domingo, 8 de octubre de 2017

ANTONIO LECHADO Y EL BILLAR

El amigo de la infancia de La Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELÍÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (08/10/2014) estas notas que tituló; “ANTONIO LECHADO Y EL BILLAR”: “…El otro día estuve junto a una mesa de billar clásico, donde jugaban dos buenos amigos, ambos con un guante ad hoc en su mano izquierda, para utilizar mejor el taco y la tiza.  Estaban jugando una partida amistosa a tres o más  bandas, modalidad harto difícil.  Yo llevaba varias décadas que no me acercaba a una mesa de billar. Nuestro maestro, en el viejo Liceo de La Orotava de los años cincuenta, fue don Emilio Luque Vizcaíno, un agrimensor sevillano. Don Emilio nos enseñó lo poco que sabemos de billar unas cuantas promociones, cantera orotavense. Uno de los nuestros fue Antonio Lechado, que  jugó conmigo al billar a lo largo de algunos años. Falleció hace unos días.
Antonio fue un cachondo mental, era bajito como Franco, con un perfil fisonómico y del cuerpo en general, muy parecido al del Generalísimo. Aunque en el fondo no era nada militarista ni tenía espíritu castrense, le gustaba - como a todos sus hermanos - la marcialidad de los desfiles militares y los himnos, incluyendo, por supuesto, el Himno Nacional, interpretado por la Banda del Regimiento de Infantería de la Capital, que venía cada año a la procesión solemne de la Octava del Corpus de la Villa.
 Antonio Lechado era un bromista nato, y posiblemente sus últimos días en este mundo gastaría sus bromas de tal manera que se convertirían en caricatura de sí mismas.  Si te veía por la calle balbuceaba adrede, a modo de saludo, algo que no se entendía, o te preguntaba: ¿Ya hiciste aquello? Y tú le contestaban que sí, a sabiendas de que no se refería a nada en concreto. Fue empleado de la Seguridad Social, desde los tiempos en que las oficinas se ubicaban (Instituto Nacional de Previsión) en un edificio luego demolido, de la calle Calvario n º 5 ó 7. Compartía atención a los clientes con Isaac e Ismael, también ambos ya en mejor vida. Aunque, como uno duda del “más allá”, uno no acaba de creerse que puedan tener otra vida mejor… Fueron felices. Y punto….”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL


No hay comentarios:

Publicar un comentario