lunes, 9 de octubre de 2017

EL EMBARCADERO DE “EL PENITENTE” EN EL TIEMPO (III)



Fotografías del estudio Benítez, publicado en la revista Hespérides correspondiente al mes de septiembre año 1926.
Observamos el entonces movimiento portuario en “El Penitente” del Puerto de la Cruz.

A través de la fotografía puede el lector hacer un estudio, con probabilidades de acierto, sobre el embarcadero «El Penitente», que facilitaba de una manera jamás sospechada la importación y exportación de .las mercancías para el negocio de los Sres. Fyffes Limited.
Según La Crónica publicada en la revista Hespérides correspondiente al mes de septiembre año 1926: “…Objeto de críticas y censuras fue por muchos años este verdadero penitente que sólo dejaba entrever en su construcción una cancha muy en posesión de cuantas exigencias requiere un lugar destinado a fiestas de carácter popular: verbenas, ferias, etc.  Largos años pasaron entonces sin que se le concediera importancia alguna a este desembarcadero.
Se sucedían las críticas y censuras y aumentaban las protestas cuando una idea concebida y realizada por los Sres. Fyffes Ltd. entonces  hizo ver que aquel lugar tanto tiempo olvidado tenía, como todo lo que es obra de una conciencia pletórica de nobles sentimientos y de unos entusiasmos exentos de ambiciones, una misión que cumplir.
Los Sres, Fyffes son, indudablemente, los exportadores de mayor relieve establecidos en esta región. Convencidos de las múltiples impertinencias a que están sometidos quienes necesitan de aquellos muelles. Si así puede llamarse a los dos espigones que como brindando facilidades a los enfurecidas olas para que penetren en la pequeña bahía y entorpezcan toda operación, construyeron nuestros antepasados, solicitaron autorización del Ayuntamiento para realizar por el «El Penitente» las operaciones marinas que su industria requería. Se les concedió. Así mismo pidieron, e igualmente se les permitió, la instalación en dicho lugar de dos pescantes que les facilitaran las operaciones de carga y descarga.
Desde entonces vienen disfrutando libremente de aquel lugar los Sres. Fyffes, que hicieron que los hijos de aquel pueblo hayan visto desde tierra y a una distancia de dos metros de «El Penitente» un vapor cómodamente instalado y efectuando sus operaciones sin perjuicios de ninguna clase y ventajas muy apetecibles.
El haber conseguido que en 10 horas se hayan colocado en uno de sus vapores 5 mil bultos de plátanos, es la prueba más fehaciente de las ventajas que ofrece el embarcadero que ocupaba. Y, si no fuere suficiente lo que precede para patentizar sus indiscutibles condiciones reconocidas entonces, diremos que el vapor Tacoronte», de los mismos señores pues nadie más que ellos disfrutan de los beneficios de aquel embarcadero -, descargó dos mil sacos de ingredientes en tres horas, y en una hora y minutos 600 sacos de igual contenido su otro vapor «Taoro».
La pérdida de tiempo que obtenían cuando efectuaban los embarques por los espigones a que antes aludíamos en espera de su turno para descargar un camión que hacía tres, cuatro o seis horas había llegado, y el mismo perjuicio que les reportaba la tardanza de su otro turno para cargar o descargar una lancha, ha desaparecido. La gran explanada de «El Penitente» les ofrece la ventaja de depositar en ella materiales de empaque, abonos químicos, carbón, huacales y tambores en número bastante considerable sin entorpecerles el tráfico, y como si no bastara esta facilidad sucede con gran frecuencia el caso de transportar la fruta a bordo tomando las lingadas desde el mismo camión.
Tales son las facilidades que prestaba este embarcadero, y previendo las que pueda proporcionaba en el futuro, nos constaba que el Ayuntamiento, en el deseo de modificado en lo posible, tenía el propósito de ajustarse a unos planos que ejecutados por el inteligente Ingeniero Sr. Díaz de Lozada poseían la propiedad, como toda obra de dicho autor, de manifestar un trazado muy preciso amoldándose así, en un todo, a lo que es aspiración de aquel pueblo…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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