domingo, 8 de octubre de 2017

PREGÓN 2012. LA PERDOMA Y SUS FIESTAS, POR BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU



Amigos, amigas, convecinos todos del Barrio La Perdoma, autoridades, comisión de fiestas. Muy buenas noches.
Quiero agradecer a mi buen amigo el perdomero de pro Luis Hernández Melo, que un sábado de septiembre de este caluroso verano 2012, a través una llamada telefónica a mi casa en la Calle El Calvario de La Villa de La Orotava, para ofrecerme a leer este año el pregón de las fiestas patronales de nuestro querido Barrio de La Perdoma (Antiguo Pago de Higa).  
Luis Hernández Melo del que me une una gran amistad, nos conocimos cuando pernotamos en el hospital militar de Santa Cruz de Tenerife en revisión rutinaria del entonces servicio militar obligatorio, era el mes de mayo del año 1970, en aquel tiempo un servidor era colaborador deportivo del desaparecido e inolvidable rotativo entonces decano de la prensa tinerfeña  “La Tarde”, que dirigía el ilustre periodista lagunero don Víctor Zurita Soler, y en su triste final don Alfonso García Ramos de grato recuerdo para todos los tinerfeños, además estudiaba profesorado mercantil en las escuelas superiores de Comercio cerca de la plaza Chicharrera conocida por “Los Patos”. Luis me propuso si le podía indagar a un periodista para dar unas charlas en el desaparecido teleclub de La Perdoma. Le recomendé a Cristina García Ramos, que trabajaba de redactora en mencionado rotativo “La Tarde”, y que ustedes amigos perdomeros conocen por aquella muchacha de los telediarios y la revista corazón de la primara de la Televisión Española a nivel nacional.
En aquel verano se celebraron aquí en la Perdoma, y según me hace recordar Luis Hernández Melo; charlas organizadas por el Teleclub Comarcal 2010  que fueron impartidas no sólo por periodistas de la categoría de Luis León Barreto, José Díaz, Cristina García Ramos, Olga Álvarez, José Hilario Chela, Olegario Negrín y su ex novia Emma, Juan Cruz Ruiz, sino también por abogados como Pedro Ramírez, sacerdotes del empaque de Isidoro Rodríguez González, el Padre Herrera (Paúl), José Antonio González Luis, actualmente ciego y preside la Eucaristía de los alfombristas a las siete y treinta de la mañana el día más grande de los orotavenses del Corpus Cristi de Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava y colabora con Juan Pérez Domínguez, Rafael Delgado en la confección de una alfombra en la Calle de La Carrera, Víctor Rodríguez Jiménez, Guillermo Navarro González y sobre todo don Elías Díaz Lorenzo, el que fuera cura-párroco de esta parroquia desde 1976 a 1981. Sus charlas no sólo eran instructivas, sino que además hacían reflexionar y actuar en consecuencia de acuerdo al tema tratado.
La llegada de don Elías fue realmente dura para él, ya que sustituir al apóstol don José Ponte y Méndez era muy difícil. Pero él a base de trabajar, de estar con los vecinos y de ganarse a pulso a la juventud dejó una huella imborrable y aún hoy se le recuerda con mucho cariño y afecto.
Me consta mi querido amigo Luis Hernández Melo, que su segundo matrimonio tuvo lugar en su parroquia de San Francisco de Paula en Los Baldíos porque estaba muy agradecido de todo el bien que hizo no sólo por la parroquia y sus feligreses, sino también por todos los vecinos.
A titulo anecdótico, en una de aquellas recordadas charlas: Diversos miembros del Teleclub tenían fama de ser muy izquierdosos y en una de las Semanas Culturales que organizaron habían  programado que estuviese uno de los días Luis León Barreto y con tal motivo se personaron en el salón unos desconocidos  entonces policías secretos de aquel acérrimo régimen que nos tocó vivir  y por cosas del destino Luis León Barreto pidió que les cambiasen el día y lo sustituyeron por el salesiano don Guillermo Navarro y su charla fue una proyección de diapositivas sobre la Virgen en la pintura. A los policías no les quedó más remedio sino marcharse maldiciendo el tiempo que perdieron en semejante acto. Sin embargo  el cenáculo primerísimo que llenó la sala auditorio del desaparecido Tele club 2010 de La Perdoma de almas juveniles en aquellos tiempos en que se luchaba por la libertad de expresión, entre comillas, puesto que era la época del franquismo y por supuesto de todas clases de censuras. La Perdoma fue entonces para los jóvenes universitarios una referencia para la lucha por la democracia y la libertad.
Sin pensarlo y con todo mi corazón, me he ofrecido a leer este pregón tal, como todos los que hasta la fecha han pasado por esta misma tribuna de oradores de este popular Barrio que conozco desde la niñez, en el que tengo muchísimos amigos de verdad, y muchísimos alumnos y ex alumnos en el IES La Orotava Manuel González Pérez en el vecino Barrio de San Antonio.
