Don Antonio Ascanio y Monteverde acompañando a la procesión de gala de la
Cruz de Plata del medio día del 3 de mayo del final de la década de los años
cincuenta del siglo XX.
Primero por la izquierda como juez de paz del Puerto de la Cruz, acompañado
de los entonces; teniente de alcalde don Felipe Machado del Hoyo, alcalde don
Isidoro Luz Carpenter, su hijo Melchor Luz Cúllen (niño del pantalón corto) y
el teniente de alcalde don Pedro González de Chaves (padre del periodista
Andrés Chaves), el ultimo de la derecha también concejal don Enrique Talg.
Detrás Banda municipal de música del Puerto de la Cruz dirigida por el
recordado músico portuense Chano Miranda.
Don Antonio Ascanio y Monteverde, nació en la villa de La Orotava, en
la casa históricamente conocida como la fundadora de las alfombras de flores.
Hijos de un matrimonio ilustre; don Tomás Ascanio León y Huerta (un gran
empresario del valle de La Orotava) y doña Catalina Monteverde
(impresionante y solidaria dama villera). En una de sus visitas que le hice a
don Antonio Ascanio en su domicilio de Las Asomadas, me dedicó un libro escrito
por él, totalmente inédito, que debería ser publicado por el Ayuntamiento del
Puerto dela Cruz, como colofón a la celebración de las bodas de oro de la
declaración del Puerto de la Cruz como ciudad Turística. El libro
narra como se convirtió en primera ciudad Turística del Archipiélago Canario el
pueblo del Puerto de la Cruz, don Antonio Ascanio fue pionero del evento
conjuntamente con la figura de don Isidoro Luz Carpenter y otros portuenses.
Don Antonio Ascanio y Monteverde efectúa unos esbozos de recuerdos y
anécdotas de entonces, toda vez que tuvo la suerte de vivir muy íntimamente
muchos de los sucesos, políticos o no, que lograron ese milagro que tanta vida
y nombre han dado al Puerto de la Cruz, y que además, ha venido
contagiando a pueblos, ciudades e islas del archipiélago, convirtiendo al
turismo en la principal industria de Canarias.
Este ambicioso y costero lugar del Valle de La Orotava desde que
se fundó ha sido puerto importante de embarque y conexión con Europa y
principalmente con Inglaterra (Londres y Liverpool), hacia donde se enviaban
nuestros productos agrícolas, primero vino malvasía, luego la cochinilla y por
último los plátanos. Ello produjo la radicación de extranjeros que con el
tiempo fueron familias y sociedades mercantiles dedicadas a la exportación de
las que aun quedan algunos nombres corno Reíd, Yeoward, Hamilton, etc. y que se
enraizaron y emparentaron con las principales familias portuenses. Sólo con
recordar que en 1890 se inauguró el Gran Hotel Taoro, uno de los hoteles con
más categoría en Europa, continuando hasta la Guerra Civil Española
y la Segunda Guerra Mundial que se suspenden todos los servicios
marítimos por este puerto y pasan definitivamente a Santa Cruz de Tenerife,
convirtiéndose entonces el Puerto de la Cruz en un pueblo con escasas
posibilidades económicas y de desarrollo, circunscrito a un escaso territorio,
con escasos recursos municipales y limitados ingresos económicos personales.
Era entonces, un lugar atractivo, alegre y festivo, sus gentes sencillas,
generosas y tolerantes y sus hombres repartían horas de ocios con amenas y
amigables charlas, sobre todo al atardecer, ante unas botellas de un buen vino
del país, en lugares ya escogidos como “Casa la Gorda”, o “Campolimpio”.
