Fotografía de
los estudios de Baeza del Puerto de la Cruz correspondiente al año 1920, donde
podemos ver aún en pies la capilla – Ermita de la Cruz de San Carlos en la
playa Martiánez del Puerto de la Cruz, instalada en el mismo lugar de la
Batería de San Carlos, desaparecida en el año 1965.
En el anexo un
pequeño Merendero - Guachinche, a la derecha Las Clásicas Casetas de veraneo de
estilo inglés, en los alrededores lo que fue el campo de fútbol de los
entrenamientos del desaparecido equipo de fútbol que organizó y dirigía el
portuense Roberto Hernández Illada denominado Once Piratas y al frente el
recordado Charco de la Coronela. Esta bonita panorámica tomada de las cámaras
del gran artista Baeza, desapareció al principio de los años sesenta del siglo
XX, cuando se empezó a construir la Avenida de Colón.
El amigo del Puerto de la Cruz; BERNARDO CABO RAMÓN remitió entonces (19/11/2013)
estas notas que tituló; “EL FORTÍN DE SAN CARLOS”: “…Matías Gálvez Gallardo, nace de familia hidalga en 1717 en el Municipio
de Macharaviaya Provincia de Málaga, y fue bautizado en la parroquia de San
Jacinto el 29 de julio de 1717 casó el 20 de octubre de 1745 con Josefa de
Madrid y Ortega (1724-1750) estaban emparentados, tuvieron dos hijos, Bernardo
(1746-1786) y José (1748-1756) este último murió siendo un niño de ocho años. A
la muerte de su esposa Josefa, Matías contrajo segundas nupcias con Ana de
Zayas y Fernández de Córdoba, de este matrimonio no hubo descendencia.
Su familia procede de Córdoba asentada en
Macharavialla, Málaga en el siglo XV. Su padre Antonio Gálvez y Carvajal y su
madre Ana Gallardo Cabrera, tuvieron cuatro hijos, Matías, Llegando a ser
virrey de Nueva España. José Bernardo, Marqués de Sonora (1729-1787). Este era
visitador general de la Nueva España. Miguel, Mariscal de Campo y Antonio,
embajador ante el Zar de Rusia.
En 1783 Matías Gálvez Gallardo fue nombrado virrey de
Nueva España que tenía su sede en la Ciudad de México. Fue el último virrey que
hizo su entrada a caballo el 28 de Abril de 1783. Para su mejor administración,
cuidado, vigilancia y manejo, dividió la ciudad en cuatro cuarteles, mejoro el
servicio de policía, hizo crear nuevas acequias y limpiar las ya existentes,
reformar los conductos de agua potable y empedrar las calles de La Palma,
Monterilla y San Francisco. Ayudó al establecimiento de la Academia de las
Nobles Artes de San Carlos, fundada por cédula real del 25 de diciembre de
1783. Creó las cajas de comunidad para indios, con el objeto de que se ayudaran
económicamente y interesándolos en los negocios. Ordeno que se siguiera
reuniendo todos los documentos dispersos relacionados con la historia de la Nueva
España, con el objeto de dar una información más completa para ayudar en la
restauración de una Historia General de las Indias, sobre la que se estaba
trabajando en Madrid y Sevilla. Se esforzó por organizar el Banco Nacional de
San Carlos. Concedió a don Manuel Valdés el privilegio de publicar de nuevo la
Gaceta de México, periódico del virreinato que había sido suspendido por el
Marqués de Croix. Fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos 1784.
Reconstruyó la fortaleza-palacio de Chapultepec, México, y llego a acuerdos con
los ingleses instalados en Belice, para determinar las zonas de frontera,
reunidos en Campeche golfo de México.
Matías Gálvez Gallardo aquejado de una grave
enfermedad hizo concurrir a la Audiencia en pleno el 3 de noviembre de 1784 y
casi sin uso de razón entregó el gobierno y murió ese día a las ocho de la
noche. Fue enterrado en Ciudad de México en la Iglesia de San Fernando de dicha
Ciudad. Este mismo año le sucedió su hijo Bernardo Gálvez Madrid (1746-1786)
que era Gobernador de Luisiana y Florida, paso a ser virrey de Nueva España el
cual murió también en México siendo enterrado en la misma iglesia que su padre.
En 1767 fue nombrado Alcalde Real Cayetano Domingo
Monteverde y como Personero de la Junta local Matías Gálvez Gallardo. Por
solicitud suya se hizo la muralla que desde la Calle Santo Domingo, llega hasta
la Batería de San Telmo. Antes de estas obras la Calle de San Telmo era una
empalizada a intervalos de piedras y riscos.