Deseo relatar un imborrable suceso que se originó en este pueblo perdomero en la década de los años cincuenta del siglo XX. Un suceso que tiene relación con las historias de las grandes superproducciones del séptimo arte en Hollywood. Las películas "Lo que el Viento se Llevó"  y  “Que Verde era mi Valle”, se entrenaron entonces en el tristemente desparecido Teatro -  Cine Atlante de gratos recuerdos de muchísimos perdomeros, coincidiendo con un temporal que arrasó el Valle de la Orotava. Aunque parece una broma o una anécdota el Ministro de Agricultura de turno que visitó el Valle a consecuencia del temporal, como contraposición a los daños, ofreció erigir una manufactura de madera para provecho de los tallos de la platanera.
 Precisamente el día 15 de enero de 1953, un fuerte vendaval, que en algunas demarcaciones apareció unido a una copiosa lluvia, asoló a Tenerife desde las primeras horas de la madrugada. En el interior de la isla, los daños alcanzaron una magnitud insospechada. El viento arrancó de cuajo numerosos árboles de la carretera general del Norte, quedando interceptada dicha vía en diferentes lugares, derribando asimismo un elevado número de postes telefónicos, lo que originó grandes trastornos en las comunicaciones. Los daños alcanzaron a todos los cultivos, en especial a las plataneras y tomateros, encontrándose los mayores perjuicios en el Valle de La Orotava, donde sopló un viento huracanado sin lluvia que iba de la cumbre al mar. Todo comenzó a partir de las dos de la madrugada, arreciando posteriormente y alcanzando su mayor agravamiento de siete a nueve de la mañana, hora en que el ciclón llegó a sembrar el pánico entre los habitantes del Valle. La violencia del viento derribó fincas enteras de plataneras, arrasando los cultivos. Los importantes daños registrados alcanzaron a todos los propietarios de fincas del Valle, cifrándose los mismos en cerca de mil millones de pesetas. El aspecto que presentaba en la mañana del día siguiente el Valle era desolador, pudiendo verse millares y millares de plantas de platanera en el suelo. También fueron derribados numerosos muros y paredes de huertas, no recordándose, según algunas personas un ciclón de tal magnitud. También en otras localidades del Norte de Tenerife, el temporal remitió, cuantiosos daños en los cultivos, igualmente se supo noticias de Adeje y otros puntos del Suroeste de la isla en parecido sentido. Se solicitó datos del Observatorio Meteorológico de la Capital Chicharrera: El mal tiempo era debido a un centro de bajas presiones en las proximidades de las islas. Que se conoce corrientemente como “tiempo de borrasca”. El centro de bajas presiones estaba situado dos días antes de la hecatombe en el archipiélago de las Azores, el día anterior  en Canarias y el principal día entre Canarias y la costa de África.
En La Orotava muchas casas sufrieron grandes desperfectos en su techumbre, ventanas y puertas. En el barrio de la Perdoma murieron dos personas; una anciana y su nieta de unos nueve años de edad, por derrumbamiento de un muro contiguo a su casa, el cual cayó sobre la techumbre y destruyó la habitación en que dormían. En el lugar del suceso se personó inmediatamente el Juez de Instrucción Don Luis Sánchez Parodi, para instruir las diligencias del caso. También estuvo el Alcalde Don Juan Guardia Doñate. La casa parroquial del citado barrio, construida a base de cemento armado, quedó también arrasada. Al día siguiente por la mañana tuvo lugar el triste acto de conducir a la última morada los cadáveres de Doña Elena Pérez González, y de la niña Corina Hernández Quintero. El entierro constituyó una sentida manifestación de duelo, a la que se asociaron las autoridades y el pueblo perdomero en general.
Siempre que vengo a este querido Barrio me acuerdo, en primer lugar de mi madre María del Carmen Abréu González, tenía en la Orotava en su casa en el antiguo callejón de Los Cuartos (actual Avenida de Emilio Luque Moreno), un taller de modista de indumentarias para caballeros. En él trabajaban entonces dos jóvenes perdomeras, hablo de la década de los años treinta y cuarenta del siglo XX,  María del Carmen Lorenzo Valladares, casada con Manuel Reyes Vera, y su cuñada María Luisa Díaz Farrais que su marido Urbano Lorenzo Valladares había fallecido en la guerra incivil española, madre del famoso sastre perdomero fallecido Juan Lorenzo Díaz, que recuerdo oírle decir a mi madre María que gracias a las gestiones del recordado presbítero orotavense don José Ponte y Llarena, consiguió un puesto académico en el colegio de Formación Profesional o Escuelas Profesionales para niños huérfanos regentada por los padres Salesianos de Santa Cruz de Tenerife en el Barrio Chicharrero de Duggig, donde aprendió el oficio de sastrería. Mi hermana María Lola “Lola”, recuerda que años posterior, cuando vivíamos ya en la calle El Calvario, mi madre María ya no tenía el taller por problemas de dilataciones en sus extremidades. María Luisa Díaz Farrais siempre la visitaba con su hija María Luisa Lorenzo Díaz fallecida, la cual era su ahijada. María Luisa Díaz siempre le pedía a mi madre María que le diera la bendición a su ahijada María Luisa Lorenzo Díaz, costumbre de aquellos tiempos, que consistía de besarle la mano la ahijada a su madrina. Desconozco si se siguen practicando, que siempre se protagonizaban en el sistema de adopción indirecta. Mi hermana María del Carmen (Carmilla) conserva en su casa de La Orotava una imagen de la Virgen del Carmen de cincuenta centímetros de alto, confeccionada en madera, que por la festividad de mi querida madre María le regalaron  estas dos recordadas e inolvidables damas perdomeras María del Carmen Lorenzo Valladares y María Luisa Díaz Farrais.
