Fotografía referente a las ruinas del chicharrero Castillo San Cristóbal enterradas bajo la actual Plaza de España de Santa Cruz de Tenerife.
Fue la primera fortificación de importancia de la isla de
Tenerife y el principal pilar del conjunto defensivo de la bahía de Santa Cruz. Hoy en
día sólo se conservan unas murallas del edificio original que se exhiben en una
galería subterránea de la Plaza de España de la capital tinerfeña. La céntrica
Calle del Castillo debe su nombre a esta fortificación.
Bajo la administración del gobernador Álvarez de Fonseca, se
comenzó a construir en 1575 aunque fue el 20 de enero de 1577 cuando entró en
servicio. El castillo se distinguía por presentar una planta de tendencia
cuadrada o cuadrilonga, completada por baluartes romboidales o puntas de
diamantes en sus vértices. En la construcción de los muros se utilizaron
sillares en su parte inferior y mampostería en su parte superior. Estos
elementos descansaban casi sin cimentación alguna sobre las lavas de tipo
basáltico que predominaban en esta zona de la costa. En el patio de la
fortificación se dispuso un aljibe para el abastecimiento del agua.
Posteriormente, en el año 1813 se pasó allí la pila que desde el siglo anterior
se había ubicado en la plaza de armas, la actual Plaza de la
Candelaria, denominada por eso Plaza de la Pila,
en cuyo entorno se encontraban las casas del alcalde y de la guarnición, los
depósitos y el aljibe.
Con el paso de los años fue pertinente la acometida de
diferentes reformas, algunas de ellas recomendadas por el ingeniero militar
Leonardo Torriani, aunque estas no modificaron en exceso su estructura. No
obstante, el proceso natural de expansión urbanística de la ciudad, junto con
las nuevas tácticas militares y la coyuntura internacional del momento,
sumieron al edificio en claras condiciones de degradación que terminaron con el
derribo de la fortificación en 1928. Sobre el lugar en el que estuvo emplazada
se esparcieron grandes cantidades de materiales con el fin de ganar espacio al
mar y construir una plaza de grandes dimensiones, actual Plaza de España, que
finalmente fue inaugurada en 1947.
El 28 de junio de 2006,
con motivo de las obras de remodelación de la Plaza de España, fueron localizados unos restos
que posteriormente se comprobó que pertenecían a los del castillo. En ese
momento se adoptaron medidas cautelares y protectoras con el objeto de
garantizar la preservación del hallazgo. La zona fue vallada y los trabajos
mediante maquinaria pesada, suspendidos. En los estudios técnicos que se
realizaron en consecuencia se comprobó que la estructura del edificio había
sufrido graves daños en el momento de su derribo en 1928. Sin embargo, los
vestigios encontrados, que corresponden a la parte oriental de la fortificación
y más concretamente al muro del baluarte o punta de diamante situada en el
vértice nordeste fueron conservados e integrados en el subsuelo de la nueva
Plaza de España a modo de una pequeña muestra museística. Las ruinas tienen una
altura de unos 2 o 3 metros
en un extremo, y de 1 o 2, en el otro, y presentan una longitud de unos 7,5 metros.
El espacio subterráneo
habilitado, donde se exhiben las murallas conservadas del castillo, expone el
sistema defensivo que tuvo Tenerife, haciendo un recorrido no exclusivamente
por los castillos de Santa Cruz, como son San Cristóbal, San Juan y Paso Alto,
sino además por los que se repartieron por el resto de la geografía insular, de
los cuales algunos se mantienen hoy en pie, como el de San Felipe en el Puerto
de la Cruz o el
de San Miguel en Garachico.
El proyecto expositivo, que consiste en una galería elaborada
por el Museo de Historia de Tenerife y el Museo de Antropología de Tenerife,
concluye con una explicación monográfica dedicada al propio Castillo de San
Cristóbal, desde su construcción en 1575 hasta su derribo en 1928.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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