viernes, 15 de septiembre de 2017

UN RINCÓN PARA EL RECUERDO



“…En la calle del Calvario / faltan tres personas / Maria la Sorpuesta / Rita la montona / y le sigue la corriente / Amparo la Reverona…”

Encantadora panorámica que me remitió entonces mi alumna; Daniela Valero hija de mi amigo desde la infancia de la Villa de La Or4otava;  Paquito Valero Hernández.
Se trata de un rincón de la Villa, que ya es recuerdo, cruce de la calle El Calvario con la Calle de Obispo Benítez de Lugo (antiguamente carretera general o carretera nueva).
Está todo lo que hoy no está. La Cruz (una de las tres existentes que se hallaban en el patio del antiguo Calvario de la Villa de La Orotava) y el chorro, el taller de mecánica de Esteban el surtidor de Bomba de la compañía SHELL que trabajaba Manuel y regentaba los herederos de don Cipriano Hernández. La casa donde vivió Manolo Pérez fallecido en Venezuela, su familia alquilaba novelas del oeste. En la parte alta vivieron mis abuelos paternos José y Engracia, después vivieron la familia de Gregorio Domínguez y  su señora Adela. Años más tarde fue cuarto ensayo del grupo musical  “Los Rayos Verdes” y por ultimo sede del Club Juvenil Tauro. A continuación el gran Guachinche “Casa La Vieja de Santa Úrsula” de la recordada doña Antonia Calzadilla García, anida del buen vino de los Gómez que José Cruz Calzadilla su hijo elaboraba en su bodega y que transportaba el mosto en su antiguo Citroën de bigote. Este lugar fue durante muchísimos años, reuniones y celebres tertulias de personalidades orotavenses entre ellas mi padre Juan Álvarez Díaz y mi abuelo paterno José Álvarez Luque. Le sigue la casa de Amparo “La Reverona”, la de mis amigos y convecinos hermanos “Tani” y su madre Rita. Después la casa de Justo el chofer y la de la familia de Enrique Castro fallecido en Santa Cruz de Tenerife que jugaba al fútbol y al baloncesto. Por la derecha la primera, comestibles de los Herederos de don Cipriano Hernández.
Esta panorámica era el punto de llegada a La Orotava, viniendo de Santa Cruz, desde el Puerto de la Cruz y desde la isla Baja. Sobre todo fue el lugar de encuentro de los romeros de la romería de San Isidro. Y por ultimo una bella encantadora panorámica donde vemos el padre Teide nevado; “Con nieve en el semblante y fuego en el corazón…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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