En segundo lugar me acuerdo del que fue convecino mío en la calle El Calvario de La Orotava don Carlos Arencibia Parras, que casó con una dama perdomera Araceli González Estrada y vivió muy cerca de este lugar, de que tengo amenas remembranzas de sus hijos mayores; Carlos Sebastián Arencibia González “Chano” (fallecido muy joven), Antonio Arencibia González (que le conocíamos por Toño “El Rubio”) y Fela Arencibia González, fueron compañeros de pupitre primero en el Colegio de La Milagrosa de las hermanas de la Caridad con la recordada sor Dolores oriunda de San Juan de la Rambla y posteriormente (solo Chano y Toño) en el colegio de San Fernando en la calle de San Francisco frente a las famosas casa de Los Balcones que dirigía don Fernando Álvarez Arbelo recientemente fallecido, en el que estudiamos hasta el segundo año de Bachiller.
En el deporte me es de invocación, el ciclismo identificado aquí en Higa, a través de dos grandes ciclistas; Vidal Hernández Lorenzo, Domingo García González, Miguel Díaz Rodríguez (nombrado mejor deportista de la Orotava, en una de las ediciones en los desaparecidos homenajes a María Auxiliadora que se celebraban en el mes de mayo), y Juan Pedro Díaz García, los cuales me fueron admirados en aquellos tiempos idos, cuando disputaban el famoso cinturón ciclista del viernes por la tarde en las Fiestas Mayores de La Villa. Y en estos tiempos no tan lejanos me sorprendió deportivamente hablando la figura de un carpintero – ebanista hijo de este Barrio que dio todo hasta su propia vida por el balonmano femenino en este lugar, me refiero al amigo Celestino Hernández, hizo del balonmano de las féminas perdomeras, un equipo de elite que  jamás ha existido en el deporte en general en la Villa de La Orotava.  
Para leer este pregón, el primero que me corresponde en mi subsistencia literaria, espero que no resulte largo y aburrido, por lo menos sea ameno y a deleite de todos ustedes queridos perdomeros.
Deseo trabajar este relato festivo, homenajeando a cuatro protagonistas que según la historia y la trastienda han hecho de la Perdoma un encaje de muy alta intelectualidad. Con tres conviví tiempos de glorias, uno no le conocí por razón de mi edad, pero tengo constancia de él a través de vivos testimonios de ilustres personalidades de la Villa.
Personalmente de la Perdoma tengo un especial recuerdo en mi infancia y adolescencia, de un gran amigo de mi padre Juan Álvarez Díaz conocido en todo el Valle por “Juan El de la Gasolina” compañero suyo del colegio de San Isidro de los hermanos de las escuelas cristianas (Lasalianos). Un hombre lleno de fe, y de caridad, el recordado pastor sacerdote Don José Ponte y Méndez.
En la década de los años cuarenta del siglo XX, en la posguerra civil española, le pidió un bidón de gasolina a mi padre Juan Álvarez Díaz, para el trabajo en la torre y reforma del templo parroquial de La Perdoma, la gasolina entonces estaba racionada, pero mi padre con toda la fe de un gran amigo y por el bien de todos vosotros hizo caso omiso a la norma  del gobierno de turno, lo que le costó el cierre de su industria ubicada en el Llano de San Sebastián, esquina con la plaza de Franchi Alfaro y en la calle El Calvario de la Villa, un  arresto en las ventas del producto por tres meses, concernido por un amigo competitivo de lado opuesto que de ser amigo era un malandrín, caso que mi pobre padre solucionó, ubicándose en la línea divisoria de los municipios de La Orotava y la vecina Santa Úrsula, denominada “Cuesta de La Villa”, hasta cumplir la insinuada ordenanza.
De don José Ponte y Méndez nos dice el amigo realejero, escritor, poeta y profesor Álvaro Hernández Díaz en su libro sobre la biografía del benemérito presbítero: "....Hizo de La Perdoma un pueblo abierto, ágil, fraternal, dispuesto a la superación. Treinta años de trabajo arduo, difícil. Don José, el párroco bueno y cariñoso, abrió una brecha importante en la adormecida conciencia de los perdomeros, haciéndolos más conscientes de los problemas sociales de su barrio. Aquella buena semilla sembrada continúa dando sus frutos en la comunidad de la Perdoma, que incesante actividad y tenacidad lucha por conseguir viejos anhelos, y otros propios de los tiempos que corren…”
En las Navidades del año 1952, don José pasó por las calles de la villa de La Orotava con una rondalla dirigida por don Gustavo Dorta Hernández, la que interpretó canciones navideñas. Su mano de amigo se tendió en suplica de una limosna para obsequiar en el día de Reyes a los niños necesitados de su querido y adorado barrio perdomero. Nadie permitió, que aquella mano se retirase vacía. Y sonrió satisfecho, porque los niños de Higa vieron desfilar a los Reyes Magos en la tarde del día 6 de enero de 1953.