Estas humorísticas reuniones llenas de la gracia popular produjeron
innumerables anécdotas e historietas, así como motes o apodos en los que fueron
verdaderos maestros sin embargo la ciudad estaba estancada en su pasado. Sus
principales comercios eran el de Reimers, Reíd, Topham, don Francisco Gómez,
Vda. Yánez, don Ruperto de la Peña o Martell. Los transportes
públicos o guaguas pertenecían a don Lorenzo Hernández y Hermanos, con chóferes
tan antiguos como Pedro el de la Piedra Redonda, Mateo, Felipe Padrón,
Felipe conocido por “El Maduro” o Lubary. La parada con bastantes automóviles
como el de "Pepusa", Fidel, Padilla, Tomás "Bacalao", Pedro
Acevedo, Paco, Matías o Canastos, esperando siempre los escasos clientes. En el
muelle que se fabricaba "la Miguelina", así como el negocio del
pescado con Luisa, Francisca de Ara y pescadores como el Turco, el Sereno y
Angelillo, iba perdiendo productividad. La circulación de sus calles era escasa
y los pocos automóviles que circulaban se pasaban horas en el taller de Andrés
Gómez o el de Ernesto el Cebolla, reparando su vejez. Los partidos de fútbol
Orotava - Puerto Cruz adquirían, a veces, resultados dramáticos. En la
Parroquiacelebraban don Federico Afonso y el popular Federiquillo de espíritu
juerguista y jaranero, acompañados de los dos Santiago, el Sacristán y
Sochantre, mientras en la Iglesia de San Francisco lo hacía el
polémico Padre Flores. Las Fiestas del Gran Poder siempre fastuosas y la
Virgen del Carmen embarcada por pescadores y ranilleros acompañada de
"cariñosos improperios" consentidos por las costumbres. Las
librerías, la de Cartaya y Fernando Luis. La barbería de Comelio y la
peluquería de Marina. Minita enseñándonos inglés. El llamado "Casino de
los Caballeros" y el Circulo lriarte, con sus socios, fiestas y tertulias.
Los Empaquetados de plátanos, el de Betancur, Verdugo, Víctor Hernández Alayón,
Manuel Yánez y la Bananera. Continuabanlos teléfonos antiguos y
rudimentarios, cuyos abonados solamente tenían dos números de identificación y
gracias a la amabilidad de Lolita "la Telefonista" que por su trabajo
se conocía a todas las gentes del pueblo y el lugar en el que se encontraban,
facilitaba las comunicaciones con solo decirle la persona con quien deseabas
hablar y ella la localizaba y ponía al habla. Hasta las insoportables esperas
de las conferencias fuera de la Isla, ella con su buen hacer y
profesionalidad nos ahorraba el madrugón y la espera. Referente al
impulso turístico del Puerto de la Cruz, es preciso
analizar la persona y la labor realizada por su excepcional Alcalde don Isidoro
Luz Carpenter, promotor y figura principal alrededor del cual gira ese
resurgimiento turístico, y quien puso para ello imaginación y audacia.
Nace don Isidoro Luz en el Puerto de la Cruz el año 1897. Estudia
Bachiller en La Laguna y su carrera de Medicina en Madrid, donde
conoce a Buñuel, García Lorca, Dalí, etc.; realiza sus prácticas durante algún
tiempo en Alemania y regresa al Puerto donde ejerce como médico junto al
popular y competente colega Dr. Ingram. Ya desde entonces, su prodigalidad hace
que no cobrara las consultas a los necesitados, sino que además, les regalaba
las medicinas y les ayudaba económicamente. Fue Alcalde de esta ciudad en tres
ocasiones, en el año 1927, en el 1934 y por último es nombrado el 18 de
Noviembre de 1944. Por aquellas fechas el Puerto de la Cruz se
encontraba en un estado de precariedad económica e inactividad preocupante. Aún
continuaba la segunda Guerra Mundial, España estaba aislada de Europa y los
extranjeros no habían regresado de sus países de origen. El Ayuntamiento se
encontraba tan empobrecido que su presupuesto anual era de 686.273 pesetas y la
población total sumaban unas 15.000 personas. Pero don Isidoro Luz no se
amilana ante esta preocupante situación y pone su fe y esperanza en incrementar
lo que siempre fue inherente al Puerto de la Cruz ¡el turismo!...
Existían por entonces solamente unas Pensiones y los Hoteles: Marquesa,
Monopol, Martiánez y el Gran Hotel Taoro, todos ellos en precarias situaciones
económicas por la falta de clientes foráneos y sobre todo el Taoro que dada su
categoría y jardinerías, soportaba mayores gastos. Estaba este Hotel y el
Martiánez regentados por don Enrique Talg, quien sería el principal colaborador
de don Isidoro Luz, dados sus conocimientos profesionales en el asesoramiento y
acomodo de turistas.
