viernes, 15 de septiembre de 2017

EN SEPTIEMBRE LA CRUZ SANTA HUELE A MOSTO



Fotografía familiar de González de Chaves  - Estrada y Díaz de la familia de mi mujer Antonia María González de Chaves y Díaz (primera en la izquierda).

Comienza los preparativos para las fiestas de Septiembre en honor de Nuestra Señora de la Merced, en el populoso barrio de La Cruz Santa de la Villa de Los Realejos. Lugar que lleva el nombre de una Cruz, tal como nos cuenta la leyenda. La Cruz se le apareció a un jinete que cabalgaba cerca del barranco conocido por La Raya, la alzó con sus manos al Cielo después de que su caballo se aterrorizara, exclamando, esta es la Cruz Santa.
La Cruz Santa está popularizada por sus famosos vinos y caldos blancos, desde el comienzo del ultimo mes veraniego, las uvas  recién recogidas son prensadas para que liberen su aromático zumo, conocido por mosto, muy oloroso que es rico en azúcares fermentables. Las levaduras transportadas por el aire, provocan la fermentación de éste. Tanto es así que paseando por la histórica y espléndida calle Real el aroma a mosto es impresionante. Para ello los crusanteros como cariñosamente se le suelen llamar, utilizan los principales productos de la fermentación: alcohol etílico y dióxido de carbono. Naturalmente la fermentación se interrumpe normalmente cuando todos los azúcares fermentables han sido transformados en alcohol y dióxido de carbono, o cuando la concentración del primero supera la tolerancia de las levaduras. Las uvas blancas de la Cruz Santa se prensan inmediatamente después de su vendimia y el acodiciado jugo se separa de la piel antes de la fermentación para obtener el famoso vino blanco. En especial la temperatura de fermentación, es una variable importante. La mayoría de los vinos se fermentan en frío empleando algún tipo de refrigeración para preservar su frescura y su aroma. Se cree que las temperaturas óptimas de fermentación se encuentran entre los 9 y los 18 °C en el caso de los vinos blancos del filántropo barrio norteño de La Cruz Santa. La clarificación de los fragantes mostos de La Cruz Santa, siempre y a lo largo de muchísimos años se logra evidentemente por mecanismos físicos como la aplicación de la fuerza concéntrica, así como por efecto de la gravedad.
Los crusanteros que han vivido tiempos difíciles, muchos de ellos tuvieron que emigrar para buscar el deseado pan de cada día primero a Cuba y después a Venezuela, han estado años salvaguardando sus caldos en sus propias y familiar bodegas, pero en la actualidad muchos de ellos han logrado proteger su calidad, creando un régimen de protección basado en las denominaciones de origen. Sin embargo los crusanteros a pesar de pasar años de penurias, y la emigración a la Perla del Caribe donde crearon grandes industrias azucareras y tabaqueras. Tienen flamante devoción y advocación a nuestra Señora de la Merced, imagen de vestir que procesionan en una andas de plata repujada del siglo XVIII donada por Juan Castillo. Venerada en la parroquia de la Santa Cruz como patrona de todos los crusanteros. La bellísima tradición de la Merced que tiene su punto de origen en Cataluña, concretamente en Barcelona, que dio asunto al artista Zubarán para su famoso cuadro “Aparición de la Virgen  en el coro del convento de Barcelona”, la describe fray Alonso Remón , en su historia general de la Orden de Nuestra Señora de la Merced.
La Merced hace presencia en la Cruz Santa, a través de viejas calles, como la Real, al pie de su templo parroquial, templo dorado por los soles de los siglos, en que puede uno ir soñando en un pueblo celestial, colgado para siempre de las estrellas. En su exterior, evidentemente en un pequeño rincón, existen varias tertulias espirituales  de recordadas personalidades: Don Miguel Cedrés Borges, ex - alcalde del Realejo de Arriba; Don Germán González Yanes, procurador de tribunales;  Don Alfonso González Luque, literato; Dª. María González Hernández, madrina del equipo de fútbol año 1.934; Don Antonio Gorrín Alonso, jefe de la policía del Realejo Arriba: Don Manuel González Yanes, farmacéutico; Don Narciso Rodríguez Luis, capitán de caballería; Don Alejandro González Yanes, fallecido en la capital del reino cuando terminaba su carrera; Don Domingo Luis Estrada, recién fallecido maestro nacional y ex - alcalde de los Realejos; Don Lorenzo Hernández Morales, exportador - importador; los hermanos Don José y Don Domingo González Hernández; y Doña Natividad González Estrada, madrina del grupo de los Exploradores de la Cruz Santa año 1.928. Allá en la primavera, cuando brota en ellas el plumoncillo de las hojas nuevas, nos da la sensación de que el tiempo se detiene y remansa en la eternidad, de un pasado que es a la vez un porvenir, de una puesta de sol que se confunde con el alba de todos los días.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU

PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario