Amigos,
amigas, convecinos todos del Barrio La Perdoma, autoridades, comisión de
fiestas. Muy buenas noches.
Quiero
agradecer a mi buen amigo el perdomero de pro Luis Hernández Melo, que un
sábado de septiembre de este caluroso verano 2012, a través una llamada
telefónica a mi casa en la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava, para
ofrecerme a leer este año el pregón de las fiestas patronales de nuestro
querido Barrio de La Perdoma (Antiguo Pago de Higa).
Luis Hernández
Melo del que me une una gran amistad, nos conocimos cuando pernotamos en el
hospital militar de Santa Cruz de Tenerife en revisión rutinaria del entonces
servicio militar obligatorio, era el mes de mayo del año 1970, en aquel tiempo
un servidor era colaborador deportivo del desaparecido e inolvidable rotativo
entonces decano de la prensa tinerfeña “La Tarde”, que dirigía el ilustre
periodista lagunero don Víctor Zurita Soler, y en su triste final don Alfonso
García Ramos de grato recuerdo para todos los tinerfeños, además estudiaba
profesorado mercantil en las escuelas superiores de Comercio cerca de la plaza
Chicharrera conocida por “Los Patos”. Luis me propuso si le podía indagar a un
periodista para dar unas charlas en el desaparecido teleclub de La Perdoma. Le
recomendé a Cristina García Ramos, que trabajaba de redactora en mencionado
rotativo “La Tarde”, y que ustedes amigos perdomeros conocen por aquella
muchacha de los telediarios y la revista corazón de la primara de la Televisión
Española a nivel nacional.
En aquel
verano se celebraron aquí en la Perdoma, y según me hace recordar Luis
Hernández Melo; charlas organizadas por el Teleclub Comarcal 2010 que fueron
impartidas no sólo por periodistas de la categoría de Luis León Barreto, José
Díaz, Cristina García Ramos, Olga Álvarez, José Hilario Chela, Olegario Negrín
y su ex novia Emma, Juan Cruz Ruiz, sino también por abogados como Pedro Ramírez,
sacerdotes del empaque de Isidoro Rodríguez González, el Padre Herrera (Paúl),
José Antonio González Luis, actualmente ciego y preside la Eucaristía de los
alfombristas a las siete y treinta de la mañana el día más grande de los
orotavenses del Corpus Cristi de Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava
y colabora con Juan Pérez Domínguez, Rafael Delgado en la confección de una
alfombra en la Calle de La Carrera, Víctor Rodríguez Jiménez, Guillermo Navarro
González y sobre todo don Elías Díaz Lorenzo, el que fuera cura-párroco de esta
parroquia desde 1976 a 1981. Sus charlas no sólo eran instructivas, sino que
además hacían reflexionar y actuar en consecuencia de acuerdo al tema tratado.
La llegada de don Elías fue realmente dura para él, ya que sustituir al
apóstol don José Ponte y Méndez era muy difícil. Pero él a base de trabajar, de
estar con los vecinos y de ganarse a pulso a la juventud dejó una huella
imborrable y aún hoy se le recuerda con mucho cariño y afecto.
Me consta mi querido amigo Luis Hernández Melo, que su segundo matrimonio
tuvo lugar en su parroquia de San Francisco de Paula en Los Baldíos porque
estaba muy agradecido de todo el bien que hizo no sólo por la parroquia y sus
feligreses, sino también por todos los vecinos.
A titulo anecdótico, en una de aquellas recordadas charlas: Diversos
miembros del Teleclub tenían fama de ser muy izquierdosos y en una de las
Semanas Culturales que organizaron habían programado que estuviese uno de
los días Luis León Barreto y con tal motivo se personaron en el salón unos
desconocidos entonces policías secretos de aquel acérrimo régimen que nos
tocó vivir y por cosas del destino Luis León Barreto pidió que les
cambiasen el día y lo sustituyeron por el salesiano don Guillermo Navarro y su
charla fue una proyección de diapositivas sobre la Virgen en la pintura. A los
policías no les quedó más remedio sino marcharse maldiciendo el tiempo que
perdieron en semejante acto. Sin embargo el cenáculo primerísimo que llenó la sala auditorio del
desaparecido Tele club 2010 de La Perdoma de almas juveniles en aquellos
tiempos en que se luchaba por la libertad de expresión, entre comillas, puesto
que era la época del franquismo y por supuesto de todas clases de censuras. La
Perdoma fue entonces para los jóvenes universitarios una referencia para la
lucha por la democracia y la libertad.
Sin pensarlo y
con todo mi corazón, me he ofrecido a leer este pregón tal, como todos los que
hasta la fecha han pasado por esta misma tribuna de oradores de este popular Barrio
que conozco desde la niñez, en el que tengo muchísimos amigos de verdad, y
muchísimos alumnos y ex alumnos en el IES La Orotava Manuel González Pérez en
el vecino Barrio de San Antonio.