La Perdoma entonces era un barrio lejano y antes no podían llegar sino aquellos Reyes que cabalgaban en la imaginación infantil. En ese lugar de Higa los Reyes hicieron su parada en la pequeña plaza, donde depositaron sus obsequios, observándose mucha emoción en la gente mayor que contemplaban la belleza del acto.
En el mes de Junio del año 1958, Don José de Ponte y Méndez, celebraba sus bodas de plata de su primera misa. Esto motivó la celebración en la parroquia de Higa de un solemne octavario, en el que tomaron parte los oradores: Don Sixto Rodríguez Hernández, Don Jesús Rodríguez Lorenzo, Don Sebastián Farraís Rodríguez, Don Domingo Martín Luis, y Don Luis Álvarez García. Desarrollándose paralelamente una velada literaria musical, cerrando el acto Don Jesús Cabrera Medina, ex párroco de San Juan Bautista de la Orotava y San José de Santa Cruz de Tenerife. Las numerosísimas comuniones y gran asistencia de fieles a todos los actos programados, pusieron de manifiesto la gran labor de apostolado que el recordado y querido presbítero don José Ponte y Méndez realizó en este histórico Pago villero.
El amigo, compañero de docencia de la Villa de La Orotava Antonio Delgado Arbelo, dice del ilustre perdomero ex lasaliano don Manuel Farraís González: “…La puesta en marcha de un colegio de Segunda Enseñanza, para jóvenes de ambos sexos, no autoritario, sin diferenciación de condiciones sociales, estando en  segundo plano el nivel económico de sus alumnos, aceptando a aquellos que no pueden permitirse el pago de la ya de por sí reducida cuota mensual... ¡Y en los años 40!. Este proyecto no pareciera salir de una persona que tuviera los pies en esta tierra. Pues sí, los tenía y además en la Zamora. El joven Manuel, llevaba moto, como es típico en todo joven de la Perdoma que se precie, y nadie supo nunca muy bien en el pueblo de la Orotava a que se dedicaba aquel despabilado joven que pasaba como un rayo por sus calles. Aquel joven moreno, barbilampiño, de sonrisa franca y tímida, fue nada más y nada  menos que el artífice de crear el primer colegio privado de Segunda Enseñanza en el Valle de la Orotava y del cual salieron los profesionales, en todas las ramas de la producción, que contribuirán al soporte y desarrollo económico y social, durante la década de los años 40 y 50, en el Valle. Es fácil recordar a un futbolista, a un ciclista, a un boxeador... por el bien tan inmenso que ha producido para la sociedad de su época, pero recordar a un educador, que ha provocado la aparición de médicos, juristas, arquitectos..., eso no tiene casi sentido, es hasta de mal gusto….”
El ilustre jurista de la Villa de La Orotava jubilado de su profesión Jesús Hernández Acosta, al hablar del recordado colegio de Farraís en la casa de Los Balcones de la calle de San Francisco de la Villa: Se puede catalogar como un centro de segunda enseñanza que ocupó el vacio de la ilustración en la posguerra, a la espalda de sus gobernantes, por el que desfilaron muchísimos profesionales, de la empresa, el magisterio y la universidad de aquellos años idos. Muchas dificultad tuvo el laureado colegio para salir adelante, sin embargo en proporción a los demás centros educativos que tiene y ha tenido la Villa el colegio Farraís sigue siendo el número uno de extraordinarios graduados universitarios y profesionales que ha dado la Orotava. DON MANUEL FARRAIS GONZÁLEZ. Nace entre trigales, viñedos y árboles frutales, en la finca de El Ratiño, La Perdoma, el 20 de diciembre de 1897, hijo de Cristóbal y Cecilia, honrados y humildes labradores del lugar, bautizado en la parroquia de San Juan Bautista de Farrobo, el 28 de diciembre de 1897, aun no existía la parroquia de La Perdoma. De sus padres recibe mucho cariño y atención pero poca ayuda económica. Asume el papel de tutor don Abrahán Morales, que paga 5 pesetas mensuales a Los Hermanos de Las Escuelas Cristianas de la Villa para que cultiven tan privilegiado y despierto niño.
Los Hermanos los invitan a estudiar en el Noviciado de Las Islas Baleares. Farraís viaja con 11 años porque vez en ello la posibilidad de acceder a la cultura, a la formación intelectual, al desarrollo de sus enormes facultades. A los 16 años nuevamente en la Islas Canarias dando clases como maestro  en las Escuelas Cristianas de Santa Cruz y  en Aruca. En Gran Canarias es maestro de alumnos bastante mayores que él que intentan  sabotearle las clases, burlase de su juventud, pero Farraís impone su carácter serio y disciplinado haciéndose respetar, e incluso lo piden para el curso siguiente.
