Fotografía correspondiente al principio del siglo XX, donde observamos
el Castillo rodeado de bajíos repletos de todas clases de cefalópodos. Todo un
cantar de la propia naturaleza.
El amigo;
PINTO DE LA ROSA remitió entonces (12/11/13) estas notas que tituló: “APUNTES PARA LA HISTORIA DE LAS ANTIGUAS
FORTIFICACIONES DE CANARIAS”: “…Es un fortín de tipo colonial, que defendió el
Puerto Viejo de los ataques de corsarios y piratas. Fue uno de los cuatro
fortines que en la antigüedad defendieron la ciudad. Esta fortaleza constituye
el bastión defensivo militar más importante de la ciudad, de mediados del siglo
XVI para la defensa de los navíos que buscaban refugio en el primitivo y
entonces embarcadero del Puerto Orotava.
Se halla situado en la desembocadura del barranco de
San Felipe, a unos 900 metros del casco urbano. Comenzó a construirse en 1599
en una zona en la que se disponían dos lánguidas plataformas dotadas con
pequeños cañones y concluyó a principios del siglo XVII,
concretamente en 1604.
Su estructura tiene forma de pentágono irregular y su
parapeto es de mampostería. Aparte de baluarte. En su larga historia ha sido
utilizado como; lazareto, enfermería, depósito, ciudadela, sociedad de tiro,
restaurante, centro cultural municipal, escenario privilegiado para conciertos
musicales y exposiciones artísticas. A cincuenta metros del Castillo se
conserva el antiguo almacén de pólvora o Polvorín.
Entre los primeros alcaides que estuvieron al
frente del castillo se encuentran el capitán Juan Antonio de Franchi,
nombrado en 1644, Diego Benítez de Lugo, Lorenzo Perera de Ponte, Alonso
Calderón, Benito Viñas, Juan Francisco de Ponte, y Carlos Franchi. Con el
nombramiento, en 1725, de José Agustín Machado Espínola se cierra la
lista, de un total de cincuenta alcaides.
En el siglo XIX fue reformado pues el transcurso del
tiempo lo había deteriorado. En 1878, se procedió a desartillarlo y fue
entregado al Ayuntamiento con el objetivo de destinarlo a labores
de enfermería y lazareto. Declarándose en el 1924 inadecuado para las
necesidades del Ejército y fue totalmente clausurado como tal.
Declarado
Monumento Histórico Artístico por decreto correspondiente al 22 de abril
de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español, y su estado
actual se debe a la restauración realizada por el Ayuntamiento bajo la alcaldía
de DON FELIPE MACHADO DEL HOYO SOLÓRZANO, MARQUÉS DE SIETEFUENTES (CONOCIDO POR
FELIPE I), a finales de los años sesenta principios de los setenta del siglo XX
utilizándolo como Restaurante que no duro mucho tiempo.
En 1993 se
reforma nuevamente con la intención de darle una proyección cultural donde se
celebran recitales poéticos, conciertos de música clásica, exposiciones y todo
tipo de eventos por lo que se ha convertido en uno de los ejes culturales del
municipio portuense…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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