Deseo relatar
un imborrable suceso que se originó en este pueblo perdomero en la década de
los años cincuenta del siglo XX. Un suceso que tiene relación con las historias
de las grandes superproducciones del séptimo arte en Hollywood. Las películas
"Lo que el Viento se Llevó" y “Que Verde era mi Valle”,
se entrenaron entonces en el tristemente desparecido Teatro - Cine
Atlante de gratos recuerdos de muchísimos perdomeros, coincidiendo con un
temporal que arrasó el Valle de la Orotava. Aunque parece una broma o una
anécdota el Ministro de Agricultura de turno que visitó el Valle a consecuencia
del temporal, como contraposición a los daños, ofreció erigir una manufactura
de madera para provecho de los tallos de la platanera.
Precisamente
el día 15 de enero de 1953, un fuerte vendaval, que en algunas demarcaciones
apareció unido a una copiosa lluvia, asoló a Tenerife desde las primeras horas
de la madrugada. En el interior de la isla, los daños alcanzaron una magnitud
insospechada. El viento arrancó de cuajo numerosos árboles de la carretera
general del Norte, quedando interceptada dicha vía en diferentes lugares,
derribando asimismo un elevado número de postes telefónicos, lo que originó
grandes trastornos en las comunicaciones. Los daños alcanzaron a todos los
cultivos, en especial a las plataneras y tomateros, encontrándose los mayores
perjuicios en el Valle de La Orotava, donde sopló un viento huracanado sin
lluvia que iba de la cumbre al mar. Todo comenzó a partir de las dos de la
madrugada, arreciando posteriormente y alcanzando su mayor agravamiento de
siete a nueve de la mañana, hora en que el ciclón llegó a sembrar el pánico
entre los habitantes del Valle. La violencia del viento derribó fincas enteras
de plataneras, arrasando los cultivos. Los importantes daños registrados
alcanzaron a todos los propietarios de fincas del Valle, cifrándose los mismos
en cerca de mil millones de pesetas. El aspecto que presentaba en la mañana del
día siguiente el Valle era desolador, pudiendo verse millares y millares de
plantas de platanera en el suelo. También fueron derribados numerosos muros y
paredes de huertas, no recordándose, según algunas personas un ciclón de tal
magnitud. También en otras localidades del Norte de Tenerife, el temporal
remitió, cuantiosos daños en los cultivos, igualmente se supo noticias de Adeje
y otros puntos del Suroeste de la isla en parecido sentido. Se solicitó datos
del Observatorio Meteorológico de la Capital Chicharrera: El mal tiempo era
debido a un centro de bajas presiones en las proximidades de las islas. Que se
conoce corrientemente como “tiempo de borrasca”. El centro de bajas presiones
estaba situado dos días antes de la hecatombe en el archipiélago de las Azores,
el día anterior en Canarias y el principal día entre Canarias y la costa
de África.
En La Orotava
muchas casas sufrieron grandes desperfectos en su techumbre, ventanas y
puertas. En el barrio de la Perdoma murieron dos personas; una anciana y su
nieta de unos nueve años de edad, por derrumbamiento de un muro contiguo a su
casa, el cual cayó sobre la techumbre y destruyó la habitación en que dormían.
En el lugar del suceso se personó inmediatamente el Juez de Instrucción Don
Luis Sánchez Parodi, para instruir las diligencias del caso. También estuvo el
Alcalde Don Juan Guardia Doñate. La casa parroquial del citado barrio,
construida a base de cemento armado, quedó también arrasada. Al día siguiente
por la mañana tuvo lugar el triste acto de conducir a la última morada los
cadáveres de Doña Elena Pérez González, y de la niña Corina Hernández Quintero.
El entierro constituyó una sentida manifestación de duelo, a la que se
asociaron las autoridades y el pueblo perdomero en general.
Siempre que
vengo a este querido Barrio me acuerdo, en primer lugar de mi madre María del
Carmen Abréu González, tenía en la Orotava en su casa en el antiguo callejón de
Los Cuartos (actual Avenida de Emilio Luque Moreno), un taller de modista de
indumentarias para caballeros. En él trabajaban entonces dos jóvenes
perdomeras, hablo de la década de los años treinta y cuarenta del siglo XX,
María del Carmen Lorenzo Valladares, casada con Manuel Reyes Vera, y su
cuñada María Luisa Díaz Farrais que su marido Urbano Lorenzo Valladares había
fallecido en la guerra incivil española, madre del famoso sastre perdomero
fallecido Juan Lorenzo Díaz, que recuerdo oírle decir a mi madre María que
gracias a las gestiones del recordado presbítero orotavense don José Ponte y
Llarena, consiguió un puesto académico en el colegio de Formación Profesional o
Escuelas Profesionales para niños huérfanos regentada por los padres Salesianos
de Santa Cruz de Tenerife en el Barrio Chicharrero de Duggig, donde aprendió el
oficio de sastrería. Mi hermana María Lola “Lola”, recuerda que años posterior,
cuando vivíamos ya en la calle El Calvario, mi madre María ya no tenía el
taller por problemas de dilataciones en sus extremidades. María Luisa Díaz
Farrais siempre la visitaba con su hija María Luisa Lorenzo Díaz fallecida, la
cual era su ahijada. María Luisa Díaz siempre le pedía a mi madre María que le
diera la bendición a su ahijada María Luisa Lorenzo Díaz, costumbre de aquellos
tiempos, que consistía de besarle la mano la ahijada a su madrina. Desconozco
si se siguen practicando, que siempre se protagonizaban en el sistema de
adopción indirecta. Mi hermana María del Carmen (Carmilla) conserva en su casa
de La Orotava una imagen de la Virgen del Carmen de cincuenta centímetros de
alto, confeccionada en madera, que por la festividad de mi querida madre María
le regalaron estas dos recordadas e inolvidables damas perdomeras María
del Carmen Lorenzo Valladares y María Luisa Díaz Farrais.