Hace el servicio militar y al salir decide no continuar con los Hermanos Lasalianos. Tiene 23 años. Con el inmenso bagaje cultural adquirido en los años de su formación religiosa se prepara para la vida civil. En dos años hace el perito mercantil. Luego solicita el título de maestro, para ello viaja a Las Palmas para presentar todas las asignaturas en dos días. A mediado de la década de los años veinte encontramos a don Manuel alternando la contabilidad de los bienes de don Silvestre Suárez con las clases particulares de sus hijos en la casa de la Zamora, en donde doña Dolores, la esposa, le acomodó una habitación  como salón de clase para 16  alumnos, entre ellos sus propios hijos.
En la Zamora enseñaba en la mañana de 9 a 1, y en la tarde daba clases de Contabilidad en la Cruz Santa. En la noche daba clases para adultos.  Contrae matrimonio en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol del entonces municipio del Realejo Arriba el 16 de junio de 1927, con doña Argelia González que había estado interna en el colegio de la Pureza del Puerto de la Cruz. Era la segunda  inscrita, porque la primera fue Elena Chávez. Junto con ella estudiaron Evarista Fernández, Pepa Gómez, Manuela Topham, Herminia García, Marina Hernández, Margarita Díaz. Des esta unión tuvo 5 hijos; Armando, Dora, Manolo, Raquel, y Lolín.
Don Manuel Farraís era buen músico, tocaba perfectamente el violín y el piano. Con paciencia y pedagogía lograba hacer sonar con armonía las cuerdas de las guitarras, bandolinas, bandurrias, timplillo y laúdes. Al compás de alegres sonidos de la orquesta animar bailes, piñatas, carnavales y cuantas fiestas se presentaran en el alrededor.
Fue organista y animador del coro parroquial de La Santa Cruz del vecino barrio de Los Realejos “La Cruz Santa” una vez que se eleva a parroquia, siendo un gran colaborador de su primer párroco don Manuel Fernández. Componía himnos religiosos y patrióticos, tanto la música como la letra eran del mismo Farraís. 
Don Manuel muere con apenas 45 años, no encontraron remedio a la hidropesía que se le presentó y en junio de 1943 fallece cuando la vida parecía ofrecerle grandes perspectivas. 
DON EZEQUIEL LEÓN DOMINGUEZ, que una vez sentado en la plaza de este Barrio me contó que en una de sus piezas salida de su gubia perdomera para Sudamérica, relativa a la imagen mariana de La Virgen de la Candelaria, aparecieron seis dedos en una de sus manos, él nunca supo, si fue realizado en su trabajo o simplemente a titulo anecdótico pudo ser un milagro.
Siempre he tenido muy claro que este hombre natural de la villa de La Orotava pero perdomero de corazón, fue considerado como el Escultor del siglo XX, que fortaleció el arte sacro como imaginero, a igual que lo fue el grancanario Lujan Pérez de Santa María de Guía y su discípulo el orotavense Fernando Estévez de Sala, merece todo una gran recompensa del pueblo canario en general. Poco antes de su fallecimiento, me lo tropezaba con asiduidad en la plaza de Franchi Alfaro por debajo de mi domicilio, en su silla de rueda, siempre acompañado de su querida y fiel esposa Evaristo Cruz, la que recuerdo en mi infancia trabajar con otro artista de La Orotava don Ambrosio Díaz Manzano en la calle Juan Padrón antigua calle El Loro , se despedía con una sonrisa en sus ojos de la buena amistad, y así regresar a su flamante residencia El Llano de San Sebastián de La Orotava, para ser atendido por su personal sanitario cualificado, pero últimamente le han reproducidos controversias en referencia a su salud y ha tenido que ser hospitalizado. Y para que le conozcan bien reproduzco en forma muy resumida lo que ha sido su vida artística a lo largo de las bellas artes.
Ezequiel León Domínguez nació en la Orotava el día 2 de octubre en 1926, en una casa terrera de la Calle Nueva, en la Villa Arriba, cuna de carpinteros, zapateros y artistas. Fue monaguillo de la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, lo que le permitió aprovechar restos de cera para sus modelas. Su padre trabaja en la fábrica de gaseosas de la Familia Padrón y su madre ama de casa. Primogénito de numerosos hermanos. Desde su infancia modelaba, utilizando masa de pan, cera de abejas. De hecho tiene en su haber numerosas producciones del Cristo a la Columna del sevillano Pedro Roldán distribuidos por distintos hogares de la villa. Su amigo de infancia Leoncio Estévez Merino en su libro: “…Los niños que jugaban con los Santos”, hace referencia a una anécdota: Ezequiel, como buen escultor, tenía los Santos más bonitos, pero no tenía una buena habitación – iglesia. Su madre le dejaba utilizar la sala. Yo le dejo jugar, decía, pero tengan cuidado con las velas, no sea que me quemen algo. Un día, cuando estábamos en la última procesión, la del señor del Muerto teníamos que enterrarlo, pero Ezequiel no tenía sepulcro como el de Urbano Sosa. No te preocupes, le dije, usamos la gaveta de la vitrina, y si la cerramos con fuerza haremos el estruendo apropiado. Terminada la procesión, yo hice la ceremonia como el cura. Metí el Cristo en el lecho de terciopelo, cerré violentamente la gaveta y el estruendo fue terrible. La madre de Ezequiel salió como loca diciendo; “Fuera a la calle todos, me han roto el par de jarrones que me habían regalado cuando me casé…”.
