulares y en los colegios; Tacoronte y La Casa Azul, hasta que se incorpora definitivamente al Centro de Formación Profesional de San Antonio de su Villa, aprobando las oposiciones en Madrid.
Levaba algunos años jubilado, nos veíamos poco, y casi nunca, la última vez que me reencontré, fue en la playa de Jardín del Puerto de la Cruz, me preguntó con su humor y característica de siempre, como estaba, le respondí que bien y que próximamente pasaba a formar parte de su mundo de jubileta. Malas noticias me llegaban de última hora, hasta que ese día me llega lo peor.
Agustín era un clásico profesor de los de antes, cuando se trabajaba con orden, equilibrio, y con técnicas muy rigurosa y derivadas de nuestra enseñanza en el bachillerato. Un clásico que luchaba, por los alumnos, por su compresión del material, y simplemente por el desarrollo clásico de la docencia, sin modernidad, ni nuevas tecnologías. Todo un monstruo de la enseñanza del romanticismo y de la perfección.
Era pequeño de estatura, pero grande de corazón, magistral como persona y extraordinario compañero en la docencia, que luchaba por la enseñanza justa. Los cambios de planes de estudios (de los gobiernos) jamás pudieron con Agustín que se encerraba en su clásico orden y disciplina, motivo que muchos aprovecharon su aprendizaje, mientras que otros no pudieron o no quisieron estar, simplemente la ignorancia a la  que siempre se llega tarde lamentablemente.
Juan Francisco Reyes, José Burgo Lara (fallecido), Félix Calzadilla Rocío (fallecido), Carmen Álvarez Abréu (mi hermana), Carlos, Ricardo Díaz, Domingo González, Capi Cabrera, Lela Navarro, Cecilio Vega, Iluminada  y un servidor y muchos más, luchábamos desde el principio, para que el centro de la antigua Formación Profesional (desde los viejos Barracones a los nuevos y flamantes edificios), llegase a la cúspide, donde hoy se encuentra y se goza, como rutilante nuestro IES La Orotava Manuel González Pérez del Barrio de San Antonio, mucho tuvimos que trabajar, claustros, reuniones y muchas horas de trabajos y debates fueron evidentes.
A titulo anecdótico. Estando Agustín dando clase en los recordados y viejos barracones, se oía una música muy alta, la paciencia era el caminar de un lado al otro, hasta que se asomó a la ventana del aula que iba al bloque de viviendas. A ver si observaba de donde venía la música y llamar la atención. La sorpresa, que un alumno suyo estaba en el anti techo con un viejo transistor oyendo la música obesa.
Agustín, querido compañero, espero que en el nuevo mundo,  demasiado desconocido, pero  esperanzador, misericordioso, de sosiego y de paz, te reencuentre con compañeros del colegio de San Isidro, con tus padres,  dile a Burgo Lara y a Félix Calzadilla que los horarios  del próximo curso académico están a punto de terminarse, quizá sea el reparto más fácil que lo que siempre esperábamos. Un abrazo Agustín hasta siempre.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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