En segundo
lugar me acuerdo del que fue convecino mío en la calle El Calvario de La
Orotava don Carlos Arencibia Parras, que casó con una dama perdomera Araceli
González Estrada y vivió muy cerca de este lugar, de que tengo amenas
remembranzas de sus hijos mayores; Carlos Sebastián Arencibia González “Chano”
(fallecido muy joven), Antonio Arencibia González (que le conocíamos por Toño
“El Rubio”) y Fela Arencibia González, fueron compañeros de pupitre primero en el
Colegio de La Milagrosa de las hermanas de la Caridad con la recordada sor
Dolores oriunda de San Juan de la Rambla y posteriormente (solo Chano y Toño)
en el colegio de San Fernando en la calle de San Francisco frente a las famosas
casa de Los Balcones que dirigía don Fernando Álvarez Arbelo recientemente
fallecido, en el que estudiamos hasta el segundo año de Bachiller.
En el deporte
me es de invocación, el ciclismo identificado aquí en Higa, a través de dos
grandes ciclistas; Vidal Hernández Lorenzo, Domingo García González, Miguel
Díaz Rodríguez (nombrado mejor deportista de la Orotava, en una de las
ediciones en los desaparecidos homenajes a María Auxiliadora que se celebraban
en el mes de mayo), y Juan Pedro Díaz García, los cuales me fueron admirados en
aquellos tiempos idos, cuando disputaban el famoso cinturón ciclista del
viernes por la tarde en las Fiestas Mayores de La Villa. Y en estos tiempos no
tan lejanos me sorprendió deportivamente hablando la figura de un carpintero –
ebanista hijo de este Barrio que dio todo hasta su propia vida por el balonmano
femenino en este lugar, me refiero al amigo Celestino Hernández, hizo del
balonmano de las féminas perdomeras, un equipo de elite que jamás ha
existido en el deporte en general en la Villa de La Orotava.
Para leer este
pregón, el primero que me corresponde en mi subsistencia literaria, espero que
no resulte largo y aburrido, por lo menos sea ameno y a deleite de todos
ustedes queridos perdomeros.
Deseo trabajar
este relato festivo, homenajeando a cuatro protagonistas que según la historia
y la trastienda han hecho de la Perdoma un encaje de muy alta intelectualidad.
Con tres conviví tiempos de glorias, uno no le conocí por razón de mi edad,
pero tengo constancia de él a través de vivos testimonios de ilustres
personalidades de la Villa.
Personalmente
de la Perdoma tengo un especial recuerdo en mi infancia y adolescencia, de un
gran amigo de mi padre Juan Álvarez Díaz conocido en todo el Valle por “Juan El
de la Gasolina” compañero suyo del colegio de San Isidro de los hermanos de las
escuelas cristianas (Lasalianos). Un hombre lleno de fe, y de caridad, el
recordado pastor sacerdote Don José Ponte y Méndez.
En la década
de los años cuarenta del siglo XX, en la posguerra civil española, le pidió un bidón
de gasolina a mi padre Juan Álvarez Díaz, para el trabajo en la torre y reforma
del templo parroquial de La Perdoma, la gasolina entonces estaba racionada,
pero mi padre con toda la fe de un gran amigo y por el bien de todos vosotros
hizo caso omiso a la norma del gobierno de turno, lo que le costó el
cierre de su industria ubicada en el Llano de San Sebastián, esquina con la
plaza de Franchi Alfaro y en la calle El Calvario de la Villa, un arresto
en las ventas del producto por tres meses, concernido por un amigo competitivo
de lado opuesto que de ser amigo era un malandrín, caso que mi pobre padre
solucionó, ubicándose en la línea divisoria de los municipios de La Orotava y
la vecina Santa Úrsula, denominada “Cuesta de La Villa”, hasta cumplir la insinuada
ordenanza.
De don José
Ponte y Méndez nos dice el amigo realejero, escritor, poeta y profesor Álvaro
Hernández Díaz en su libro sobre la biografía del benemérito presbítero: "....Hizo de La Perdoma un pueblo abierto, ágil,
fraternal, dispuesto a la superación. Treinta años de trabajo arduo, difícil.