 Alumno de la Escuela de Dibujo “Perdigón”, empieza a modelar a los 7 años, pero su admiración por los hermanos maestros de obras de construcción “Vital” los cuales le enseñan a modelar el barro. 
Estudia en la Escuela de Bellas Artes de Tenerife y en la “Luján Pérez de Las Palmas, Amplía estudios en la Escuela de Artes Aplicadas de Madrid y en la Restauración de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, donde destaca en la restauración del Retablo Mayor de la Catedral. Como escultor, trabaja el barro, la cera, la escayola, y sobre todo, la madera. Su imaginería religiosa abarca todas las islas y América (Venezuela, Cuba, Argentina, Colombia...); entre sus tallas, destacan el Cristo de la Sangre, y el Paso completo de “La Adoración del Huerto”, en La Laguna. Entre sus restauraciones: El Gran Poder del Puerto de la Cruz, el Cristo de Tacoronte, y en especial la Virgen de Candelaria, imagen de candelero de otro orotavense, Fernando Estévez de Sala, que a instancia de don Domingo Pérez Cáceres, Ezequiel convierte en talla completa de cedro. Pintor muralista y, por supuesto, alfombrista, con 25 años de trabajo en la alfombra de la plaza del Ayuntamiento, y tradicionalmente realiza alfombras de flores,  por fuera de la casa de la Familia Pérez Betancourt.
Con catorce años recibe su primer premio por modelar en barro un busto de José Antonio Primo de Rivera, casi en esta misma época realiza su primera escultura religiosa Padre Jesús Nazareno, expuesta en la iglesia parroquial de La Perdoma.
Curiosamente el odontólogo santacrucero – orotavense don Cesar Hernández Martínez  le encarga la ejecución de un belén con escenas de paisajes canarios. En el año 1952 contrae matrimonio con doña Evarista Cruz Correa, de cuya unión nacen seis hijos, continuando su senda artística Jesús de León Cruz, imaginero y Ezequiel de León Cruz pintura y alfombrista. Después de su matrimonio reside cerca de la Charca de Ascanio pasando posteriormente al barrio de San Antonio María Claret, donde restaura, entre otras, obras como el Nazareno (Icod de los Vinos), de Martín de Andújar, para pasar finalmente su residencia a la Perdoma.
José Manuel Taoro Martín licenciado en Románicas por la Universidad de la Laguna, catedrático de enseñanzas medias, hijo de este Pago, lo conocí en el curso académico 1967 – 1968, cuando me daba clase de filosofía de sexto de bachiller en el colegio de San Isidro de la Villa de La Orotava. Empezó a darnos la citada disciplina filosófica el amigo y convecino de la calle El Tejar de la Villa Justo Díaz Expósito, que falleció en la ciudad de Valencia el pasado año. Al mediado del mes de noviembre de 1967, se produce el cambio de profesor, sin saber el motivo del mismo, dato que conocí y conocimos tiempo después, por su marcha a la península.
De José Manuel Taoro Martín tengo el recuerdo de sus tradicionales chistes antes, de abordar la clase de Filosofía, explicando las funciones psíquicas, cuando habla de la petición o tendencia, ponía como ejemplo; "te mete en una cosa sin pensar lo que es, ósea te gusta una chica y te mete con ella sin pensar primero lo que es ella"-.
JOSÉ MANUEL DE TAORO MARTÍN. Nace en La Perdoma antiguo Pago de Higa en 1939. Cursa los estudios primarios en su barrio (1945-1950) y los de bachillerato en La Orotava (1950-1957). Se licencia en Lenguas Románicas en la Uni­versidad de La Laguna (1957-1962), en la que fue Profesor Ayudante de la Cátedra de Literatura Hispanoamericana con el Dr. Varela Iglesias.
De 1963 a 1974 fue Profesor del Colegio Salesiano "San Isidro" y Colegio "La Milagrosa", en La Orotava; de la "Academia de Tacoronte"; del Instituto Laboral e Instituto Técnico y de la Escuela de Turismo, ambos del Puerto de la Cruz.
En 1974 saca en Madrid las Oposiciones a Agregados Numerarios de Geografía e Historia y ocupa esa plaza, sucesivamente, en los institutos de Icod de los Vinos, La Orotava y Puerto de la Cruz, En 1984 accede a la Cátedra de Geografía e Historia en el Instituto De Icod de los Vinos, donde permanecerá hasta su jubilación LOGSE en el año 2000.