En 1768 continua como Alcalde Real Cayetano Domingo y
sigue como Personero de la Junta local Matías Gálvez Gallardo, este queriendo
agasajar a S.M. el Rey Carlos III, construye el Castillo ó Fortín de San Carlos
financiado de su propio peculio, entró en servicio en 1770 para defender la
ensenada del llano de Martiánez, construido al nordeste de la desembocadura del
barranco del mismo nombre, y al noroeste del molino de viento que construyó a
finales del siglo VXII el que fuera comerciante de origen irlandés nacido en
Waterford, Irlanda, Bernardo Walsh (Valois). Este molino de viento quedo en
ruinas en 1775.
Este fortín era totalmente rectangular. El rastrillo o
entrada situado al nordeste. A la derecha del mismo la explanada totalmente
empedrada. A la izquierda un almacén o repuesto con una ventana y puerta, lugar
donde se depositaban las armas y pertrechos de su artillería. A continuación,
el cuerpo de guardia, con una ventana y una puerta, disponía de tablado para
seis hombres. La cocina, con puerta y hueco de ventilación al noroeste. Descansaba
entre el rastrillo y la cocina un tinglado que sostenía céntricamente dos
pilares de madera con bases pétreas, para que quedara a cubierto la artillería;
debajo del tinglado tenía una cabria para suspender los cañones y proyectiles;
entre las puertas del almacén y la del cuerpo de guardia tenía un asiento de
mampostería. Toda la cubierta del mismo, incluido el tinglado, era de teja
vana. El piso donde estaba situada la artillería era de loza de piedra dura,
cuyo frente miraba al mar. Artillado con dos cañones de hierro de doce montados
sobre cuareñas.
La noche del Martes
siete al miércoles ocho de noviembre de 1826, un gran temporal asoló la isla de
Tenerife. Las incesantes lluvias con viento fuerte del noroeste con rayos y
relámpagos que hubo en toda la isla de Tenerife, originó que las fuertes
corrientes del barranco de Martiánez lo desbordaron completamente a la altura
de la calle de La Hoya, causando la destrucción del paseo y huertas contiguas
de aquella parte de Martiánez, desapareciendo con las aguas el fortín de San
Carlos. Dos soldados hayan la muerte en la fortaleza, otro logra escapar sobre
unas cuareñas, y dos habían huido momentos antes hacia la próxima batería de
San Telmo. Los daños del fortín fueron valorados en 4.000, - pesos.
En el lugar que
ocupaba el desaparecido fortín se construyo una ermita con una cruz llamada San
Carlos, para recordar a todo el pueblo no solo que existió un fortín, sino las
muertes ocasionadas esa noche del 7 al 8 de Noviembre de 1826, que fue algo
inolvidable para los que la vivieron…”
El amigo del Puerto de la Cruz; MELECIO HERNÁNDEZ PÉREZ, remitió entonces (19/11/2013) estas notas: “…Amigo Bruno: La foto
que aparece como fortín de San Carlos es un error. Esa imagen corresponde a la
capilla de San Carlos en Martiánez que estaba aproximadamente donde hoy, sin
pretender ser una réplica, pero simboliza la memoria de la original
que fue derribada al paso de las obras de la Avda. Colón allá por 1957. La
batería o fortín de San Carlos se encontraba a la desembocadura del barranco de
Martiánez y desapareció con el temporal de 1826. Fue levantado éste a
mediados del siglo XVIII precisamente por Matías Gálvez Gallardo
(1717-1784) a su costa, y es el mismo personaje histórico que auspició la
muralla rematada en muro del actual paseo de San Telmo. Este paramento fue
revestido con hormigón y piedra únicamente en la ejecución de las obras
de 1976/77 del arquitecto municipal jefe Joaquín Jalvo Mínguez, profesional que
fue contratado por el Ayuntamiento de la ciudad portuense en los periodos de
1971-1978 y 1978-1983. En cuanto a la dirección artística corrió a cargo
de César Manrique como queda evidenciado en el mobiliario allí existente y en
el mismo muro, que no fue derribado sino a excepción del tramo que abrió a la
desembocadura de la calle Sargento Cáceres para el mirador allí existente. El
muro, en su parte superior, fue revestido de piedra procedente de la obtenida
del derribo de la Casa Yeoward en 1966. Un afectuoso saludo…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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