Don José, el párroco bueno y cariñoso, abrió una brecha importante en la
adormecida conciencia de los perdomeros, haciéndolos más conscientes de los
problemas sociales de su barrio. Aquella buena semilla sembrada continúa dando
sus frutos en la comunidad de la Perdoma, que incesante actividad y tenacidad
lucha por conseguir viejos anhelos, y otros propios de los tiempos que corren…”
En las
Navidades del año 1952, don José pasó por las calles de la villa de La Orotava
con una rondalla dirigida por don Gustavo Dorta Hernández, la que interpretó
canciones navideñas. Su mano de amigo se tendió en suplica de una limosna para
obsequiar en el día de Reyes a los niños necesitados de su querido y adorado
barrio perdomero. Nadie permitió, que aquella mano se retirase vacía. Y sonrió
satisfecho, porque los niños de Higa vieron desfilar a los Reyes Magos en la
tarde del día 6 de enero de 1953.
La Perdoma
entonces era un barrio lejano y antes no podían llegar sino aquellos Reyes que
cabalgaban en la imaginación infantil. En ese lugar de Higa los Reyes hicieron
su parada en la pequeña plaza, donde depositaron sus obsequios, observándose
mucha emoción en la gente mayor que contemplaban la belleza del acto.
En el mes de
Junio del año 1958, Don José de Ponte y Méndez, celebraba sus bodas de plata de
su primera misa. Esto motivó la celebración en la parroquia de Higa de un
solemne octavario, en el que tomaron parte los oradores: Don Sixto Rodríguez
Hernández, Don Jesús Rodríguez Lorenzo, Don Sebastián Farraís Rodríguez, Don
Domingo Martín Luis, y Don Luis Álvarez García. Desarrollándose paralelamente
una velada literaria musical, cerrando el acto Don Jesús Cabrera Medina, ex
párroco de San Juan Bautista de la Orotava y San José de Santa Cruz de
Tenerife. Las numerosísimas comuniones y gran asistencia de fieles a todos los
actos programados, pusieron de manifiesto la gran labor de apostolado que el
recordado y querido presbítero don José Ponte y Méndez realizó en este histórico
Pago villero.
El amigo, compañero de docencia de la Villa de La Orotava Antonio Delgado
Arbelo, dice del ilustre perdomero ex lasaliano don Manuel Farraís González: “…La puesta en marcha
de un colegio de Segunda Enseñanza, para jóvenes de ambos sexos, no
autoritario, sin diferenciación de condiciones sociales, estando en
segundo plano el nivel económico de sus alumnos, aceptando a aquellos que no
pueden permitirse el pago de la ya de por sí reducida cuota mensual... ¡Y en
los años 40!. Este proyecto no pareciera salir de una persona que tuviera los
pies en esta tierra. Pues sí, los tenía y además en la Zamora. El joven Manuel,
llevaba moto, como es típico en todo joven de la Perdoma que se precie, y nadie
supo nunca muy bien en el pueblo de la Orotava a que se dedicaba aquel
despabilado joven que pasaba como un rayo por sus calles. Aquel joven moreno,
barbilampiño, de sonrisa franca y tímida, fue nada más y nada menos que
el artífice de crear el primer colegio privado de Segunda Enseñanza en el Valle
de la Orotava y del cual salieron los profesionales, en todas las ramas de la
producción, que contribuirán al soporte y desarrollo económico y social,
durante la década de los años 40 y 50, en el Valle. Es fácil recordar a un
futbolista, a un ciclista, a un boxeador... por el bien tan inmenso que ha
producido para la sociedad de su época, pero recordar a un educador, que ha
provocado la aparición de médicos, juristas, arquitectos..., eso no tiene casi
sentido, es hasta de mal gusto….”
El ilustre jurista de la Villa de La Orotava jubilado de su profesión Jesús
Hernández Acosta, al hablar del recordado colegio de Farraís en la casa de Los
Balcones de la calle de San Francisco de la Villa: Se puede catalogar como un
centro de segunda enseñanza que ocupó el vacio de la ilustración en la
posguerra, a la espalda de sus gobernantes, por el que desfilaron muchísimos
profesionales, de la empresa, el magisterio y la universidad de aquellos años
idos. Muchas dificultad tuvo el laureado colegio para salir adelante, sin embargo
en proporción a los demás centros educativos que tiene y ha tenido la Villa el
colegio Farraís sigue siendo el número uno de extraordinarios graduados
universitarios y profesionales que ha dado la Orotava. DON MANUEL FARRAIS GONZÁLEZ.
Nace entre trigales, viñedos y árboles frutales, en la finca de El Ratiño, La
Perdoma, el 20 de diciembre de 1897, hijo de Cristóbal y Cecilia, honrados y
humildes labradores del lugar, bautizado en la parroquia de San Juan Bautista
de Farrobo, el 28 de diciembre de 1897, aun no existía la parroquia de La
Perdoma. De sus padres recibe mucho cariño y atención pero poca ayuda
económica. Asume el papel de tutor don Abrahán Morales, que paga 5 pesetas
mensuales a Los Hermanos de Las Escuelas Cristianas de la Villa para que cultiven
tan privilegiado y despierto niño.
Los Hermanos los invitan a estudiar en el Noviciado de Las Islas Baleares.
Farraís viaja con 11 años porque vez en ello la posibilidad de acceder a la
cultura, a la formación intelectual, al desarrollo de sus enormes facultades. A
los 16 años nuevamente en la Islas Canarias dando clases como maestro en
las Escuelas Cristianas de Santa Cruz y en Aruca. En Gran Canarias es
maestro de alumnos bastante mayores que él que intentan sabotearle las
clases, burlase de su juventud, pero Farraís impone su carácter serio y
disciplinado haciéndose respetar, e incluso lo piden para el curso siguiente.