En su largo periodo de vida docente, desempeñó diversos cargos, tanto en los centros secundarios donde enseñó como en la universidad lagunera. Ha sido conferen­ciante en diversos centros de Tenerife, ha intervenido en tertulias radiofónicas y televi­sivas y ha publicado numerosos trabajos en la prensa, entre los que caben destacar: "Don Miguel de Unamuno contra Don Juan Tenorio"; "La casa rural típica canaria"; "El pre descubrimiento de América"; "Similitudes de la conquista y colonización de América con la de Canarias".
Para emprender en este pregón la narrativa y expresar lo que era Higa en el siglo XVIII, reproduzco copia literal de un documento inédito  perteneciente al expediente "…Diligencias obradas sobre la alcaldía del lugar de Higa para el año 1783",  publicado en el bosquejo correspondiente al cortejo del año 1992, conservado en el Archivo Municipal de La Laguna. El testigo declarante es Gabriel Ramos, de 30 años y vecino del Pago de Higa: Que el Pago se puede componer de doscientos vecinos que tengan casa separada, pero de estos habrá visibles y que se puedan contar para Juntas menos de la mitad, porque los demás, unos son advenedizos y que están en el Pago un año y luego no se sabe de su paradero; otros porque son tan pobres que no se pueden presentar a nada y otros que no se separan nunca de guardar sus ganaditos. Que el testigo no concurrió a esta última Junta que se hizo, pero si puede afirmar que si algunos vecinos o la mayor parte de ellos concurrieron sin capa no es por que dejan de tenerlas y algunos a pares, y sí porque en este Pago no se extraña, aún en el acto más serio, pues es notorio que en los días de la Virgen y San Jerónimo, que son dos días de mucha celebración en este Pueblo, concurre en la ermita muchos sin capa, teniéndola; y regularmente en los días que se celebra el sacrificio de la Misa en la ermita los vecinos inmediatos van a oírla sin tal capa, sobre que nunca ha habido el más ligero reparo…”.
Para el historiador amigo de la villa Manuel Rodríguez Mesa: “…Higa siempre fue contemplada como una zona eminentemente agrícola y los único que preocupaba, a los interesados, era el estado de alguno de los caminos por donde, a lomo de bestias o bien en corsas, carro y carretas, se transportaban semillas y frutos recolectados: la producción; pero no las condiciones de vida de un vecindario que, aunque diseminado, desde mediado del siglo XVIII había comenzado a mostrar su descontento en términos que posteriormente -a raíz de las normas constitucionales de 1.812-, originaron desconfianza en los regidores orotavenses, temerosos de que el lugar lograra su independencia. A las tierras de Higa sólo fueron a residir las personas modestas: pequeños propietarios, peones y jornaleros…”.
Otro amigo perdomero José Manuel Hernández me afirma de las costumbres infantiles de antaño: “…Cuando chico íbamos a la huerta más próxima a casa a volar la "gometa". Se creaban auténtico campeonatos para ver quién la subía más alta o cuál era la más original. Esto era por Semana Santa, cuando la brisa pegaba con más fuerza y las vacaciones daban paso al lindo juego de la imaginación. Unos meses más tarde, el juego volvía a ocupar todo nuestro tiempo. Era el verano. Tiempo de diversión, de fútbol sin descanso, de rodillas machacadas. El trompo, los boliches, los carros de verga y los de madera con rodillos…”. 
Francisco Álvarez Abrante amigo, arquitecto me detalla lo que fue su Cine, el de su familia, Cine Perdoma que con cariño y amor al arte supieron llevar a cabo, convirtiéndose en la actualidad en un auditorio municipal gracias al esfuerzo de la corporación que nos representa en el excelentísimo ayuntamiento villero: “…El Cine Perdoma había dejado de ser autosuficiente. Los precios de alquiler de la película, personal, impuestos, escasas asistencia a la sala, hacían difícil su mantenimiento. Pero su amor por el cine (y desde aquí un recuerdo para su madre que nunca quiso que este pueblo suyo quedase sin cine), su posición económica que, en ocasiones, le permitían subvencionarle, e incluso hacer de acomodador, portero, taquillero u operador, hizo que sufriera una primera reconvención. Se dotó de nuevas instalaciones técnicas, pantalla, butacas, decoración, y una nueva imagen. Se hizo la reapertura, un jueves, con la película por excelencia, grandiosa y eterna "Lo que el viento se llevó". Fue un rotundo éxito y, esa noche, casi se pone el cartel de no hay billetes…”
Nuevamente el perdomero José Manuel Hernández me atrae con un título "… La Perdoma y sus gentes: Ayer y Hoy": La Perdoma, el Pago de Higa hasta bien entrado el siglo XIX, ocupa un lugar privilegiado, desde el punto de vista agrícola, en el conjunto del Valle. Tierras fértiles y agua fueron la clave para acoger, desde antes de la conquista, a un buen número de pobladores. En el siglo XVII aparecen ya los primeros datos sobre el número de pobladores de Higa. Se habla de cien vecinos. El siglo XIX, época de crisis económicas y de emigración en Canarias, tiene  sus repercusiones en la Perdoma. Se produce un descenso importante de la población, en la que influyó, de forma determinante, la salida masiva de canarios hacia Cuba y otras zonas de América, en busca del pan que su propia tierra y su injusta sociedad les negaba…”.