Fue en el comienzo de la década de los cincuenta cuando comenzó el inicio
del despegue turístico del Puerto de la Cruz. Hubo entonces un hecho
político de gran importancia para todas Canarias. La visita oficial en el mes
de Octubre de 1950 del Generalísimo Franco. Su recibimiento oficial en esta
ciudad tuvo lugar en el Hotel Taoro. A su llegada le esperaban el Alcalde don
Isidoro Luz con el ayuntamiento en pleno, autoridades civiles y militares tanto
provinciales como locales. Acompañaban al Generalísimo el Capitán General de
Canarias, General García Escamez, Gobernador Civil, ministros y demás
personalidades. Tiene por aquel tiempo don Isidoro Luz, ante sí,
importantes retos que solucionar para el futuro. Entre ellos figura el
suministro eléctrico a la ciudad y su desarrollo urbanístico. El Puerto
de la Cruz se encontraba encorsetado para su expansión, tanto por la
zona Martiánez como la de San Felipe, por fincas de plataneras que impedían la
proliferación de hoteles y construcciones accesorias, necesarias para conseguir
esa ciudad turística tan anhelada. En cuanto a la energía eléctrica, se estaba
en una situación verdaderamente alarmante. El suministro que recibía de la
Orotava era prácticamente nulo, por lo que la ciudad de noche surgía de
una penumbra lastimosa. La Unelcotampoco podía suministrar electricidad
por imposibilidad material ya que era insuficiente el tendido eléctrico al
norte de la Isla. Para que el lector imagine la situación caótica que
al respecto se encontraba la ciudad. Surge entonces el problema del POZO DE LAS
TAPIAS, corría los años 1949 - 1950, el Pozo perteneciente a la
Comunidad de las Tapias se encontraba inoperante y en liquidación. Fue del
propio Presidente de esa Comunidad, Andrés Acosta, de quien partió la
iniciativa (según acta municipal) de electrificar la planta de la
Comunidad para ayudar al Ayuntamiento en la solución del gran problema del
alumbrado que, desde hacía muchos años, se verificaba en pésimas condiciones.
En Enero de 1950, este, le comunicó al alcalde don Isidoro Luz, que, como hijo
del pueblo y amante de su progreso, y a fin de evitar el bochorno de su
deficiente alumbrado, estaba dispuesto a que la Comunidad del Pozo de
las Tapias pusiera a disposición de este Ayuntamiento la planta con toda su
maquinaria.
El día diez de febrero de 1950 la Comisión Permanente del
Ayuntamiento aceptó del Presidente de la Comunidad del Pozo de las
Tapias Andrés Acosta las llaves del edificio de la Comunidad y el día
uno de abril de 1950 el pleno del Ayuntamiento encargó al técnico Matilla para
que realizase proyecto de reformas, lo que así se hace, ejecutándose por cuenta
del Ayuntamiento las obras de reparación, tanto en los motores, como en las
instalaciones necesarias para el posible suministro eléctrico. El día quince de
octubre de 1951 el Presidente don Andrés Acosta cede temporalmente la
presidencia a don Andrés Arroyo González de Chávez ilustre abogado, ex -
diputado a Cortes quien entonces manifiesta que, "movido por los mismos
deseos y anhelos en pro del pueblo del que él es nativo, encomia y alienta la
labor del Ayuntamiento a quien promete su ayuda.". Sin embargo el
día diecisiete de mayo de 1952 el Ayuntamiento acuerda la compra de un grupo
electrógeno nuevo (marca Ruston de 360 HP) que puesto a funcionar en paralelo
por el técnico Alarcó, con los motores de la Comunidaddel Pozo de las
Tapias (Petter 135 Hp, Otto Deutz 110 Hp, Deutz 60 Hp horizontal, Ruston para
Wingehe), que producían unos 300 HP, proporcionaron un suministro eléctrico a
la ciudad, muy satisfactorio, por lo que no se interrumpiría en lo sucesivo. De
acuerdo con el acta del Pleno del día 17 de mayo de 1952, los concejales que
formaban parte del Ayuntamiento: Francisco Galindo González, Pablo Hernández
Herrera, Juan Oramas Carrillo, Domingo Domínguez Hernández, Francisco García
Reyes, Pedro Acevedo Hernández, Ismael Hernández y Hernández, Antonio León
González, Francisco L. Machado Herrera, Sixto Escobar Fernández, Isidoro
Lechado Fuentes y Tomás Ascanio Monteverde, hacen constar que varios de los más
importantes comuneros, como T.M. Reid, Topham son partidarios de
utilizar la Comunidad del Pozo de las Tapias para la electrificación
de la ciudad, pero el señor don Andrés Arroyo, pretendía que el Ayuntamiento,
entonces en pésima situación económica, comprase íntegramente la
Comunidaddel Pozo de las Tapias, en efectivo o letra aceptada y avalada a 60
días, sin más ventajas ni facilidades, lo que el Ayuntamiento no podía aceptar.