Hace el servicio militar y al salir decide no continuar con los Hermanos
Lasalianos. Tiene 23 años. Con el inmenso bagaje cultural adquirido en los años
de su formación religiosa se prepara para la vida civil. En dos años hace el
perito mercantil. Luego solicita el título de maestro, para ello viaja a Las
Palmas para presentar todas las asignaturas en dos días. A mediado de la década
de los años veinte encontramos a don Manuel alternando la contabilidad de los
bienes de don Silvestre Suárez con las clases particulares de sus hijos en la
casa de la Zamora, en donde doña Dolores, la esposa, le acomodó una
habitación como salón de clase para 16 alumnos, entre ellos sus
propios hijos.
En la Zamora enseñaba en la mañana de 9 a 1, y en la tarde daba clases de
Contabilidad en la Cruz Santa. En la noche daba clases para adultos.
Contrae matrimonio en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol del entonces
municipio del Realejo Arriba el 16 de junio de 1927, con doña Argelia González
que había estado interna en el colegio de la Pureza del Puerto de la Cruz. Era
la segunda inscrita, porque la primera fue Elena Chávez. Junto con ella estudiaron
Evarista Fernández, Pepa Gómez, Manuela Topham, Herminia García, Marina
Hernández, Margarita Díaz. Des esta unión tuvo 5 hijos; Armando, Dora, Manolo,
Raquel, y Lolín.
Don Manuel Farraís era buen músico, tocaba perfectamente el violín y el
piano. Con paciencia y pedagogía lograba hacer sonar con armonía las cuerdas de
las guitarras, bandolinas, bandurrias, timplillo y laúdes. Al compás de alegres
sonidos de la orquesta animar bailes, piñatas, carnavales y cuantas fiestas se
presentaran en el alrededor.
Fue organista y animador del coro parroquial de La Santa Cruz del vecino
barrio de Los Realejos “La Cruz Santa” una vez que se eleva a parroquia, siendo
un gran colaborador de su primer párroco don Manuel Fernández. Componía himnos
religiosos y patrióticos, tanto la música como la letra eran del mismo
Farraís.
Don Manuel muere con apenas 45 años, no encontraron remedio a la hidropesía
que se le presentó y en junio de 1943 fallece cuando la vida parecía ofrecerle
grandes perspectivas.
DON EZEQUIEL LEÓN DOMINGUEZ, que una vez sentado en la plaza de este Barrio
me contó que en una de sus piezas salida de su gubia perdomera para Sudamérica,
relativa a la imagen mariana de La Virgen de la Candelaria, aparecieron seis
dedos en una de sus manos, él nunca supo, si fue realizado en su trabajo o
simplemente a titulo anecdótico pudo ser un milagro.
Siempre he tenido muy claro que este hombre natural de la villa de La
Orotava pero perdomero de corazón, fue considerado como el Escultor del siglo
XX, que fortaleció el arte sacro como imaginero, a igual que lo fue el
grancanario Lujan Pérez de Santa María de Guía y su discípulo el orotavense
Fernando Estévez de Sala, merece todo una gran recompensa del pueblo canario en
general. Poco antes de su fallecimiento, me lo tropezaba con asiduidad en la
plaza de Franchi Alfaro por debajo de mi domicilio, en su silla de rueda,
siempre acompañado de su querida y fiel esposa Evaristo Cruz, la que recuerdo
en mi infancia trabajar con otro artista de La Orotava don Ambrosio Díaz Manzano
en la calle Juan Padrón antigua calle El Loro , se despedía con una sonrisa en
sus ojos de la buena amistad, y así regresar a su flamante residencia El Llano
de San Sebastián de La Orotava, para ser atendido por su personal sanitario
cualificado, pero últimamente le han reproducidos controversias en referencia a
su salud y ha tenido que ser hospitalizado. Y para que le conozcan bien
reproduzco en forma muy resumida lo que ha sido su vida artística a lo largo de
las bellas artes.
Ezequiel León Domínguez nació en la Orotava el día 2 de octubre en 1926, en
una casa terrera de la Calle Nueva, en la Villa Arriba, cuna de carpinteros,
zapateros y artistas. Fue monaguillo de la parroquia de Nuestra Señora de la
Concepción, lo que le permitió aprovechar restos de cera para sus modelas. Su
padre trabaja en la fábrica de gaseosas de la Familia Padrón y su madre ama de
casa. Primogénito de numerosos hermanos. Desde su infancia modelaba, utilizando
masa de pan, cera de abejas. De hecho tiene en su haber numerosas producciones
del Cristo a la Columna del sevillano Pedro Roldán distribuidos por distintos
hogares de la villa. Su amigo de infancia Leoncio Estévez Merino en su libro: “…Los niños que
jugaban con los Santos”, hace referencia a una anécdota: Ezequiel, como buen
escultor, tenía los Santos más bonitos, pero no tenía una buena habitación –
iglesia. Su madre le dejaba utilizar la sala. Yo le dejo jugar, decía, pero
tengan cuidado con las velas, no sea que me quemen algo. Un día, cuando
estábamos en la última procesión, la del señor del Muerto teníamos que
enterrarlo, pero Ezequiel no tenía sepulcro como el de Urbano Sosa. No te
preocupes, le dije, usamos la gaveta de la vitrina, y si la cerramos con fuerza
haremos el estruendo apropiado. Terminada la procesión, yo hice la ceremonia
como el cura. Metí el Cristo en el lecho de terciopelo, cerré violentamente la
gaveta y el estruendo fue terrible. La madre de Ezequiel salió como loca
diciendo; “Fuera a la calle todos, me han roto el par de jarrones que me habían
regalado cuando me casé…”.