En síntesis, podemos comprimir la evolución de la población de La Perdoma en tres grandes etapas: una primera que va desde el siglo XVI hasta el XIX, en la cual el crecimiento es constante y las condiciones de vida muy duras; la segunda que abarcaría al siglo XIX, en que se produce un retroceso en el número de habitantes como consecuencia de las crisis económicas y la emigración y la tercera que se extiende desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, en la que conocemos un crecimiento permanente de la población, sobre todo a partir de los años sesenta con la irrupción del turismo y el "boom" de la construcción, que contribuye a mejorar las condiciones económicas de los perdomeros.
Don Manuel María Vega Santos presbítero salesiano ex párroco del antiguo Pago de Higa manifiesta: “…Si durante el año hemos dirigido a nuestros Patronos con miradas, oraciones y aclamaciones, cuando llegan sus fiestas nos estremecemos de gratitud y alegría porque nuestra religiosidad puede explayarse en una nueva dimensión que satisface los anhelos personales, comunitarios, etc. Pero no perdamos de vista que la trascendencia de nuestra vida, dicho con otras palabras, ser consciente de que Dios preside toda nuestra existencia, depende de la "formación". ! Qué modelos tan acabados tenemos en nuestros Patronos, San Jerónimo y nuestra dulce Madre la Virgen del Rosario!. Cada uno y, al estilo del Espíritu Santo, son "espacios de Dios…".
Nueva copia literal de un documento inédito sobre un vecino de Higa de 1618, conservado en el Archivo Municipal de La Laguna, -no sé exactamente quién es el encubridor del documento, me hace pensar que el coetáneo como el expresado en el preámbulo, son del afecto y amigo licenciado en geografía por la universidad de La Laguna José Manuel Hernández y Hernández, el cual trabaja en los mencionados archivos de la ciudad de los adelantados-: “…En Cabildo, veinte y ocho de septiembre de mil y seiscientos y diez y ocho años. Salvador Pérez Labrador, vecino de Higa, digo que tengo necesidad de cortar en las montañas del dicho lugar cantidad de madera de azebiño, haya y tea y pino para hacer una caza alta y sobrada. A vos suplico me conceda licencia para y ello pido…”.
No pretendo dejar esta lectura sin hablar de la parte religiosa de este popular Barrio, una devoción mariana a Nuestra Señora del Rosario que supuestamente se le atribuye al escultor orotavense Fernando Estévez de Sala, que probablemente fue traída al lugar por los dominicos del convento de la Villa de San Benito. También quiero resaltar la devoción por el santo patrón San Jerónimo que con el tiempo parece que estuvo ubicado en la capilla del lugar muy cercano de estos lares conocido por el mismo nombre. De cualquier modo ambos figuran como símbolos religiosos de estas fiestas, de este Barrio, concretamente en su templo parroquial, que en anales atrás era una pequeña ermita construida en el siglo XVII por la familia noble villera “Alfaro” de donde descendía el capitán don Juan Francisco de Frachi Alfaro, que según el historiador realejero José Viera y Clavijo en su Historia de Canarias, en el siglo de Oro, el siglo de la ilustración, pasó a la Corte, en calidad de apoderado, Regidor, caballero digno de emplear sus talentos, su espíritu y actividad en obsequio de la patria que amaba, y para la cual debe ser amable su memoria. No  solo costó el pleito y la merced -de Villa- más de 40.000 ducados, sino también la vida de Franchi Alfaro, varón memorable, honra, víctima y apoyo de la patria,  pues adquirió para la Orotava la independencia judicial con la ciudad de La Laguna. Devoción protectora y avocación espiritual para vivirlas mucho más, en estos tiempos de crisis.
Yo le pediría al recordado pastor de Higa don José Ponte y Méndez desde el lugar imaginario, un lugar parasítico, demasiado desconocido,  que nos envíe sus viejas sotanas, pues tal vez los perdomeros y las perdomeras las necesiten de nuevo para poder apedrear esta crisis tan perspicaz que franqueamos en este país, que nos ha llevado de nuevo a revivir aquellos años idos de la época de las vacas flacas, del trabajo forzado y de la emigración.
Me quiero despedir y agradecerle mi apariencia en ensamblar a todos mis amigos y amigas de este querido Barrio orotavense La Perdoma, Antiguo Pago de Higa, con el eslogan de todos los pregoneros que le han cantado a lo largo de la principal festividad del pueblo, con alegría, esperanza y felicidad para todos vosotros queridos amigos y amigas en estos días de esplendor festivo. Muchas gracias.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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