Tanto es así que el día veinte de Agosto de 1956, el Gobierno de la
Nación en Consejo de Ministros celebrado en la ciudad de San Sebastián,
otorgó el Titulo de "Ciudad" al pueblo del Puerto de la
Cruz y el de "Excelencia" a su Ayuntamiento, lo que el Pleno
Municipal agradeció efusivamente y en especial al Ministro de la
Gobernación BlasPérez González, en prueba de estimación por los favores que
constantemente hacía a esta población.
Las conversaciones de don Isidoro Luz con los Hermanos Fernández Perdigón
se hacen muy difíciles al no querer ceder estos, a la urbanización de los
Llanos de Martiánez. El alcalde insiste y amenaza con la expropiación y al
final se quiebran las dificultades, pero también la amistad entre ellos. Don
Sebastián Fernández Perdigón le considera un iluminado y lo apoda "Julio
Verne" pero al fin ceden los propietarios de la finca. Cuentan que durante
una conversación telefónica al Ayuntamiento, don Sebastián Fernández Perdigón
preguntó por el Alcalde a lo que, don Isidoro Luz le contestó " aquí Julio
Verne" ante la sorpresa y confusión de don Sebastián Fernández Perdigón.
Se comienza la construcción del Lido de San Telmo, junto a la
Ermita del mismo nombre. Esta es la primera obra de importancia en la zona
de Martianez. La ejecutan sus concesionarios don José Manuel Sotomayor y don
David Gilbert, siendo el Proyecto de don Juan Davó y la dirección técnica por
los arquitectos Sáez Marrero y La Roche. Construyéndose piscinas,
vestidores, bares, restaurantes y sala de fiestas. También se realizan obras de
mejora en la Playa de Martiánez, dirigidas por don Luis Díaz de
Losada. Casualmente, su padre don Luis Díaz de Losada, dirigió las obras del
Penitente en anterior mandato de don Isidoro Luz.
El año de 1958 fue el verdadero despegue turístico del Puerto de la
Cruz. Se comienza la parcelación y venta de los Llanos Martiánez. Los
primeros solares se venden al precio de 300 / 400 Ptas. m2. El primer Hotel que
se construye fue el Bélgica (1957), luego la primera parte del Tenerife Playa
(del recordado don Cándido García San Juan, 1957), las Vegas (de Ángel Piñeiro,
Luis Díaz de Losada y otros, 1958), y después el Valle Mar (de la Familia
Ibarra, 1958). También compra y fabrica apartamentos, detrás del Hotel Bélgica,
el inolvidable y estimable colaborador portuense Manuel Yánez Barreto. Es
curioso señalar que cuando se decidía la situación de estos primeros hoteles,
se pensó primeramente en colocarlos en primera línea del mar y la
Avenida detrás de ellos. Afortunadamente se rechazó la idea aprobándose como
lo está actualmente.
Terminada la Avenida de Colón y Plaza en proyecto, hay que
recordar, por su popularidad y tipismo a Lázaro y sus camellos (dromedarios),
que durante años paseó por aquellos lugares a miles de turistas y personajes
importantes comola Princesa Carolina Matilde de Dinamarca y Manuel Fraga
Iribarne (entonces Ministro de Información y Turismo), que disfrutaban de aquel
inolvidable recuerdo. Con su modesta aportación fue un gran cooperador en el
turismo portuense.
El veinte y cinco de febrero del año 1959, visitan esta ciudad unos
personajes de gran importancia mundial Wiston Churchil y Onassis, que
hicieron crucero desde Mónaco, en su yate "Christina". Fueron
recibidos por don Isidoro Luz en el Lido de San Telmo, donde almorzaron y que
por cierto Onassis dio al camarero una propina de 1.000 Ptas., importante
cantidad en aquella época.
Se me hace luengo seguir reproduciendo el impresionante relato para mí
totalmente inédito de don Antonio Ascanio Monteverde, solo expongo la anterior
etapa a la declaración turística y las primicias del asiento de la
Ciudad turística del Puerto de la Cruz, es decir lo que era antes del
recordado boom turístico y los primeros acontecimientos ya como ciudad pionera
del turismo en Canarias, espero que este inédito libro de don Antonio
Ascanio (una formidable persona de nuestra villa, y un gran promotor turístico
del Puerto de la Cruz) vea la luz lo antes posible. Puesto que a las
futuras generaciones le viene muy apropiada, como por ejemplo el conocer
la historia de este pueblo ranillero y portuense, y que esto sea la
reconversión total de la ciudad para que vuelva al esplendor de antaño.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABREU
PROFESOR MERCANTIL
Hola he comprado una casa en la orotava en la calle Tomas Zerolo ypropiedad de los Ascanio y me gustaría saber mas gracias
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