Alumno de la Escuela de Dibujo “Perdigón”, empieza a modelar a los 7
años, pero su admiración por los hermanos maestros de obras de construcción
“Vital” los cuales le enseñan a modelar el barro.
Estudia en la Escuela de Bellas Artes de Tenerife y en la “Luján Pérez de
Las Palmas, Amplía estudios en la Escuela de Artes Aplicadas de Madrid y en la
Restauración de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, donde destaca en la
restauración del Retablo Mayor de la Catedral. Como escultor, trabaja el barro,
la cera, la escayola, y sobre todo, la madera. Su imaginería religiosa abarca
todas las islas y América (Venezuela, Cuba, Argentina, Colombia...); entre sus
tallas, destacan el Cristo de la Sangre, y el Paso completo de “La Adoración
del Huerto”, en La Laguna. Entre sus restauraciones: El Gran Poder del Puerto
de la Cruz, el Cristo de Tacoronte, y en especial la Virgen de Candelaria,
imagen de candelero de otro orotavense, Fernando Estévez de Sala, que a
instancia de don Domingo Pérez Cáceres, Ezequiel convierte en talla completa de
cedro. Pintor muralista y, por supuesto, alfombrista, con 25 años de trabajo en
la alfombra de la plaza del Ayuntamiento, y tradicionalmente realiza alfombras
de flores, por fuera de la casa de la Familia Pérez Betancourt.
Con catorce años recibe su primer premio por modelar en barro un busto de
José Antonio Primo de Rivera, casi en esta misma época realiza su primera
escultura religiosa Padre Jesús Nazareno, expuesta en la iglesia parroquial de
La Perdoma.
Curiosamente el odontólogo santacrucero – orotavense don Cesar Hernández
Martínez le encarga la ejecución de un belén con escenas de paisajes
canarios. En el año 1952 contrae matrimonio con doña Evarista Cruz Correa, de
cuya unión nacen seis hijos, continuando su senda artística Jesús de León Cruz,
imaginero y Ezequiel de León Cruz pintura y alfombrista. Después de su
matrimonio reside cerca de la Charca de Ascanio pasando posteriormente al
barrio de San Antonio María Claret, donde restaura, entre otras, obras como el
Nazareno (Icod de los Vinos), de Martín de Andújar, para pasar finalmente su
residencia a la Perdoma.
José Manuel Taoro Martín licenciado en Románicas por la Universidad de la
Laguna, catedrático de enseñanzas medias, hijo de este Pago, lo conocí en el
curso académico 1967 – 1968, cuando me daba clase de filosofía de sexto de
bachiller en el colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava. Empezó a
darnos la citada disciplina filosófica el amigo y convecino de la calle El
Tejar de la Villa Justo Díaz Expósito, que falleció en la ciudad de Valencia el
pasado año. Al mediado del mes de noviembre de 1967, se produce el cambio de
profesor, sin saber el motivo del mismo, dato que conocí y conocimos tiempo
después, por su marcha a la península.
De José Manuel Taoro Martín tengo el recuerdo de sus tradicionales chistes
antes, de abordar la clase de Filosofía, explicando las funciones psíquicas,
cuando habla de la petición o tendencia, ponía como ejemplo; "te mete en
una cosa sin pensar lo que es, ósea te gusta una chica y te mete con ella sin
pensar primero lo que es ella"-.
JOSÉ MANUEL DE TAORO MARTÍN. Nace en La Perdoma
antiguo Pago de Higa en 1939. Cursa los estudios primarios en su barrio
(1945-1950) y los de bachillerato en La Orotava (1950-1957). Se licencia en
Lenguas Románicas en la Universidad de La Laguna (1957-1962), en la que fue
Profesor Ayudante de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana con el Dr.
Varela Iglesias.
De 1963 a 1974 fue Profesor del Colegio Salesiano
"San Isidro" y Colegio "La Milagrosa", en La Orotava; de la
"Academia de Tacoronte"; del Instituto Laboral e Instituto Técnico y
de la Escuela de Turismo, ambos del Puerto de la Cruz.
En 1974 saca en Madrid las Oposiciones a Agregados
Numerarios de Geografía e Historia y ocupa esa plaza, sucesivamente, en los
institutos de Icod de los Vinos, La Orotava y Puerto de la Cruz, En 1984 accede
a la Cátedra de Geografía e Historia en el Instituto De Icod de los Vinos,
donde permanecerá hasta su jubilación LOGSE en el año 2000.
