Fotografía
que remitió entonces (2015) el amigo desde las infancias de los juegos
infantiles de la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava; CARMELO SANTOS
VILLAR.
Fotografía
casi espectacular en la que vemos dos choferes taxista de la Villa que
pertenecían a la parada conocida por el Llano.
En la
década de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX, existían en la
Villa de La Orotava, dos importantes paradas de cocheros a motor. La parada del
Llano ubicada entre la Calle El Calvario y la calle García Beltrán (tenían el
teléfono colgando en el primer árbol de plátano de Líbano), que conocíamos por
la Parada de “Los Ricos”, no por qué los cocheros eran ricos sino por que
trabajaban exclusivamente para esa capa social “Coburgos”. La Otra parada
estaba ubicada en el inicio de la Calle El Calvario, bajando por la derecha,
frente a la marquesina del primitivo Bar Parada, que la conocíamos por “Los
Piratas”, puesto que hacían sus servicios hacía la capital Tinerfeña (Santa
Cruz de Tenerife) y recogían pasajeros por todos los pueblos por donde perpetraban
la ruta.
Esta
panorámica tomada en la calle El Calvario esquina García Beltrán, delante del
primer árbol de Plátano de Líbano de los seis existentes en el lugar. Árbol
donde los taxistas de la Parada “El Llano” colgaban el teléfono dentro de una
caja tipo casita campestre.
Panorámica
del final de los años cuarenta o principio de los cincuenta del siglo XX. Vemos
de izquierda a derecha; Justo Hernández, un señor con sombrero que desconozco
su identidad, supuestamente sea uno de los muchos huéspedes del anexo Hotel El
Suizo de procedencia Cubana, Placido Villar y Vicente Santos Hernández.
Curiosamente
la calle El Calvario de pista empedrada, con canales por los laterales para la
corrida de las aguas de las lluvias. Por la izquierda la Plaza de Franchi
Alfaro, en el lugar de acceso a la misma, que consistía en una bajada tipo vereda
de tierras sin escalones. Por la derecha; la mansiones de doña Mercedes de la
Puente viuda de don Fernando Hernández Pérez (actual de los herederos; Saro
Calamita), la de don Manuel Fariña Hernández. Las casitas de Rosalía y María
Provincia que adquirió mi padre Juan Álvarez Díaz para construir un salón industrial (actual vivienda habitual de
un servidor), casitas donde vivieron don Paco Polo Verdugo (tenía un guachinche
– venta – con juegos de mesa) y don Aniceto que conocíamos cariñosamente por el
de las masetas (tenía un cochito de arrastre fabricado artesanamente de madera
para el transporte de mercancías), garaje de don Antonico León y Mansión del
mismo señor (actual de su nieto Juan del Castillo y León) y la mansión anexa donde
entonces estaban las barberías de Perico y Manuel, el taller de electricidad de
automóviles de don Ernesto, y Comestibles de don Ignacio Pérez que en la
actualidad es propiedad de los herederos de doña Loreto Díaz.
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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