En su largo periodo de vida docente, desempeñó
diversos cargos, tanto en los centros secundarios donde enseñó como en la
universidad lagunera. Ha sido conferenciante en diversos centros de Tenerife,
ha intervenido en tertulias radiofónicas y televisivas y ha publicado numerosos
trabajos en la prensa, entre los que caben destacar: "Don Miguel de
Unamuno contra Don Juan Tenorio"; "La casa rural típica
canaria"; "El pre descubrimiento de América"; "Similitudes
de la conquista y colonización de América con la de Canarias".
Para emprender
en este pregón la narrativa y expresar lo que era Higa en el siglo XVIII,
reproduzco copia literal de un documento inédito perteneciente al
expediente "…Diligencias obradas
sobre la alcaldía del lugar de Higa para el año 1783", publicado en el
bosquejo correspondiente al cortejo del año 1992, conservado en el Archivo
Municipal de La Laguna. El testigo declarante es Gabriel Ramos, de 30 años y
vecino del Pago de Higa: Que el Pago se puede componer de doscientos vecinos
que tengan casa separada, pero de estos habrá visibles y que se puedan contar
para Juntas menos de la mitad, porque los demás, unos son advenedizos y que
están en el Pago un año y luego no se sabe de su paradero; otros porque son tan
pobres que no se pueden presentar a nada y otros que no se separan nunca de
guardar sus ganaditos. Que el testigo no concurrió a esta última Junta que se
hizo, pero si puede afirmar que si algunos vecinos o la mayor parte de ellos
concurrieron sin capa no es por que dejan de tenerlas y algunos a pares, y sí
porque en este Pago no se extraña, aún en el acto más serio, pues es notorio
que en los días de la Virgen y San Jerónimo, que son dos días de mucha
celebración en este Pueblo, concurre en la ermita muchos sin capa, teniéndola;
y regularmente en los días que se celebra el sacrificio de la Misa en la ermita
los vecinos inmediatos van a oírla sin tal capa, sobre que nunca ha habido el
más ligero reparo…”.
Para el
historiador amigo de la villa Manuel Rodríguez Mesa: “…Higa siempre fue contemplada como una zona
eminentemente agrícola y los único que preocupaba, a los interesados, era el
estado de alguno de los caminos por donde, a lomo de bestias o bien en corsas,
carro y carretas, se transportaban semillas y frutos recolectados: la
producción; pero no las condiciones de vida de un vecindario que, aunque
diseminado, desde mediado del siglo XVIII había comenzado a mostrar su
descontento en términos que posteriormente -a raíz de las normas
constitucionales de 1.812-, originaron desconfianza en los regidores orotavenses,
temerosos de que el lugar lograra su independencia. A las tierras de Higa sólo
fueron a residir las personas modestas: pequeños propietarios, peones y
jornaleros…”.
Otro amigo
perdomero José Manuel Hernández me afirma de las costumbres infantiles de
antaño: “…Cuando chico íbamos a la
huerta más próxima a casa a volar la "gometa". Se creaban auténtico
campeonatos para ver quién la subía más alta o cuál era la más original. Esto
era por Semana Santa, cuando la brisa pegaba con más fuerza y las vacaciones
daban paso al lindo juego de la imaginación. Unos meses más tarde, el juego
volvía a ocupar todo nuestro tiempo. Era el verano. Tiempo de diversión, de
fútbol sin descanso, de rodillas machacadas. El trompo, los boliches, los
carros de verga y los de madera con rodillos…”.
Francisco
Álvarez Abrante amigo, arquitecto me detalla lo que fue su Cine, el de su
familia, Cine Perdoma que con cariño y amor al arte supieron llevar a cabo,
convirtiéndose en la actualidad en un auditorio municipal gracias al esfuerzo
de la corporación que nos representa en el excelentísimo ayuntamiento villero: “…El Cine Perdoma había dejado de ser autosuficiente.
Los precios de alquiler de la película, personal, impuestos, escasas asistencia
a la sala, hacían difícil su mantenimiento. Pero su amor por el cine (y desde
aquí un recuerdo para su madre que nunca quiso que este pueblo suyo quedase sin
cine), su posición económica que, en ocasiones, le permitían subvencionarle, e
incluso hacer de acomodador, portero, taquillero u operador, hizo que sufriera
una primera reconvención. Se dotó de nuevas instalaciones técnicas, pantalla,
butacas, decoración, y una nueva imagen. Se hizo la reapertura, un jueves, con
la película por excelencia, grandiosa y eterna "Lo que el viento se llevó".
Fue un rotundo éxito y, esa noche, casi se pone el cartel de no hay billetes…”
Nuevamente el
perdomero José Manuel Hernández me atrae con un título "… La Perdoma y sus gentes: Ayer y Hoy": La
Perdoma, el Pago de Higa hasta bien entrado el siglo XIX, ocupa un lugar
privilegiado, desde el punto de vista agrícola, en el conjunto del Valle.
Tierras fértiles y agua fueron la clave para acoger, desde antes de la
conquista, a un buen número de pobladores. En el siglo XVII aparecen ya los
primeros datos sobre el número de pobladores de Higa. Se habla de cien vecinos.
El siglo XIX, época de crisis económicas y de emigración en Canarias,
tiene sus repercusiones en la Perdoma. Se produce un descenso importante
de la población, en la que influyó, de forma determinante, la salida masiva de
canarios hacia Cuba y otras zonas de América, en busca del pan que su propia
tierra y su injusta sociedad les negaba…”.
En síntesis,
podemos comprimir la evolución de la población de La Perdoma en tres grandes
etapas: una primera que va desde el siglo XVI hasta el XIX, en la cual el
crecimiento es constante y las condiciones de vida muy duras; la segunda que
abarcaría al siglo XIX, en que se produce un retroceso en el número de
habitantes como consecuencia de las crisis económicas y la emigración y la
tercera que se extiende desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, en la
que conocemos un crecimiento permanente de la población, sobre todo a partir de
los años sesenta con la irrupción del turismo y el "boom" de la
construcción, que contribuye a mejorar las condiciones económicas de los
perdomeros.
Don Manuel
María Vega Santos presbítero salesiano ex párroco del antiguo Pago de Higa
manifiesta: “…Si durante
el año hemos dirigido a nuestros Patronos con miradas, oraciones y aclamaciones,
cuando llegan sus fiestas nos estremecemos de gratitud y alegría porque nuestra
religiosidad puede explayarse en una nueva dimensión que satisface los anhelos
personales, comunitarios, etc. Pero no perdamos de vista que la trascendencia
de nuestra vida, dicho con otras palabras, ser consciente de que Dios preside
toda nuestra existencia, depende de la "formación". ! Qué modelos tan
acabados tenemos en nuestros Patronos, San Jerónimo y nuestra dulce Madre la
Virgen del Rosario!. Cada uno y, al estilo del Espíritu Santo, son
"espacios de Dios…".
Nueva copia
literal de un documento inédito sobre un vecino de Higa de 1618, conservado en
el Archivo Municipal de La Laguna, -no sé exactamente quién es el encubridor
del documento, me hace pensar que el coetáneo como el expresado en el
preámbulo, son del afecto y amigo licenciado en geografía por la universidad de
La Laguna José Manuel Hernández y Hernández, el cual trabaja en los mencionados
archivos de la ciudad de los adelantados-: “…En Cabildo, veinte y ocho de septiembre de mil y seiscientos y diez y
ocho años. Salvador Pérez Labrador, vecino de Higa, digo que tengo necesidad de
cortar en las montañas del dicho lugar cantidad de madera de azebiño, haya y
tea y pino para hacer una caza alta y sobrada. A vos suplico me conceda
licencia para y ello pido…”.
No pretendo
dejar esta lectura sin hablar de la parte religiosa de este popular Barrio, una
devoción mariana a Nuestra Señora del Rosario que supuestamente se le atribuye
al escultor orotavense Fernando Estévez de Sala, que probablemente fue traída
al lugar por los dominicos del convento de la Villa de San Benito. También
quiero resaltar la devoción por el santo patrón San Jerónimo que con el tiempo
parece que estuvo ubicado en la capilla del lugar muy cercano de estos lares
conocido por el mismo nombre. De cualquier modo ambos figuran como símbolos
religiosos de estas fiestas, de este Barrio, concretamente en su templo
parroquial, que en anales atrás era una pequeña ermita construida en el siglo
XVII por la familia noble villera “Alfaro” de donde descendía el capitán don
Juan Francisco de Frachi Alfaro, que según el historiador realejero José Viera
y Clavijo en su Historia de Canarias, en el siglo de Oro, el siglo de la
ilustración, pasó a la Corte, en calidad de apoderado, Regidor, caballero digno
de emplear sus talentos, su espíritu y actividad en obsequio de la patria que
amaba, y para la cual debe ser amable su memoria. No solo costó el pleito
y la merced -de Villa- más de 40.000 ducados, sino también la vida de Franchi
Alfaro, varón memorable, honra, víctima y apoyo de la patria, pues
adquirió para la Orotava la independencia judicial con la ciudad de La Laguna.
Devoción protectora y avocación espiritual para vivirlas mucho más, en estos
tiempos de crisis.
Yo le pediría
al recordado pastor de Higa don José Ponte y Méndez desde el lugar imaginario,
un lugar parasítico, demasiado desconocido, que nos envíe sus viejas
sotanas, pues tal vez los perdomeros y las perdomeras las necesiten de nuevo
para poder apedrear esta crisis tan perspicaz que franqueamos en este país, que
nos ha llevado de nuevo a revivir aquellos años idos de la época de las vacas
flacas, del trabajo forzado y de la emigración.
Me quiero
despedir y agradecerle mi apariencia en ensamblar a todos mis amigos y amigas
de este querido Barrio orotavense La Perdoma, Antiguo Pago de Higa, con el
eslogan de todos los pregoneros que le han cantado a lo largo de la principal
festividad del pueblo, con alegría, esperanza y felicidad para todos vosotros
queridos amigos y amigas en estos días de esplendor festivo. Muchas gracias.
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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